LA OPOSICIÓN

Un comité de expertos empujó a Larreta al barro de la reforma judicial

Había esquivado pronunciarse para no chocar “gratis” con el Gobierno. Consultó expertos para conocer el detalle del proyecto. La sombra de Macri.

Horacio Rodríguez Larreta cortó la comunicación, pasó por su despacho y encaró para el auto oficial que lo trasladaría hacia Boedo para una recorrida oficial. Transcurría el mediodía del lunes 3 de agosto de 2020. Minutos antes, había participado de la cumbre virtual de Juntos por el Cambio (JxC) en la que, desde Francia, Mauricio Macri alineó a toda la cúpula opositora para rechazar sin concesiones la reforma judicial que impulsa el gobierno de Alberto Fernández. Fiel a su estilo, el jefe de Gobierno prefirió no opinar para esperar la resolución de una mesa de expertos ad hoc que le llevaría un punteo de pros y contras del proyecto.

 

La Comisión Larreta por la reforma judicial ni llegó a reunirse y el alcalde ni había llegado a la actividad oficial cuando Patricia Bullrich, en alianza con el radical Alfredo Cornejo, sacó a relucir un comunicado en el se definía al proyecto judicial como un “plan de impunidad”. La única firma de un gobernador opositor era la de Rodríguez Larreta, que se comunicó con la exministra para reprocharle el agregado de su firma “sin consentimiento”, según explican en la Jefatura de Gobierno. Con el comunicado ya en la primera plana de todos los medios, la Comisión Larreta comenzó sus jornadas de debate.

 

El intendente escuchó a un póker de funcionarios y exfuncionarios antes de tomar una definición, que cristalizó este lunes a través de un hilo de Twitter. Habló, por separado, con el vicejefe de Gobierno,  Diego Santilli; el secretario de Justicia y Seguridad Marcelo D’Alessandro, el legislador y exministro Martín Ocampo, presidente de la Comisión de Justicia de la Legislatura porteña, y el exministro de Justicia bonaerense Gustavo Ferrrari, integrante del lote de asesores que el jefe de Gobierno quiere cerca para construir su candidatura presidencial. En ese último grupo, aunque para cuestiones económicas, también entra Hernán Lacunza.

 

La primera definición de la Comisión Larreta fue de posicionamiento político: no oponerse porque sí ni salir a denunciar un pacto de impunidad, que en los papeles no podría justificarse. "Querés ser candidato a presidente, no podés cuestionar sin argumentos y hacerle el juego a la grieta", le aconsejó uno de los integrantes del Comité. Esa lectura se cristaliza en el último tuit del jefe de Gobierno: "Soy una persona que siempre apuesta y apostará al diálogo y a la búsqueda de consenso".

 

 

 

La segunda determinación de la Comisión Larreta encierra un argumento técnico y político: "Todo ronda en Comodoro Py", le dijo a Letra P uno de los asesores estrella del alcalde. El razonamiento es que la reforma judicial se centra en el poder político y su vínculo con el Poder Judicial, un argumento que le permite a Rodríguez Larreta fundamentar que la reforma no es "prioridad" en un contexto de pandemia por coronavirus, que lo tiene a él como uno de los gobernadores con visibilidad diaria por la problemática sanitaria en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).

 

En la cadena de tuits, el jefe de Gobierno reclamó "un consenso mucho más amplio" y cuestionó el apuro del oficialismo, que ya despachó el expediente en el Senado. Ese fue un guiño velado para Macri, que se queja de que el alcalde no defiende su gestión presidencial y evita críticas hacia el Frente de Todos (FdT). Sin nombrarla, Rodríguez Larreta cuestionó a Cristina Fernández de Kirchner, a quien el expresidente sindica como autora intelectual de la reforma y del "avance judicial" sobre su persona

 

 

 

Cuando se profundizó el debate público en torno a la reforma judicial, su equipo de asesores más íntimos le aclaró que lo ideal sería retrasar lo más posible una definición. La marcha del 17A, en la que entre la multiplicidad de consignas se destacó un rechazo a la reforma judicial, aceleró el posicionamiento público del jefe de Gobierno. Cercado internamente por Macri y en el ojo de su propio electorado, que en plena pandemia hizo una marcha en el distrito que gobierna desde 2015, Rodríguez Larreta fue arrastrado al barro. Lo hizo a su estilo: blanqueó que no acompaña la reforma, pero que está dispuesto a negociar en otro contexto.

 

Fue un gesto para quienes le piden confrontar con los Fernández, pero también una puerta abierta para no romper los puentes con la Casa Rosada, bajo el amparo de que los argentinos "necesitamos una Justicia cercana y transparente", como publicó en sus redes sociales. Este fue un punto que logró la unanimidad en la Comisión Larreta: con el apartado de la reforma judicial que establece que el traspaso de competencias judiciales a la Ciudad es con recursos, el jefe de Gobierno debía salir del laberinto por arriba. Decir "no" sin decir "de ninguna manera", como profesan Macri y Bullrich.

 

"Tenemos que seguir trabajando", deslizó Rodríguez Larreta para cerrar su propia grieta.

 

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