LA DEUDA

Guzmán cerró su gira sin pegar las figuritas difíciles en el álbum del FMI

Volvió sin novedades en los ríspidos frentes fiscal y monetario. Todo indica que la renegociación quedará para después de las urnas y habrá que pagar con DEGs.

El ministro de Economía, Martín Guzmán, vuelve de Venecia con señales políticas alineadas a los reclamos para que el Fondo Monetario Internacional (FMI) baje los sobrecargos que cobra por sus préstamos y, en menor medida, con la redistribución de los Derechos Especiales de Giro (DEG) que los países desarrollados recibirán en mayor cuantía y que podrán "donar" a los de menos recursos. No queda claro si Argentina califica como país "vulnerable" y pasible de obtener dólares adicionales, pero hay margen para seguir negociando. En paralelo, el mano a mano técnico con el FMI pasó con escasos avances, con el primer vencimiento de capital, de septiembre, ya en el radar.

 

Las reuniones con la subdirectora para el Hemisferio Occidental del Fondo, Julie Kozack, y el jefe de la misión, Luis Cubeddu, dejaron poco que comunicar. "Las reuniones de los equipos técnicos arrojaron avances y entendimientos en temas clave del programa económico del Gobierno con el que se busca apuntalar la recuperación económica con creación de trabajo, crecimiento con agregación de valor y estabilidad macroeconómica duradera", indicó el Ministerio de Economía. "Se lograron avances concretos en entendimientos en cuanto a políticas para el desarrollo del mercado de capitales doméstico, la administración tributaria y el desarrollo de sectores generadores de divisas". Palabras más o menos, el Fondo contó lo mismo: "Las discusiones se centraron en políticas para fortalecer la recuperación, la estabilidad económica y la creación de empleo. En particular, se avanzó en la identificación de opciones de políticas para desarrollar el mercado de capitales doméstico, movilizar el ingreso doméstico y fortalecer la resiliencia externa de Argentina", indicó el organismo.

 

Traducido: luego de cuatro días de reuniones, del 8 al 12, el Fondo y el Gobierno pudieron contar acuerdos sobre tópicos poco ríspidos, en los que no existen desavenencias: crecer, crear empleo, recaudar y exportar más. La ambición compartida de desarrollar el mercado de capitales que permita movilizar el ingreso doméstico puede interpretarse como un aval al cepo cambiario, pero tampoco había conflictos en este punto. Kozack, vale recordar, patrocinó el programa del FMI con Islandia que tenía estrictos controles de capitales.

 

Ninguno de los comunicados mencionó los temas más calientes: el ritmo de disminución del déficit fiscal y qué porción de su financiación será con emisión monetaria. En ese sentido, Guzmán nunca terminó de presentar el programa de metas plurianuales hacia el equilibrio que trazaba desde fines de año pasado. Y debe lidiar con una carga pesada: contrasta el ajuste en el pago de salarios, jubilaciones y asignaciones con los recursos que van a subsidiar la energía y que representarán a fin de año dos puntos porcentuales del PBI. Tampoco hubo mención a las políticas para controlar la inflación, como sí ocurrió en Washington, allá por marzo, cuando Kozack y Cubeddu escribieron: "Hubo acuerdo en que la inflación es un fenómeno multicausal y que reducirla requiere políticas macroeconómicas consistentes y esfuerzos de coordinación para ayudar a anclar las expectativas de inflación".

 

Una interpretación optimista que partió de oficinas oficiales es que el Fondo no quiere presionar a Argentina y está dispuesto dilatar el acuerdo hasta que pasen las elecciones. El FMI atraviesa su propio periodo de auditorías sobre el préstamo de U$S45.000 millones que le giró a la administración de Mauricio Macri y de cómo falló ese programa. De todos modos, el tiempo corre. El Estado debe saldar U$S 3.800 millones entre septiembre y noviembre. Contará con los DEG adicionales (unos U$S 4.500 millones), pero serán recursos que no fortalecerán reservas. El acuerdo con el Fondo también debe pasar por el Congreso, algo difícil en temporada electoral. Guzmán no descarta un acuerdo durante la campaña electoral que permita pagar U$S1800 en septiembre y refinanciar con el nuevo programa el segundo vencimiento. Pero, con la campaña, los tiempos legislativos son cortos.

 

El G20 le dio algunas alegrías a Guzmán. Consiguió su reunión con la secretaria del Tesoro, Janet Yellen. Hubo gestos amistosos, pero Estados Unidos no comunicó detalles del encuentro, como había ocurrido con la llamada telefónica entre el ministro y el subsecretario de Hacienda estadounidense Wally Adeyemo. En ese entonces, la administración de Joe Biden se mostró dispuesta a apoyar un "un marco sólido de política económica".

 

El comunicado de los ministros dejó como grata sorpresa el pedido del G20 al FMI de que revise los sobrecargos por los que tanto reclama Guzmán. También abrió la posibilidad a que los países grandes donen sus DEG extra a los "vulnerables". Queda por ver si Argentina entra en ese grupo o si, como sugieren las potencias, el fideicomiso que se piensa tendrá como destino a los países de menos recursos.

 

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