Aunque la pelea entre el gobierno porteño y la Casa Rosada por las clases presenciales alimentó la posibilidad de cortar todos los puentes, Juntos por el Cambio habilitó en el Congreso la discusión para postergar las primarias. Impuso condiciones que todavía no tienen una respuesta oficial, pero mientras definen la fecha de votación comienza otra etapa, donde la Ciudad y la provincia de Buenos Aires aparecen como los dos distritos que transforman a las PASO en un requisito ineludible para ordenar sus internas. Tal necesidad es la última frontera de tolerancia que tendrá la coalición opositora en la negociación que se avecina.
La prueba es la cláusula que quieren incluir en el proyecto que les presentó el ministro del Interior, Eduardo de Pedro. JxC está dispuesto a acompañar la postergación de las primarias, pero siempre y cuando el Gobierno se comprometa a no meter una suspensión por la ventana ante la eventual posibilidad de que el pico de contagios no baje y la estrategia de alejar las primarias del invierno no sean un recaudo suficiente.
En el Frente de Todos no dieron precisiones sobre cuál será la respuesta al pedido, pero el sector que está a favor de la suspensión cree que JxC reaccionó de ese modo "porque sabe que hay 137 votos" para aprobar la iniciativa que presentó el tucumano Pablo Yedlin para suprimirlas por razones sanitarias y económicas. El proyecto cuenta con el respaldo de una decena de gobernadores y gobernadoras reunidos en el grupo autodenominado "del Norte Grande". También suma el apoyo del titular de la Cámara baja, Sergio Massa, pero la negativa del titular del bloque oficialista, Máximo Kirchner.
El texto que propone JxC es una cláusula que impida que esa ley pueda ser "modificada ni derogada durante el año calendario en curso". Esgrimen que "regula un derecho subjetivo de los partidos políticos a elegir sus candidatos", como una forma de dejar en claro que no están dispuestos a aceptar ninguna cancelación de las primarias.
Es el reflejo de la necesidad de la alianza opositora para ordenar la convivencia de sus socios en los distritos más calientes, por fuera de Buenos Aires, donde emergen al menos cuatro competidores, y de la Ciudad, donde el alcalde Horacio Rodríguez Larreta transita otro momento de su vínculo con la jefa del PRO, Patricia Bullrich, a partir de los tironeos con la Nación. Ambos son competidores en ciernes por la candidatura presidencial del macrismo en 2023, pero en estos días se encaminan a poner una eventual interna en segundo plano ante la necesidad de cerrar filas en la tensión que alimentan con el Gobierno.
A ese panorama se suma Córdoba, donde el radicalismo viene de resolver la jefatura del partido con una lista de unidad entre dos añejos contendientes como Mario Negri y Ramón Mestre, pero la definición de las candidaturas nacionales requerirá la utilización de las primarias, ante el macrismo que busca mantener su presencia y ampliarla en el territorio donde el expresidente Mauricio Macri superó el 61% de los votos en 2019. Las PASO le servirán al PRO para reclamar la propiedad de los votos en la tierra que gobierna el peronista Juan Schiaretti, frente a una UCR que apunta a reforzar sus posiciones con el objetivo de tener un candidato a presidente que dispute la cabeza de lista de JxC, una posibilidad que Rodríguez Larreta mira de reojo y desdén desde Buenos Aires.
Las definiciones electorales que aparecen en el horizonte acelerarán las negociaciones en los próximos meses, en un escenario epidemiológico signado por una posible multiplicación de los contagios frente a un sistema sanitario al borde del colapso. En ese contexto arrancará el tratamiento del proyecto que presentó el Ejecutivo. La primera escala será el próximo viernes con un plenario conjunto de las comisiones de Asuntos Constitucionales y Legislación General, con la posible presencia del ministro De Pedro para exponer el avance del cronograma de licitaciones que ya está en marcha.
Una fuente del oficialismo confió a Letra P que también participarán en otra sesión plenaria distintos gobernadores y gobernadoras para plantear sus puntos de vista. Los norteños volverán a la carga con la iniciativa de suprimirlas con la certeza de que cuentan con los votos suficientes para lograr esa medida sin el respaldo de JxC.
Ese punto de la agenda que se viene alimenta las peores sospechas en el conglomerado opositor. "Si el Gobierno quiere avanzar sin nosotros, es un suicidio político", advirtieron desde el interbloque de JxC, aunque saben que la Casa Rosada no quiere que el debate se embarre e implique un cambio del cronograma en medio de un escándalo.