La multiplicidad de ofertas electorales (cuatro) que presentó el Frente de Todos en Pergamino en las PASO de 2019 bien puede funcionar como caso testigo de las dificultades que se generan en el llano de la oposición local al momento de identificar un liderazgo que aglutine. Más aún, si el llano sobre el cual construir se emplaza en un bastión sojero por excelencia que ha exhibido una deliberada inclinación hacia el voto amarillo. “Estamos lejos de un liderazgo como el de Alcides Sequeiro”, se lamenta un veterano pero activo armador peronista para aludir, melancólico, al caudillaje del único intendente que tuvo su espacio desde el retorno de la democracia y que gobernó tres periodos, hasta 1999. Antes y después, todo UCR y PRO.
Desde el kirchnerismo, pasando por el peronismo tradicional hasta incluso el massismo, el paisaje intestino del FdT pergaminense ilustra un largo fondo de tensiones y aspiraciones en pugna que, en algunos casos, se dan dentro de las propias líneas internas. En algo coinciden todas las voces abordadas en distintos rincones: no se avizora a simple vista una cabeza ordenadora que se erija hacia 2023, con escala en 2021. Y el antecedente reciente de PASO tampoco ayuda demasiado a despejar el panorama, cuando entre la lista ganadora de la interna y la que se ubicó en cuarto lugar solo hubo 2.000 votos de distancia. Aspirantes sobran.
Uno de los sectores identificables es el que se impuso en la interna de 2019, que se referencia en el matrimonio compuesto por la excandidata a la Intendencia y actual titular de ANSES Eugenia Ball Lima y Lisandro Bormioli, exconcejal y, desde la asunción de Andrés Larroque en el gabinete bonaerense, diputado nacional en reemplazo del hoy ministro provincial. Con su origen en Kolina, Bormioli fue presidente del bloque del FdT local hasta su mudanza al Congreso. En el Concejo, quedaron ediles que reportan a su espacio, como Guillermo Aiello y el dirigente de SMATA Héctor Cattáneo.
El salto a la Cámara baja nacional es, para Bormioli, una credencial para perfilar a su sector al frente en la discusión distrital interna. De hecho, el legislador ya se muestra en recorridas territoriales y seccionales de funcionarios del gabinete nacional y bonaerense.
En el tablero de expresiones del pankirchnerismo local, se identifica como una competencia de Bormioli a José Agudo, actual director del Hospital Interzonal San José y exprecandidato a la Intendencia que quedó a solo 800 votos de Ball Lima.
Agudo y Bormioli son viejos conocidos. Se desempeñaron como funcionarios del Ministerio de Desarrollo Social en tiempos de Alicia Kirchner. Las rispideces salieron a flote en 2017, cuando la jefatura del bloque fue para Bormioli, lo que provocó el portazo de Agudo. Ahora, cada cual construye por su lado.
Referenciado en Nicolás Kreplak, en el peronismo pergaminense identifican en el lazo político con el viceministro de Salud la razón central por la que Agudo, un abogado, sea directivo asociado de un nosocomio del tenor del San José, junto a otros dos letrados que, cerca del PJ local, también encasillan como designaciones políticas. “Hay otros lugares para pagarle a la militancia, no esos”, machaca un dirigente del pejotismo que denuncia - off the record- un mal funcionamiento de entes nacionales y provinciales en el distrito a cargo de funcionarios ligados al camporismo y afines, lo cual –estima- genera un caldo de cultivo en la clase media pergaminense que atenta contras las aspiraciones peronistas de seducir a ese segmento de la sociedad para, así, “salir de la barrera del 30-32%”.
En sectores del peronismo tradicional molesta que nombramientos nacionales y provinciales en la comuna sean digitados por “padrinos de afuera”. Así, ni siquiera cargan las tintas sobre referentes pergaminenses del camporismo, como puede ser el titular local del IOMA, Nicolás Cabrera, sino contra las “designaciones orientadas” por el referente seccional de “La Orga”, el senador provincial oriundo de San Andrés de Giles, Facundo Ballesteros. Además de señalar deficiencias del funcionamiento cotidiano de estos organismos, recalcan fallas de comunicación que luego, dicen, son capitalizadas por la gestión PRO del intendente Javier Martínez. Como ejemplo, ilustran los flyers de la campaña de vacunación local: “No se explicó que en los locales se inscribía, no se vacunaba. Así, les das de comer a las fieras”, se queja -of the record- un dirigente de rodaje.
En ese contexto, también surgen tensos interrogantes sobre qué sucederá con el manejo del PJ local en medio de la avanzada de Máximo Kirchner hacia la presidencia del PJ bonaerense. Hoy, el partido es presidido por el exdiputado provincial Manuel Elias, quien fue en 2019 otro de los contendientes internos. La figura de Elias es cuestionada por referentes del ala kirchnerista que focalizan en la necesidad de “renovar las caras” y resaltan que el actual titular del PJ “hace más de 20 años” que es una de las referencias del peronismo local. Esa visión va en línea con la pregunta de campaña de Agudo durante la última PASO: “¿Cuánto tiempo hace que el peronismo de Pergamino tiene los mismos nombres?”
Claramente, no hay sintonía entre ambos márgenes. Cerca de la conducción del PJ local recuerdan que Agudo no era afiliado al partido, a la vez que disparan por elevación al tándem Bormioli-Ball Lima cuando deslizan que ningún concejal afiliado aporta el 5% de su salario al partido, algo que se establece por carta orgánica. Eso, cuando incluso hay ediles dentro del Consejo del PJ pergaminense (como Aiello y Cattáneo).
Abocado a la actividad privada desde que finalizó su periodo en la Legislatura, Elias no buscaría retener su cargo en el partido y haría apuestas por alguna figura joven –no camporista, claro está-, pero también dentro del partido articula otra rama con aspiraciones que van a la par de las proyecciones de su líder en ligas mayores. Se trata del espacio referenciado en el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni.
Al ser la Segunda su sección de base, Berni posa mucho interés allí. Uno de sus principales armadores seccionales es Oscar “Palito” Morales, articulador en Pergamino del Ministerio de Desarrollo Social nacional. Junto a Morales, camina en el sendero de Berni otro de los exprecandidatos de 2019: Ricardo “Riky” Ruggeri, hoy coordinador regional de PAMI. Ambos se vienen mostrando en actividades del ministro de Seguridad por la sección y trabajan en el distrito de forma articulada con gremios como el de Camioneros.
Exrandazzista, Ruggeri tuvo en su incursión de 2019 el respaldo de organizaciones sociales como el Movimiento Evita y del sector del Frente Renovador referenciado en Marita Conti, a quien cuestionan en algunos rincones del FdT por no haber dejado su banca de concejal al asumir al frente del Instituto Maiztegui. El massismo local también mostró sus fisuras de larga data, ya que la exdiputada María Ratto jugó en la nómina que encabezó Elias. Dirigentes distritales observan que persisten las fricciones en el ala renovadora.
Bajo este cuadro, en algunos rincones proponen –desde el plano simbólico- una “conducción conjunta” entre las principales referencias del FdT local y que en desembarcos como el reciente del ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, la participación no sea monopolizada por un sector. La idea es evitar que las aspiraciones cruzadas anticipen en 2021 discusiones que en 2023 pueden encontrar un panorama más nítido.