ECONOMÍA 2021

El primer registro de inflación anticipa un año caliente

Privados proyectan 4% y advierten sobre motores que se aceleran. Política, año electoral y presiones en Todos. Guzmán y el FMI. Meses de incertidumbre.

Todo parece indicar que los precios de los alimentos, el turismo, la nafta, los peajes y las cuotas en la educación privada aportarían a una inflación alta en enero, mientras que alivios como el reciente acuerdo sobre los de la carne recién se sentirían este mes. Así, la mayoría de las consultoras privadas proyecta una suba de la inflación de hasta el 4% en el primer mes del año, consistente con una trayectoria anual que imaginan muy sostenida, bien superior al cálculo oficial de 29% y no menor al 45%.

 

El índice de precios al consumidor en la Capital y el Gran Buenos Aires de Ecolatina(IPC GBA) "trepó 3,9% entre la primera quincena de enero y el mismo período de diciembre. Esta dinámica se explicó por algunos alimentos –carne, frutas, comidas elaboradas– y por el incremento en combustibles, seguros y servicios vinculados al mantenimiento del hogar", dijo la consultora en un informe.

 

"En consecuencia –siguió–, proyectamos que la suba de precios se ubicará en torno del 3,5% en el primer mes del año. Esto implica una mínima desaceleración respecto a diciembre 2020, pero refleja que la suba de precios persiste en niveles muy elevados (50% anualizado)".

 

Otras consultoras, en tanto, proyectan cifras mayores a la espera del veredicto del INDEC. Según EcoGo, el índice oscilaría entre 3,5% y 4%; para Orlando J. Ferreres y Asociados, entre 3,5% y 4%, y de acuerdo con Abeceb, entre 3,9% y 4,4%. MacroView, por su parte, se estira a un 5%.

 

De cumplirse el trazo grueso de esos pronósticos, el 4% que asustó en diciembre encontraría continuidad en el inicio de este año. Sin embargo, es probable que el índice se desacelere en febrero y marzo, aunque sin caer por debajo del 3%, lo que justifica que los economistas consultados por el Banco Central mes a mes para la elaboración del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) calculen un 49,8% para todo 2021.

 

Controlar la inflación, que totalizó el año pasado un 36,1% en el contexto de una recesión del orden del 10% debido a la pandemia del nuevo coronavirus, será uno de los retos más importantes para el ministro de Economía, Martín Guzmán, en el año electoral.

 

En ese sentido, la vicepresidenta Cristina Kirchner  ya dejó claro que espera un alineamiento de salarios, jubilaciones, precios y tarifas que permita recuperar el consumo popular, severamente deteriorado después de años de caída, primero en el gobierno de Mauricio Macri y luego debido a la emergencia sanitaria.

 

"De cara a las elecciones de mitad de término, el Ejecutivo intentaría desacelerar la inflación -como ocurrió en otros años impares- acotando la suba de los precios regulados (principalmente tarifas de servicios públicos), reforzando controles o acuerdos de precios y deslizando a menor ritmo el tipo de cambio oficial", indicó Ecolatina en un informe. "Así, a costa de contener precios relevantes, la inflación podría perforar 3% mensual en los meses previos a las elecciones, permitiéndoles a los salarios recuperar parte del terreno perdido", añadió.

 

Con todo, el director de esa consultora, Lorenzo Sigaut Gravina, señaló que "la inflación en 2021 cerraría en torno a 45%. Esto se corresponde con presiones cambiarias que reaparecerán en la previa electoral, aumentos tarifarios que serán impostergables al cierre del año y negociaciones paritarias que serán más dinámicas que el año pasado, en un contexto sanitario crítico pero que, a diferencia de 2020, no vendría acompañado de fuertes restricciones a la circulación/actividad".

 

De acuerdo con un informe de la consultora Analytica, "desde agosto, cuando la gran mayoría de las actividades se abrió, la inflación también regresó a niveles prepandemia". "A su vez, hay elementos nuevos, como la necesidad de actualizar tarifas y salarios ante una nominalidad más alta. Desarmar viejos y nuevos factores inflacionarios atenta contra alguno de los objetivos del Gobierno, como un tipo de cambio competitivo y una mayor reducción del déficit fiscal. Este cuadro configura para 2021 una inflación no menos de diez puntos superior a la de 2020", estimó.

 

No culpes al consumo

Ecolatina recordó que "las últimas aceleraciones inflacionarias coincidieron con períodos de caída del nivel de actividad. En consecuencia, hay que buscar sus razones más por el lado de oferta que de la demanda: los precios aumentan traccionados principalmente por el lado de los costos".

 

En ese sentido, indicó que el semicongelamiento de las tarifas de servicios públicos durante la pandemia hizo que estas crecieran en 2020 unos 20 puntos por debajo de la inflación, "un atraso que deberá corregirse, agregando presiones a la futura suba de precios".

 

Lo mismo señala respecto de bienes de consumo masivo pisados por las autoridades, que evolucionaron 15 puntos porcentuales por debajo de la inflación.

 

"La dinámica salarial también aportará presiones en la materia (…) Las actualizaciones del año pasado fueron magras y, en muchos casos, de suma fija. Por lo tanto, habrá una búsqueda de recomposición del poder adquisitivo que, posiblemente, el Poder Ejecutivo acompañará en este año electoral", anticipó.

 

Por último, Ecolatina mencionó el "motor cambiario", dado por el modo en que el dólar oficial fue creciendo a la par de los precios para evitar un atraso cambiario pernicioso en términos de comercio exterior, lo que, con todo, le fijó "un piso a la suba de precios". "Esta dinámica cambiaria (crawling peg), atada a la inflación reciente, pareciera continuar al inicio del 2021", finalizó.

 

Como reveló Letra P, el Fondo Monetario Internacional (FMI) plantea en las negociaciones en curso dudas sobre la proyección oficial de inflación del 29%, con una posible dispersión de cuatro puntos porcentuales. Eso no es menor, dado que la intención de alinear ese indicador con variables como las tarifas de servicios públicos y los ingresos de los trabajadores y los jubilados lleva a preguntarse por el ajuste que tendrán finalmente las mismas y su impacto en el déficit fiscal y los tipos de cambio paralelos.

 

La manta es corta.

 

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