Cepo turista

Chau cuotas: Fondo de olla y 8.000 millones de razones para el tarjetazo

El fin del financiamiento de los viajes al exterior dispuesto por el BCRA busca reducir un importante drenaje de divisas, mientras el FMI pide por las reservas.

En 2019, año de recesión y corrida cambiaria, los argentinos y las argentinas gastaron unos 7.900 millones de dólares en el exterior, según datos del Banco Central. Esos casi 660 millones de dólares por mes de erogaciones brutas en pasajes, alojamientos y otros gastos en el extranjero se redujeron de forma abrupta por la pandemia, pero, desde septiembre último, la curva comenzó a repuntar. La prohibición de pagar en cuotas, con o sin interés, los gastos turísticos en el extranjero apunta, en términos macro, a frenar esa salida de divisas. Dicho de otro modo, a contener un drenaje de reservas en momentos en que se negocia con el Fondo Monetario Internacional (FMI) qué crecimiento puede lograr Argentina y cuántos dólares habrá para las importaciones necesarias para obtenerlo.

 

La porción de la población argentina que viajó en 2017 gastó el doble de dólares en el exterior que en 2011. La apreciación cambiaria que siguió al primer cepo cambiario, aquel del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, devino en un aumento del déficit de la balanza comercial de turismo. Según un informe del Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI) del Ministerio de Desarrollo Productivo, entre 2012 y 2020, el saldo negativo entre el turismo receptivo (personas extranjeras que llegan) y el emisivo (argentinos y argentinas que salen) acumuló U$S 47.800 millones. Es un número engañoso, aclara el CEP XXI, porque el cepo afectó al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC). Los turistas que llegaban cambiaban sus dólares en el mercado informal. Ajustado el dato del MULC por la balanza de pagos del INDEC, el déficit acumulado llegaría a los U$S 23.500 millones, pero el MULC permite calcular el drenaje de reservas.

 

Cuando una persona compra un pasaje de avión o un paquete para viajar al exterior en cuotas, la financiación en pesos corre por cuenta de la aerolínea, la agencia de viajes o el banco, pero el comercio le compra al Banco Central los dólares para esa operación de una vez, no en cuotas. La inflación, las expectativas de devaluación y la brecha vuelven más atractivo el cuoteo, con un dólar a $175 o a $138, si se descuenta el anticipo a cuenta de Ganancias. Al cortar esa facilidad, el BCRA restringirá el viaje al exterior de la clase media, que podrá recurrir a un préstamo personal o a financiar el resumen de la tarjeta, pero con intereses.

 

La curva de gastos en el exterior volvió a tomar impulso, tímidamente, en septiembre. Los gastos brutos, pisados debajo de los U$S 200 millones mensuales durante las restricciones, pasaron esa cifra en el noveno mes del año y rozaron los U$S 300 millones en octubre. "En septiembre se observó un aumento de los egresos en términos de turismo (23,8% anual) motivados por las crecientes aperturas en distintos países del mundo. El valor total fue de U$S 240 millones el mayor valor desde febrero de 2020", corroboró la consultora LCG. Para Ecolatina, el turismo emisivo cayó 85% respecto del año anterior a la cuarentena. "Si tomáramos de referencia a 2019, el turismo habría insumido U$S 2.100 millones más que lo efectivamente observado", calculó. Sin ingreso de divisas por inversiones productivas o financieras a la vista, prosiguió, la cuenta de "servicios", con el turismo internacional a la cabeza, presionaría el año entrante.

 

Según fuentes del gabinete económico, el cepo al viaje en cuotas consiste en "un intento de asignación de las reservas en pos del crecimiento". La portavoz del Gobierno, Gabriela Cerruti, justificó: "Es una disposición momentánea y específica, que tiene que ver con cuidar este proceso de reactivación y de crecimiento y que se da en el marco de negociaciones para hacernos cargo de resolver la deuda externa”.

 

La disposición, avalada dentro del equipo económico, no será tan momentánea. El Gobierno busca un acuerdo con el FMI que no obture la recuperación económica -el rebote, para los críticos-. Lo contó Letra P hace meses: el Fondo proyectó una expansión del 2,5% del PBI para 2022, porque considera que no habrá dólares para sostener el nivel de importaciones que se requeriría para acelerar hasta 4% o más, como quiere Economía. Con esta medida, el fin de la intervención en el "contado con liqui" y una restricción para que los bancos sumen dólares a sus posiciones, el BCRA busca ajustar las divisas no destinadas a la producción.

 

Como contrapartida, el directorio resolvió este jueves que las pymes podrán pagar de manera anticipada bienes de capital por hasta un millón de dólares. En octubre, había dispuesto que solo podía anticiparse una porción menor y el resto debía saldarse contra la llegada del embarque al país. Las empresas comenzaron a girar a la Secretaría de Industria sus estimaciones de importaciones para 2022. Los ceos se preguntan qué cantidad de dólares tendrán para producir. 

 

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