El presidente Alberto Fernández analizaba, en el mediodía de este jueves, si acepta las renuncias puestas a su disposición por el ala K del gabinete. El caso más relevante es del ministro del Interior, Eduardo de Pedro, el kirchnerista de mayor peso en el equipo presidencial. Frente a las versiones sobre la confirmación de su salida, la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, salió al Patio de las Palmeras para asegurar que ninguna dimisión había sido aceptada, hasta ese momento, por el jefe de Estado. El expediente Wado es clave: si Fernández decidiera dejarlo ir, estaría dando un golpe en la mesa que pondría a La Cámpora afuera del Gobierno. ¿Tendría retorno entonces la ruptura?
La crisis de la coalición de gobierno, parida por la derrota del domingo en las PASO y desatada a partir de la decisión de la vicepresidenta Cristina Kirchner de mandar a su tropa de funcionarios y funcionarias a "poner a disposición del Presidente" sus dimisiones, escala hasta niveles insospechados y acerca más a la alianza peronista a una fractura de consecuencias incalculables.
De Pedro es el delegado de CFK de mayor envergadura política en el gabinete de Alberto Fernández y es, además, el referente kirchnerista que construyó el vínculo más cercano al mandatario. Era, en cierto punto, un puente entre el Presidente y la vice.
Por tanto, que haya sido De Pedro el lancero de la vice en esta guerra interna da cuenta de la gravedad del cortocircuito: De Pedro encabezó la avanzada renunciante pero también fue, como reveló Letra P, el mensajero que llevó el ultimátum al ala albertista de Balcarce 50. "Cambia Alberto o cambiamos nosotros" es la frase que se le adjudica al exministro del Interior.