La Asamblea Ordinaria del Sindicato de Comercio de la Ciudad de Buenos Aires (SEC), una instancia burocrática que debe cumplir cualquier gremio para mantener ordenadas sus cuentas, se transformó en un episodio que precipita el alto voltaje que tendrá en 2022 la renovación de la cúpula de la organización sindical más numerosa de la Argentina. Delante de más de cuatro mil afiliados, de los veedores del Ministerio de Trabajo y del cacique del sindicato, Armando Cavalieri, dos centenares de militantes de la lista Granate que conduce Ramón Muerza irrumpieron a sillazos limpios en Parque Norte y le espetaron en la cara al veterano dirigente críticas y cánticos.
La gresca fue tal que la Ciudad Universitaria, lindera al centro de convenciones, debió cerrar sus puertas, mientras dentro de Parque Norte el propio Muerza terminó arriba del escenario dando un discurso después de que la plana mayor del sindicato se retiró apurada.
No obstante, pese al escándalo, el Consejo Directivo del sindicato consiguió aprobar la Memoria y el Balance general de los ejercicios correspondientes a 2019-2020 y 2020-2021.
Extrañamente, la comunicación oficial del SEC dio cuenta de los sucesos y habló de la "indiscriminada violencia y agresión física que debieron padecer mujeres, jubilados/as, y dirigentes genuinos de nuestra organización", cuando apuntó directamente contra el dirigente opositor al que le criticaron "la construcción de la política en base al odio, las patotas, la intimidación y el apriete".
Lo cierto es que la tensión en el sindicato mercantil no para de crecer desde 2018, cuando Muerza, un exmiembro de la conducción de Comercio, se le animó a Cavalieri y le compitió mano a mano la interna de la seccional Capital, la más numerosa del gremio en cantidad de afiliados.
En aquella oportunidad, la elección fue más que ajustada: la lista Azul de Cavalieri consiguió 11.051 votos frente a los 10.590 de la opositora Granate Morada, sobre un total de 21.867 votos. Tras conocerse los resultados, los opositores denunciaron fraude y se inició una guerra callejera en torno a la sede del gremio que transformó a esa zona del centro porteño en un campo de batalla.
Como si fuera poco, en los últimos meses Muerza aceleró los gestos de acercamiento con Pablo Moyano, un dato que anticipa que la elección mercantil del año que viene también va a agitar las aguas de la CGT, donde el camionero ocupa una de las tres sillas de conducción de la central.
