El ministro de Economía, Martín Guzmán, volverá a embarcarse este miércoles rumbo a Europa. Lo espera Venecia, la sede de la reunión de ministros de Finanzas y banqueros centrales del G-20. Su agenda incluye reuniones técnicas con la misión del Fondo Monetario Internacional, en las que espera lograr avances concretos. Y buscará el mano a mano que se le viene negando desde comienzos de año con la secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, Janet Yellen.
Guzmán y Yellen coincidirán por primera vez en tiempo y espacio desde que la expresidenta de la Reserva Federal asumió como funcionaria de Joe Biden. El ministro había viajado a Washington en la semana del 20 de marzo, pero en ese entonces no consiguió ser recibido por la secretaria del Tesoro. Luego, el 14 de mayo, Yellen participó por videoconferencia de la cumbre sobre la arquitectura financiera global "Soñando con un mejor reinicio" que organizó el Vaticano del papa Francisco, en momentos en que el ministro acompañaba al presidente Alberto Fernández por Europa. El enviado de Estados Unidos fue John Kerry, asesor de Biden en materia climática con el que el Gobierno intentó un acercamiento a través de una propuesta de cláusulas ambientales en los acuerdos de deuda. Un mes después, el 15 de junio, llegó el zoom con el subsecretario de Hacienda de Estados Unidos, Wally Adeyemo, que difundió el gobierno estadounidense. "Un marco sólido de política económica para Argentina que brinde una visión para el crecimiento del empleo en el sector privado tendría el apoyo de Estados Unidos y la comunidad internacional", dijo Adeyemo en un comunicado que fue interpretado de manera positiva por el Gobierno y como la exigencia de un plan sostenible en la comunidad inversora.
Atravesados estos anillos de confianza, el Gobierno no confirma la reunión bilateral entre Guzmán y Yellen. Pero el ámbito del G-20 es propicio para esos encuentros de 20 o 40 minutos, entre un plenario y otro. Los trabajos diplomáticos están ocurriendo, supo Letra P de fuentes oficiales, y podrían coronarse con el ansiado apretón de manos o choque de puños. En tanto, no está confirmado que el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, viaje al plenario del ministros y banqueros centrales.
La agenda del G-20 comienza el jueves, pero tendrá sus jornadas calientes el viernes y el sábado. El domingo, Guzmán y Yellen permanecerán en Venecia para una cumbre sobre cambio climático. De allí, Yellen partirá a Bélgica, según informó el Tesoro de manera oficial. Ningún gobierno publicó por ahora su agenda de encuentros bilaterales.
El equipo de Guzmán está convencido de que los encuentros cara a cara son necesarios para lograr los consensos que buscan para reestructurar tanto la deuda con el FMI como con el Club de París. Destacan que los viajes del ministro a Europa ayudaron a destrabar la prórroga de tiempo con los países acreedores hasta que el país cierre el acuerdo con el Fondo. El intercambio de cartas, sin embargo, dejó en claro que el Club de París no dará un paso extra sin el nuevo programa con el Fondo y que el costo de haber renegociado la deuda sin el FMI en 2014 fue elevado: el 9 por ciento anual de tasa de interés que se comprometió a pagar el entonces ministro de Economía Axel Kicillof, como recordó Guzmán en la carta oficial que difundió la semana pasada. Recortar esos cargos será parte de la negociación.
Para eso, el primer paso es el Fondo. Con reuniones técnicas permanentes vía zoom, los avances concretos se detuvieron meses atrás y el FMI sugirió que la pelota estaba del lado argentino. Con el Gobierno en modo campaña, Guzmán espera traer algún avance concreto que permita reinstalar en la agenda la inminencia de un acuerdo que permita, entre otras cosas, no tener que usar los U$S4300 millones en Derechos Especiales de Giro (DEG) que recibirá Argentina para saldar los dos vencimientos de capital que corren a partir de septiembre. Las discusiones por las sobretasas que cobra el Fondo seguirán en la mesa global, pero pierden relevancia en el pica-pica con la subdirectora para el Hemisferio Occidental Julie Kozack y su equipo.
“Vamos a tener reuniones técnicas con el FMI para poder resolver el enorme problema que las políticas de Juntos por el Cambio le generaron a Argentina con un préstamo histórico de 45.000 millones de dólares desembolsados. Lo que hace es generarnos una carga de deuda insostenible que tenemos que resolver para contar con las capacidades que se requieren para las políticas públicas para el desarrollo”, dijo Guzmán este martes durante un acto de entrega a la Armada Argentina del Buque Corbeta “Ara Robinson”, reparado con dinero del Fondo Nacional de la Defensa (FONDEF). Con el dedo señalando a la oposición, el ministro también se pone en modo electoral.