MESA DE ENLACE, NUEVO ROUND

Buscando un símbolo de paz (económica) en un pajar

Fernández recibe a los duros de la dirigencia rural con el Consejo Agroindustrial en stand by, a la espera de que baje la tensión. Ruido y mensajes confusos.

Cuando el presidente Alberto Fernández reciba este miércoles a la cúpula de la Mesa de Enlace agropecuaria, habrán pasado dos meses de la reunión del gabinete económico con el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), la representación ampliada y heterogénea con la que el Gobierno busca consensuar una hoja de ruta para promover inversiones, producir más alimentos, exportar más y generar divisas. Desde entonces, hubo en esas mesas de trabajo avances burocráticos, pero el proyecto de ley que podía colarse en las sesiones extraordinarias quedó en un intercambio de borradores que "no está para patear al arco", según una fuente empresaria. En el medio, el conflicto: la disputa entre las cerealeras y los trabajadores aceiteros por la paritaria, el cierre de exportaciones de maíz, el lock out agropecuario y la negociación, los cortes de rutas de transportistas de cargas que bloquearon el acceso a puertos y, ahora, la amenaza del Ejecutivo de subir retenciones o imponer cupos como respuesta a la suba de los precios internos.

 

Esa tensión domina la relación entre el Gobierno y el agro y es, a la vez, una foto de la complicada paz económica que el Ejecutivo busca conseguir de cara a las elecciones. La Mesa de Enlace envió el lunes una dura comunicación en la que sostuvo que el Presidente emitió "una acusación sin ningún tipo de fundamento, humillándolos, una vez más", a los productores. Firmaron las entidades "duras", como la Sociedad Rural (SRA) y Confederaciones Rurales (CRA), y también Federación Agraria (FAA) y Coninagro, el nucleamiento de cooperativas que mejor vínculo tiene con el ministro de Agricultura, Luis Basterra. Así y todo, el campo pidió una reunión y esa misma noche, Fernández se las otorgó.

 

Ninguna de las dos partes espera algo concreto del encuentro de esta tarde, el primero desde diciembre de 2019 entre el Presidente y la Mesa de Enlace. El agro llevará su pliego de reclamos. "Desde FAA acercaremos nuestra iniciativa para quitar el IVA a los alimentos de la canasta básica", dijo Carlos Achetoni, presidente de esa entidad. "Desde hace años venimos diciendo que los productores no somos formadores de precios", agregó. "Hay distancias insalvables entre el precio que nos pagan por nuestros productos y los que pagan los consumidores en las góndolas. Eso no depende de los precios internacionales, sino de desnudar a los que siempre ganan en el país. Por otro lado, también habría que modificar la altísima carga impositiva", sumó Achetoni. Jorge Chemes, de CRA, coincidió en radio Mitre: "Hay un ánimo tenso entre los productores. Las declaraciones del Presidente el fin de semana nos resultaron desafortunadas sobre todo porque hay un diagnóstico equivocado en lo que se dice".

 

Diálogo de sordos

El Gobierno, en tanto, sabe que la mesa de enlace contiene a dirigentes y productores rurales que votan a la oposición y que, en algunos casos, son cuadros políticos de la Coalición Cívica y el Pro. Es un diálogo de sordos, que Fernández parece tensar cuando responsabiliza a la producción primaria por los altos precios de los alimentos, sobre todo frescos, y cuando amenaza con subir retenciones o instaurar cupos de exportación. Del otro lado, los gestos de disputa también abundan. A último momento, Achetoni se bajó de la primera reunión del año del Consejo Federal Argentina Contra el Hambre, que encabezaron Fernández y el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, y de la que participaron otros referentes empresarios vinculados a los alimentos, como Daniel Funes de Rioja (Copal), Gustavo Idígoras (Ciara) y José Martins (Consejo Agroindustrial). Achetoni adujo motivos de agenda.

 

La estrategia de privilegiar el diálogo con el Consejo Agroindustrial (CAA) también choca con esas declaraciones y acciones del Gobierno. Las entidades que lo componen, desde las grandes cerealeras hasta las que representan a los productores rechazaron, por ejemplo, el cierre de las exportaciones de maíz. También resisten cualquier suba impositiva o cierre de exportaciones de la carne. Y encuentran contradicciones entre las declaraciones del Presidente y las de su ministro de Economía, Martín Guzmán, que repitió, el martes, en Tucumán, que "para que podamos tener estabilidad en el frente externo y no haya problemas cambiarios es necesario que crezcan la exportaciones para tener la posibilidad de una mayor generación de divisas".

 

"Es confuso", lamentó una fuente del sector empresario que integra el CAA y negocia con el Gobierno. "Un día el Presidente nos dice mezquinos y al día siguiente, que no se quiere pelear más. Parece elegir un enemigo político", sostuvo. "Esperemos que este ambiente tenso no tenga impacto en el diálogo que venimos manteniendo", agregó otro integrante del Consejo Agroindustrial.

 

Esa confusión, ese ruido, puede tener implicancias económicas. Hace tres semanas, cuando todavía quedaban esquirlas del conflicto del maíz, funcionarios del Ministerio de Agricultura se reunieron con ejecutivos de las empresas agroindustriales que cotizan en Wall Street. Lo funcionarios escucharon de ejecutivos de Cresud, Bioceres y Adecoagro cómo esas idas y vueltas impactaban en decisiones de inversión y, por lo tanto, en ventas de semillas, insumos y agroquímicos. La amenaza de subir retenciones o imponer cupos, aunque después no se concreten, incide en los ánimos del sector que puede generar esas divisas que busca Guzmán.

 

Martín Menem y Karina Milei.
Javier Milei en una exposición de maquinaria agrícola, uno de los pocos sectores industriales con expectativas

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