El antecedente público inmediato del exvicegobernador de Neuquén Rolando Figueroa fue la cruda interna en el poder contra su compañero de fórmula en 2015, el gobernador Omar Gutiérrez. Aquella jugada le significó un paso al costado de los cargos institucionales y anticiparon lo que venía: el llano. Ese lugar, que tantas veces enalteció luego de la derrota partidaria, es el camino que transita ahora para aspirar a construir una alternativa de gobierno en 2023 dentro del Movimiento Popular Neuquino (MPN). Con desencantados de su partido y otros espacios opositores, teje con paciencia para encontrar el momento de la vuelta.
Su aparición en medios regionales a fines de 2020 marcaron el primer paso de un retorno que alteró la arena política en un momento especial del partido. Gutiérrez empieza a transitar los últimos años de gestión, sin posibilidad de reelección, y el oficialismo provincial necesita una figura importante para pensar a futuro. Figueroa ratifica a cada instante que es “un hombre del MPN”, pero reclama apertura para aquellos que se fueron por la ausencia de voces disidentes. “Voces disonantes para un partido fuerte”, repite a Letra P como un slogan, en coincidencia con su reaparición cuando habló de su fanatismo por “el MPN original”.
El concepto original no es más que la neuquinidad pregonada por un partido que institucionalizó el peronismo sin Perón en la provincia y que sobrevive hace casi seis décadas en el poder.
La dispersión opositora con la muerte del radical cambiemista Horacio “Pechi” Quiroga, la difícil tarea del peronista Darío Martínez de pilotear la secretaría de Energía con un PJ neuquino golpeado, y la nula existencia de cuadros de notable trayectoria en el MPN, esperanzan a Figueroa. “Sobre todas las cosas, debemos escucharnos, no es el momento de confrontar”, insiste.
En retrospectiva, busca enterrar la discusión que gestó como vicegobernador. Por aquellos días, en el mandato de Mauricio Macri, Gutiérrez construyó una excelente relación con la Casa Rosada y Figueroa se mostraba distante al participar de encuentros organizados por el kirchnerismo. El ejemplo más importante de su distanciamiento se produjo en una cumbre organizada por Martín Soria en San Carlos de Bariloche, donde asistieron dirigentes patagónicos de La Pampa a Tierra del Fuego, como el actual presidente de YPF Pablo González.
Así el vice sumaba críticas para Gutiérrez y el rionegrino Alberto Weretilneck por no armar un bloque contra los aumentos tarifarios y el ajuste que se aplicaban específicamente en la región austral. Su amigo Mariano Arcioni, con quien compartió el Liceo Militar General Roca en Comodoro Rivadavia, se había puesto a la cabeza para conformar el grupo que nunca se oficializó. Las vueltas de la política hicieron que esta semana, en un nuevo mapa nacional, el gobernador del MPN fuera quien impulsara el bloque de gobernadoras y gobernadores.
Por fuera de las fronteras patagónicas, Figueroa afianza la comunicación con dirigentes del gobierno nacional. “Dialogo con dirigentes de visión federal”, describe ante el llamado de este medio. La apertura se da en un sector del Frente de Todos. En Neuquén, como explicó Letra P, Jorge Sapag es el que afina el contacto con el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, mientras el resto de la familia Sapag busca retener la única banca que le queda al MPN en el Congreso.
Reconstrucción
“Reconstruir la neuquinidad, ese Neuquén del que estábamos todos orgullosos. Ese que tenía la mejor asistencia social, federalismo pleno, educación igualitaria”, relata. Convencido de que “no es momento de llevar adelante ningún tipo de disputa”, busca trazar el rumbo a 2023. “Nosotros estamos convocando a mujeres y hombres situados en cómo dejamos la provincia en 2030. Es eso a lo que debemos apuntar, al futuro. La base es la bandera de Neuquén”, repite.
Diálogo y más diálogo, como el que mantiene con diferentes actores de la política doméstica dentro y fuera de su partido, es la promesa.