Tres son las corrientes del socialismo que, a esta hora, se enfrentarán en elecciones internas para reemplazar al presidente nacional del partido, Antonio Bonfatti. El cierre de listas es el lunes 8 de febrero y Mónica Fein, avalada por el exgobernador Miguel Lifschitz, el exdiputado provincial santafesino Eduardo Di Pollina y el legislador porteño Roy Cortina están en la línea de largada. Pero falta que mueva Bonfatti, quien pidió unidad, pero no descarta presentar una cuarta nómina.
Siempre prolijo, cuidadoso de ventilar su interna, el socialismo encara hoy un proceso donde las diferencias son imposibles de contener puertas adentro. La decisión de Lifschitz de apostar en 2019 a Roberto Lavagna y las derrotas en las elecciones a gobernador en Santa Fe y a intendente de Rosario pusieron al partido en una situación de enorme tirantez.
En Santa Fe, donde la experiencia gobernó durante doce años, el PS está partido en tres. Una pata es de Lifschitz, otra de Bonfatti a través de Fuerza del Territorio y una última de Bases, agrupación que lideran Di Pollina y la diputada Claudia Balagué. La conducción actual en la provincia la ejerce el diputado nacional Enrique Estévez, aliado del presidente de la Cámara de Diputados provincial.
Con el horizonte en el cierre de listas, Fuerza del Territorio primereó un comunicado, con la firma de Bonfatti, en el cual exhortó a la unidad. Sin embargo, Fein lanzó su candidatura días después en un hotel porteño. Acompañada de intendentes, legisladores y concejales convocó al armado de “una alternativa progresista, de izquierda democrática”.
Horas después se lanzó Di Pollina, el opositor más férreo a Lifschitz. El exdiputado no se subió al tren Lavagna y llamó en 2019 a votar por el peronista Alberto Fernández, con quien se reunió en un par de ocasiones. Sus detractores aseguran que quiere convertir al socialismo en un aliado del Frente de Todos.
Cortina la mira desde lejos. Sin relación con los y las santafesinas, le dijo a Letra P que apuesta a la construcción de un “pluralismo federal” y niega que le vaya a entregar el partido al jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, con quien entabló una alianza en su distrito.
“Ante la ausencia de un espacio centro izquierda, hicimos un acuerdo con una gestión que tiene un balance ampliamente positivo, desmiento absolutamente que vayamos a entregarle el partido al macrismo”, confió el legislador porteño, para quien la dirigencia santafesina llevó al “fracaso” al PS. “No quiero que me arríe una supremacía moral que saca cada vez menos votos, que da lástima en la Cámara y hoy es una ensalada de frutas, no una socialdemocracia como debería”, cerró.
Bonfatti puede resolver el intríngulis con un movimiento. Cercanos a Lifschitz esperan que acuerde con su sector. A la vez, desde Fuerza del Territorio le confiaron a Letra P que no están en desacuerdo con apoyar a Fein, pero piden a la vez por la candidatura del exministro de Gobierno Rubén Galassi en el partido de la rosa provincial.
El bonfattismo apuesta a la conformación de “mesas heterogéneas”, un sinónimo del yeite de “unidad en la diversidad” que creó el PJ santafesino. Di Pollina es el más áspero para alcanzar una unidad provincial para enfrentar a Cortina. Pero los sectores de Lifschitz y Bonfatti mantienen reuniones para entablar un acuerdo. Si no lo alcanzan, no hay que descartar que sean cuatro las listas a enfrentarse el 18 de abril. “Espero que nadie empuje a que esa sea la salida”, pide un Bonfatti boy.