Urgidos por la derrota, las organizaciones sociales, La Cámpora, con Máximo Kirchner a la cabeza, y el presidente Alberto Fernández hicieron un paréntesis en las internas y le pusieron sello a la unidad con un acto multitudinario en el estadio de Nueva Chicago y llamaron a salir a buscar la victoria con la militancia en el territorio.
"Ha llegado el tiempo de militar como siempre militamos. Convoquemos a nuestros vecinos a hacer la epopeya para hacer de nuestra patria el país que merecemos", arengó Fernández, sobre el final del acto que reunió a unos 40 mil militantes en el estadio de Matadero bajo la consigna "Por la unidad y la victoria". Antes, había sido Kirchner, invitado especialmente al evento, quien llamó a “construir una victoria con dignidad”, caminando “rancho a rancho, casa a casa”.
Fueron mensajes hacia adentro del Frente de Todos, a las organizaciones que ocupan el territorio y que, desde hace tiempo, viven sumergidas en internas que la estrepitosa derrota de las elecciones primarias no tardó en agudizar. Kirchner, el Presidente y los líderes de los movimientos sociales intentaron, con gestos y discursos, dar señales de que las partes pueden volver a unirse, al menos hasta el 14 de noviembre.
“Gracias compañero Máximo por estar acá con nosotros”, le dedicó el líder del Movimiento Evita, Emilio Pérsico, que sorprendió a Fernández y a Kirchner al anunciar la convocatoria a la calle a “200 mil compañeros y compañeras” para “construir la victoria” como cierre de campaña del FdT. “¿Esos actos no suman votos? Los peronistas lo hacemos así. La quiero ahí a Cristina, también”, lanzó Pérsico, que dejó atónitos al Presidente y al jefe de la bancada del Frente de Todos en Diputados, que aflojaron con una risa. El enfrentamiento del Movimiento Evita con Cristina es de larga data.
El buen clima fue una constante sobre el escenario, que mostró una suerte de serie de reconciliaciones públicas. Kirchner y Fernández dieron la imagen más distendida después de la tormenta que casi provoca el quiebre del FdT. El Presidente y el jeje del bloque del oficialismo en Diputados llegaron al estadio de Mataderos juntos, en una comitiva que incluyó a otro de los máximos referentes de La Cámpora, el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro; un ala albertista que formaron el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, y el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, y el mediador, Eduardo Valdés.
Unos minutos antes habían llegado el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, la primera candidata a diputada nacional Victoria Tolosa Paz, la titular del PAMI y referente de La Cámpora, Luana Volnovich, y la diputada de la misma agrupación, Paula Penacca, y el exministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo. El estadio estuvo colmado por 40 mil personas, según dijeron los organizadores. La cantidad de gente generó polémica en redes sociales y provocó la apertura de una investigación por parte de la fiscal Celsa Ramírez, a cargo de la fiscalía especializada en eventos masivos, por el posible incumplimiento del aforo permitido, que es del 50 por ciento de la capacidad. En el caso de Nueva Chicago, ese numero correspondería a 15 mil personas.
Sobre el escenario estuvieron, por los movimientos sociales, Daniel Menéndez, Fernando “Chino” Navarro, Luis D´Elía y la intendenta de Moreno, Mariel Fernández, del Movimiento Evita, entre otros. El líder de la UOCRA, Gerardo Martínez, fue el único representante de la CGT, mientras que el massismo envió un comunicado de adhesión, que firmaron Sergio Massa, Raúl Pérez y Martín Marinucci, entre otros y otras referentes. Pese a que habían sido invitados, ningún intendente del peronismo quiso participar del encuentro.
En medio del llamado a dar vuelta la derrota, fue Pérsico quien se animó a mirar más allá del 14 de noviembre. “Esta democracia de la alternancia no camina”, dijo el líder del Movimiento Evita. Kirchner y Fernández no escondieron la incomodidad y escucharon, serios, sin sumarse a los aplausos. El secretario de Economía Social dijo, después, que se necesitan 20 años de gobiernos peronistas y se animó a poner sobre la mesa la reelección del Presidente, a quien los movimientos sociales consideran como el único dirigente capaz de sintetizar al espíritu del FdT. “Necesitamos que Alberto siga 8 años y si no, que le entregue la cinta a otro compañero".
Fernández evitó recoger el guante. En su discurso, echó mano a algunas de las consignas que hicieron exitosa la campaña 2019, enumeró logros y se aferró, por momentos, al espíritu del “sí” que sobrevuela desde hace días los discursos de la dirigencia del FdT, asesorada por el catalán Antoni Gutiérrez Rubi. También se refirió al nuevo caballito de batalla del FdT sobre los planes sociales. “No quiero cambiar planes por trabajo porque los que tienen planes, trabajan. Lo que quiero es cambiar planes por empleo”, dijo Fernández.
La militancia aplaudió. El trabajo está al tope de las demandas que el Presidente escucha en las recorridas que viene haciendo por el conurbano como parte de las nuevas acciones de campaña.