Mientras esperan la publicación, este jueves, del índice de inflación de diciembre por parte del INDEC, consultoras privadas y analistas de la economía buscan desentrañar el futuro de ese indicador, acaso el más discutido del Presupuesto 2021. El Gobierno apunta a un incremento del índice de precios del 29% para todo el año –con una posible desviación de cuatro puntos porcentuales–, pero el mercado anticipa uno de alrededor del 50%, algo que, de concretarse, pulverizaría el objetivo oficial de exhibir una merma de unos cinco puntos por año, el sendero de reducción gradual que se ha planteado el ministro Martín Guzmán.
El dato del mes pasado será el punto de partida de una puja compleja en un año en que el gobierno de Alberto Fernández no tendrá más remedio que hacer equilibrio entre sus necesidades políticas ante las elecciones de mitad de mandato de octubre, las condiciones que plantea Cristina Kirchner, la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y un mercado cambiario que no deja de marcarle la cancha.
Además, establece el escenario de la puja por el dólar, ya que una eventual aceleración de los precios no solo empeoraría las expectativas de los agentes que animan las cotizaciones paralelas, sino que obligaría al propio Banco Central a apurar el paso en las minidevaluaciones periódicas –crawling peg– del oficial para evitar un atraso que impacte negativamente sobre el saldo comercial y la disponibilidad de divisas.
De acuerdo con las consultoras privadas, el índice de precios de diciembre sería de entre 3,6% y 4%, puntas anticipadas, respectivamente, por Orlando Ferreres & Asociados y Ecolatina.
Mientras, el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), el informe que elabora todos los meses el Banco Central en base a las proyecciones de economistas de referencia, planteó para diciembre un promedio de 4%.
El índice oficial de octubre había sido de 3,8% y el de noviembre, de 3,2%.
En síntesis, el mercado apuesta a un nuevo régimen de inflación, con índices de alrededor de 3,5 a 4% mensual, coherente con el 49,8% que el REM proyecta para todo el año. Eso marca entre 15 y 20 puntos más que lo establecido en el presupuesto, expectativa que le pone presión a Guzmán.

Fuente: Banco Central.
De los objetivos del Presupuesto 2021 –crecimiento de 5,5%, déficit fiscal primario de 4,5% del PBI–, la inflación es el más discutido. Es, además, un punto sensible de la estrategia oficial para el año electoral, que se resume en un mandamiento excluyente, destinado a preservar el humor social en el mejor estado posible hasta octubre: que los precios no se escapen.
Eso, más el rumbo que el Gobierno adoptó en medio de las refriegas públicas entre la vicepresidenta y el Presidente, que implica un retroceso con respecto al más market-friendly que había insinuado poco antes, explica los recientes avances en materia de intervención en la economía, dados por decisiones como el cierre de las exportaciones de maíz –revertido este lunes parcialmente, como había señalado Letra P – y las últimas restricciones impuestas por el Banco Central para que los importadores de bienes suntuarios accedan al dólar oficial, resumidas en las comunicaciones A 7200/2021 y A 7201/2021, bautizadas “anti-Lamborghini” y destinadas a ahorrar 300 millones de dólares mensuales de las ajustadas reservas de la entidad.
Allá por septiembre del año pasado, cuando arreciaba la polémica cambiaria dentro del gabinete, Guzmán dijo que "cerrar más el cepo sería una medida para aguantar y no vinimos a aguantar la economía”. Un trimestre es una eternidad en la turbulenta Argentina, donde la distancia entre los objetivos deseables y las medidas posibles se hace cada vez más grande.