SPUTNIK VIP

Guerra sucia en el subsuelo del PRO

La celeridad de la dupla Lijo-Stornelli preocupa al larretismo y confirma la caída del escudo protector. El fuego amigo de Bullrich y el apoyo virtual de Macri.

"No me parece que sea un error", soltó Patricia Bullrich ante los micrófonos de La Nación + para refutar al ministro de Salud de la Ciudad, Fernán Quirós, que, luego de condenar el vacunatorio VIP de la cartera sanitaria nacional, calificó al escándalo de esa manera. Del otro lado de la pantalla, la mesa chica de Horacio Rodríguez Larreta escuchaba atentamente a la presidenta del PRO y vivía nuevamente una escena que se repite en loop: cuestionamientos, mezclados con fuego amigo, a los posicionamientos del jefe de Gobierno porteño y su tropa ante un tema nacional que los halcones de Juntos por el Cambio (JxC) buscan explotar. Es la historia que se repitió semana a semana en 2020, en la etapa previa y durante la pandemia por coronavirus. Al mismo tiempo, el larretismo devoraba los ríos de tinta en diarios y portales sobre la denuncia en torno al sistema de vacunación porteño y su "privatización", como lo bautizó el kirchnerismo.

 

El larretismo sostiene que la situación es un "calco" de lo acontecido con la compra de barbijos que sacudió los cimientos del alcalde PRO y fue la primera bala que perforó el escudo protector de Rodríguez Larreta, ya sin Mauricio Macri en la Nación ni María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires. El escándalo de los precios inflados en la compra de barbijos, que terminó con una renuncia en la Jefatura de Gabinete, se conoció horas después de un proceso similar en la compra de alimentos en el Ministerio de Desarrollo Social. En el marco de ese arco narrativo, el oficialismo porteño sostiene que la demanda por "privatizar" la vacunación en la Ciudad es para contrarrestar e "igualar" el escándalo de la entrega de vacunas, sin turno y por acomodo, a funcionarios nacionales, legisladores y empresarios. Ambos eventos los analizan bajo la misma óptica: una respuesta automática de la Casa Rosada y sus puentes judiciales.

 

Sin embargo, la denuncia de la abogada Natalia Salvo sobre los convenios suscriptos entre la Ciudad y las clínicas privadas y las obras sociales tomó impulso gracias al fiscal Carlos Stornelli y el juez Ariel Lijo, ambos destacados miembros de la familia judicial de Comodoro Py con vínculos profusos con el PRO. El procedimiento es normal y jurídicamente lógico porque la decisión del fiscal, ante la demanda impuesta, fue imputar a Rodríguez Larreta y Quirós, al tiempo que libró un requerimiento en las oficinas administrativas del Ministerio de Salud porteño; un movimiento automático que no puede sorprender al PRO, pero que de todas maneras encendió la luz de alarma.

 

"La medida ordenada por el Juzgado no es un allanamiento, sino una orden de presentación, lo que implica que no se utiliza la fuerza pública sino que la información es brindada voluntariamente", explicaron fuentes gubernamentales. Fiel a su libreto, Rodríguez Larreta no responderá públicamente y aspira a Quirós para diluir el cortocircuito. En paralelo, pone a disposición su equipo para dar explicaciones y bajar la espuma del conflicto: el viernes, el ministro de Salud porteño recibirá en su despacho a la titular del PAMI, Luana Volnovich, que pidió detalles sobre la entrega de vacunas Sputnik V a clínicas privadas y este jueves confirmó el encuentro durante una entrevista con A24.

 

En el larretismo hay visiones encontradas en torno a la celeridad del dueto Stornelli-Lijo. Hay quienes sostienen que el procedimiento es el habitual y hasta velan por un "gesto" de Stornelli para adueñarse de la causa y efectivizar un control de daños, mientras que los apocalípticos sostienen que la dupla judicial busca "distender" el vínculo con la coalición opositora y por eso dio curso a la demanda fogoneada por el kirchnerismo. Análisis de la primera hora de una nueva guerra en el subsuelo judicial y político. Mientras tanto, Rodríguez Larreta seguirá en silencio y elige a Quirós como vocero; a la sazón, el funcionario que lidera las encuestas que miden imagen positiva en la Ciudad y al que busca presentar como "el modelo opuesto" a Ginés González García.

 

La dupla judicial que complica a Larreta y la conexión de ambos funcionarios judiciales con la gestión de Mauricio Macri es conocida y harto reproducida por el kirchnerismo. Ese antecedente abre el paraguas para más de un amante de las teorías conspirativas y se dispara la incógnita sobre el rol del expresidente. El entorno del titular de la Fundación FIFA niega cualquier vínculo. En el PRO porteño coinciden y aseguran que la interna opositora no llegó (aún) a ese nivel. En la interna amarilla el tema escaló tan alto que el propio Macri salió a respaldar a Rodríguez Larreta, para apagar cualquier foco de tormenta o interpretación.

 

El requerimiento de Stornelli autorizado por Lijo se produjo al mismo momento en que JxC daba su primer posicionamiento público y conjunto ante el vacunatorio VIP. La cúpula de la coalición opositora no se refirió al tema ni hizo alusión a la imputación a Rodríguez Larreta, ni en defensa del jefe porteño ni en rechazo del accionar judicial. Caída la tarde del miércoles, fuentes parlamentarias de la UCR aseguraron que, como manda la República, "la Justicia debe investigar". Dilemas de la convivencia.

 

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