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Mujer gobernando

Cecilia Nicolini llegó al Gobierno tras muchos años afuera. Asesora al Presidente y forma parte de un grupo de 200 funcionarias que es "un experimento único".

En su biografía de Twitter se describe como “Argentina, madrileña, latinoamericana y feminista” y el header de su cuenta es una foto de Mujeres gobernando, un colectivo que se armó en parte por su impulso y el de Mercedes D’Alessandro y reúne a la mayoría de las mujeres que tienen rangos altos en el Poder Ejecutivo nacional, desde ministras hasta directoras de área. Cecilia Nicolini completa los 280 caracteres que le ofrece la red social para definirse: “Politóloga. Fellow de Harvard & MIT. Asesora del Presidente de la Nación Argentina. Mujeres Gobernando”.

 

Nicolini integra el Consejo de Asesores liderado por Juan Manuel Olmos junto a Dora Barrancos, Ricardo Forster, Alejandro Grimson y Julián Leunda y fue convocada para volcar allí su experiencia en comunicación política, relaciones internacionales, tecnología e innovación. El objetivo de ese consejo, en sus orígenes, era generar contenido político y trabajar sobre líneas discursivas para comunicar a la opinión pública las cuestiones más trascendentes de la gestión.  

 

En los primeros días de Gobierno, la politóloga -con una maestría de Administración Pública en la Universidad de Harvard y una gran experiencia laboral en el área de tecnología e innovación en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT)- decía que la prioridad para el Gobierno era “salir de la crisis”, sin imaginar que poco tiempo después esa crisis se convertiría en la peor caída de la economía mundial de los últimos 150 años.

 

La pandemia, entonces, hizo necesaria la visión innovadora para la emergencia. Hoy sus tareas varían entre acompañar al Presidente en la videoconferencia con la primera ministra de Finlandiacoordinar la llegada de insumos para combatir el COVID 19 desde China.

 

 

Con el Presidente. Nicolini conoció a Fernández por intermedio del chileno Enríquez-Ominami.

 

 

En los inicios de la emergencia sanitaria, se enfocó en la articulación entre Salud e Industria para resolver cómo transformar ciertas empresas textiles o que producían otro tipo de artículos en productores de elementos de protección personal contra el COVID: camisolines o cofias. Además, se puso el foco en la matriz productiva: importación de máquinas de China o de Brasil hasta la producción de respiradores “con una visión exportadora de mediano o largo plazo”. El desarrollo de los kits de diagnóstico y los test serológicos forman parte, también, de la visión que Nicolini tiene sobre la innovación. “El objetivo -sostiene- es transformar los procesos para que puedan obtener resultados que realmente nos lleven a solucionar un problema”.

 

Excoordinadora del Grupo de Puebla y con la mayor parte de su carrera desarrollada en el exterior, conoció al entonces candidato Alberto Fernández por intermedio del chileno (“amigo, colega y líder inspirador”) Marco Enríquez-Ominami y fue convocada para colaborar en la organización de las giras internacionales por España y Portugal y luego por América latina. En España, Nicolini pasó diez años y sus conocimientos del ecosistema político, económico y social de ese país aportaron en ese viaje y llevaron a Fernández a proponerle participar del Gobierno. Todavía conserva al hablar, muy sutilmente, algunos modismos de esos tiempos en España.

 

 

 

“Cuando una se va afuera, siempre añora la posibilidad de volver a su país, pero, cuando pasan los años, la razón tiene que ser cada vez más potente para tomar esa decisión. Y, obviamente, teniendo en cuenta para lo que me formé y para lo que trabajé todos estos años, hacerlo en un proyecto de gobierno en el cual creo, con ideas que además comparto y bajo un liderazgo muy inspirador, era una oportunidad y una cuestión de responsabilidad y de compromiso, aunque tenga un costo personal alto”, le dice Nicolini a Letra P.

 

Jornadas laborales de 24 horas y un niño de 23 meses forman parte de ese “costo personal alto” que menciona la politóloga. La entrevista con Letra P, de hecho, es posible recién el sábado a la mañana, “mientras León duerme”.

 

 

Nicolini, en videoconferencia con Letra P.

 

 

Las tareas de cuidado, justamente, marcan la agenda de las mujeres antes, durante y después de la pandemia y forman parte de los intercambios de Mujeres Gobernando. Además de ser una de las impulsoras, Nicolini administra el grupo de WhatsApp, que empezó con 40 integrantes y hoy incluye a más de 200 funcionarias del Poder Ejecutivo. “Es un experimento único”, dice la asesora presidencial. “Genera un espacio de articulación política para visibilizar a mujeres en el Poder Ejecutivo nacional que tienen roles clave y una usina de actividades, de solidaridad y de colaboración como nunca he visto antes", agrega.

 

El colectivo nació de la necesidad de ser escuchadas. “En este mundo machista y patriarcal -explica-, ser mujer que quiere imponer sus ideas y su voz y su trayectoria profesional a veces es difícil y siempre es mucho más fácil cuando se hace en equipo con otras mujeres”.

 

La horizontalidad y el trabajo transversal y en red es una de las características de los feminismos y, también, una de sus principales herramientas políticas. Para Nicolini, esto hace una diferencia, por ejemplo, en una situación de emergencia como la actual. “La capacidad que tenemos las mujeres de ponernos las crisis al hombro y salir a pelear y encontrar en estas situaciones respuestas y soluciones alternativas y creativas es un activo fundamental que se pone de manifiesto en cómo abordamos esta pandemia, sumado a que trabajamos mucho en equipo; entendemos que en la articulación también de personas y de diferentes áreas es donde vamos a encontrar más fortalezas”, indica.

 

 

 

Mujeres Gobernando también se pone de manifiesto las críticas cada vez que, por ejemplo, en las redes de la Casa Rosada se publica una foto en la que sólo se ven varones. A Nicolini esta invisibilización del trabajo de las mujeres en el Gobierno y en otros espacios de poder le genera tristeza, indignación y “ganas de decirles lo que se pierden por no incluirnos en algunos temas”.

 

Sin embargo, entiende que se trata de un proceso “de transformación y de cambio”. “Seis mil años de patriarcado no van a terminar en seis meses de gestión”, ironiza. Se trata, entonces, de trabajar para sumar aliados y de generar propuestas transformadoras más allá de la queja puntual. El Presidente, dice, es un aliado. “Él pide siempre: ‘Cuando no haga las cosas bien, díganmelo’, y se lo hemos dicho”.

 

Nicolini admite que, aunque el foco está puesto en resolver las urgencias actuales, le preocupa el futuro y cree que la potencia del movimiento feminista en la Argentina abre oportunidades para empujar nuevos temas en la agenda pública. En ese sentido, sus preocupaciones a mediano y largo plazos tienen que ver con la economía del conocimiento, el impacto de la tecnología y el desarrollo de la inteligencia artificial. Es imprescindible, plantea, incluir la perspectiva de género en la discusión de todas estas cuestiones en esta instancia, antes de que llegue el futuro. “Tenemos que empezar ahora a dar la pelea y no cuando el daño ya está hecho”, advierte.

 

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Aníbal Fernández. 

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