El terremoto que hizo volar por los aires el primer gabinete del presidente Alberto Fernández después de la derrota del Frente de Todos en las PASO tuvo este sábado una réplica en un área sensible del organigrama nacional: el economista K Roberto Feletti fue designado al frentre de la Secretaría de Comercio para intentar ganar la batalla que el Gobierno viene perdiendo contra los precios.
De esa oficina salió eyectada, con más penas que glorias, la también economista K Paula Español, una de las piezas de la jugada de las renuncias ordenadas por la vicepresidenta Cristina Kirchner en la semana posterior a las urnas del 12 de septiembre.
Español recorre, así, una curiosa parábola: de supersecretaria -tal la comparación con Guillermo Moreno que hacían algunos alfiles del Círculo Rojo y a ella la enojaba, como contó Esteban Rafele en una nota publicada por Letra P el pasado 22 de abril- y hasta sonar como candidata a ministra de Econonía en las horas más difíciles de Martín Guzmán, a un asilo en el MInisterio del Interior, la cartera que conduce Eduardo de Pedro, el primer adalantado de la ola renunciante.
La novedad fue informada escuetamente por la Jefatura de Gabinete. "Por indicación del Presidente de la Nación", el primer ministro Juan Manzur "ha dispuesto que Paula Español pase a desempeñarse en el ámbito del Ministerio del Interior. Allí trabajará, en conjunto con las provincias, en la coordinación de estrategias y proyectos de desarrollo a nivel federal, que contemplen la radicación de empresas, la agregación de valor, la generación de empleo y el arraigo socio-productivo en cada rincón del país. Asimismo, el Presidente de la Nación ha designado a Roberto Feletti para que asuma las funciones de Secretario de Comercio Interior en el marco del Ministerio de Desarrollo Productivo", dice el comunicado.
Ninguna de las dos comunicaciones oficiales precisó qué cargo tendrá Español en Interior.
El contador Feletti es dipiutado nacional por la Ciudad de Buenos Aires y acredita una larga trayectoria en la función pública: el pico de esa carrera, más allá de la diputación, a la que llegó por los votos, fue la Secretaría de Política Económica y Planificación del Desarrollo, o sea, el segundo cargo en importancia del Ministerio de Economía. Designado por la entonces presidenta CFK, ejerció ese cargo entre 2009 y 2011. Su jefe, el ministro, era Amado Boudou.
K x K
La salida de Español es una réplica con bastante delay de la crisis que puso al Frente de Todos al borde de la fractura. La funcionaria integró la nómina de figuras referenciadas en Cristina Fernández que "pusieron sus renuncias a disposición" del Presidente después de que la propia vicepresidenta fracasara en su intento por convencer al jefe de Estado de que moviera el banco de suplentes. El miércoles 15 del mes pasado, el ministro del Interior abrió el camino para que una decena de funcionarios y funcionarias pusieran sus cargos a consideración, lo que configuró un ultimátum para el primer mandatario que tuvo su remate con la carta-bomba que detonó Cristina al día siguiente.
El desplazamiento de Español se suma a la mudanza de Santiago Cafiero de la Jefatura de Gabinete hacia la Cancillería, de la que a su vez voló Felipe Solá; y la salida de la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, y los ministros de Agricultura, Luis Basterra; de Educación, Nicolás Trotta, y de Ciencia, Roberto Salvarezza. Para cubrir los huecos llegaron viejos conocidos del peronismo, como Juan Manzur, Aníbal Fernández, Julián Domínguez y Daniel Filmus. El cambio en la Secretaría de Comercio es K x K: sale Español, entra Feletti.
La cuenta de soldados perdidos y ganados por Cristina y Alberto Fernández admite múltiples lecturas políticas. Manzur fue propuesto por ella, pero, ¿es, finalmente, de ella o de él? Aníbal, que en una reciente entrevista con Letra P dijo que CFK es "la jefa del movimiento, le guste a quien le guste", ¿es de ella o juega de libero? ¿Y Domínguez, que fue presidente de la Cámara de Diputados en el segundo mandato cristinista pero tiene una prehistoria que trascidente al kirchnerismo y lo lleva hasta las antípodas ruckaufistas? En esas especulaciones cabe una única carteza: Alberto Fernández no quería tocar el gabinete hasta después de las urnas de noviembre y, por presión de Cristina, lo detonó 120 horas después de las de septiembre.