Cualquier movimiento del expresidente Mauricio Macri es noticia. En los últimos días, volvió al ruedo con una columna de opinión publicada en el diario La Nación en la que fue lapidario con el gobierno de Alberto Fernández. “Rompo el silencio”, subrayó para introducir su comentario y abrir paso a una serie de movimientos con los que busca mostrarse activo como figura de Juntos por el Cambio (JxC). El jueves, un juez bonaerense allanó su quinta de Malvinas Argentinas para investigar si violó la cuarentena por coronavirus por encabezar, hace una semana, en su residencia familiar, una reunión con intendentes amarillos. Es un combo de eventos, planeados y algunos involuntarios, para teatralizar un Macri hiperactivo que seguirá con un tour federal virtual con referentes PRO a lo largo y a lo ancho de la Argentina.
Mientras el juez federal de Tres de Febrero, Juan Manuel Culotta, redactaba el allanamiento, Macri participaba de una videoconferencia con el PRO de Mendoza, la seccional que lidera el diputado nacional Omar De Marchi. Estaba junto a su esposa, Juliana Awada, que apareció varias veces en cámara. “Debe existir respeto a las instituciones y a las reglas de juego y hoy claramente hay una vocación de destruir un sistema de reglas claras, y eso representa todo lo que no queremos”, lanzó el exmandatario durante la charla por Zoom.
Casi a la misma hora, oficiales de la Policía Federal se presentaban en el portón de la quinta para exigir la entrega de material fílmico para que la Justicia constatara si Macri había violado la cuarentena. Los oficiales no ingresaron a su hogar. El expresidente no dialogó con los federales, se mantuvo en su residencia e intercambió mensajes con autoridades del PRO para alertar sobre lo sucedido. Horas después, la tropa opositora salió con los tapones de punta a responsabilizar al Gobierno por la decisión de Culotta, el egresado del Cardenal Newman que el macrismo nombró en 2017 y subrogó, durante el gobierno de Cambiemos, el preciado juzgado electoral bonaerense.
Macri pasó todo el día en Los Abrojos, desde donde siguió la repercusión del allanamiento a su vivienda y el cónclave de Fernández, Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta en Olivos. Más tarde, miró el partido de Boca por fase de grupos de la Copa Libertadores de América.
Además de Mendoza, el tour federal de Macri tuvo una parada en Entre Ríos junto al senador Alfredo De Angeli y el exconcejal de Paraná Emanuel Gainza, la joven promesa PRO de la provincia mesopotámica.
Darío Nieto, el secretario privado de Macri que está envuelto en la causa que investiga presuntas escuchas ilegales durante la gestión Cambiemos, diseña la gira. Nieto, que sostiene que esas acusaciones son falsas y que la Justicia “manipuló” su celular, es el encargado de ponerse en contacto con las autoridades del PRO de distintas provincias para agendar la charla.
Macri está en modo hiperactivo, pero no quiere azuzar la interna PRO: Nieto es el vehículo para que la presencia del expresidente en las provincias sea fruto de una negociación superior que pueda esquivar la interna entre Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich dentro del partido. Al hablar Nieto en nombre de Macri, se agota la instancia de “intermediario” que podría tener algún dirigente PRO que responda tanto al jefe de Gobierno como a la presidenta del partido.
La semana próxima, Macri estará junto al diputado nacional Federico Angelini, el referente del PRO en Santa Fe. El espíritu de las charlas es mostrar presencia y aclarar que volvió al ruedo. En el mapa bosquejado, el objetivo es empezar por provincias sin internas, donde la conducción PRO no exhibe fisuras.
Además, Macri, asediado por la Justicia en distintas causas, busca mostrar apoyo y presencia en la interna de JxC. Sigue la advertencia de Ernesto Sanz, que, como contó Letra P, retomó el contacto con el expresidente y le aconsejó “prepararse” para un aluvión de malas noticias judiciales. En ese marco, le recomendó tonificar su músculo político.