A horas de la entrada en vigencia de la nueva fase endurecida de la cuarentena por coronavirus y la consecuente parálisis comercial en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), Horacio Rodríguez Larreta trabaja en las pinceladas finales de un paquete de medidas paliativas para los comercios no esenciales que, tras varias idas y vueltas, tendrán que cerrar sus persianas desde el miércoles hasta, por ahora, el 17 de julio. El jefe de Gobierno autorizará una eximición de impuestos a comercios e industrias de la Ciudad como señal para calmar tensiones en un sector del electorado con el que se identifica, pero también para diferenciarse del gobernador Axel Kicillof.
Según pudo saber Letra P, el gobierno porteño no cobrará el impuesto inmobiliario (ABL) durante dos o tres meses para los negocios que el miércoles deberán volver a cerrar sus puertas. El período de gracia aún está en estudio, pero podría incluir junio, julio y agosto. Quedarán fuera de ese beneficio los bancos, los supermercados y las farmacias, que permanecieron abiertos durante la cuarentena.
Para el sector gastronómico, uno de los más damnificados por la pandemia, se evalúa la eximición de la tasa de uso del espacio público. Esa condonación impactaría para los restaurantes o bares que utilizan, en acuerdo con el Gobierno, parte de la vereda para desarrollar sus servicios. Al igual que con el ABL, ambas propuestas deben ser refrendadas por la Legislatura, el único órgano habilitado para dictar y modificar impuestos. Además, en la Jefatura de Gobierno afirman que el Banco Ciudad lanzará una línea de créditos con tasa del 12% para comercios no esenciales, para el pago de salarios.
El paquete de medidas de Rodríguez Larreta llega en vísperas de un regreso a un confinamiento estricto por 16 días en la Ciudad y la provincia de Buenos Aires. Ambos distritos se mantienen como foco de contagios de coronavirus y tanto ese indicador como el ritmo de ocupación de camas de terapia intensiva en el AMBA apuraron el endurecimiento de la cuarentena que anunciaron Fernández, Kicillof y Rodríguez Larreta el viernes. Para llegar a ese mensaje grabado los tres pasaron horas de discusión en torno a cómo reforzar los operativos de seguridad y el control del tránsito, pero fundamentalmente qué actividades y comercios mantener abiertos. Como resultado de ese debate, los tres cedieron en distintos aspectos.
Rodríguez Larreta pasó de semanas de apertura de comercios y flexibilizaciones, con un manual de gestión que mezcló indicadores sanitarios y gestos a su base electoral, a volver a pedir paciencia a los porteños ante un nuevo cierre de la Ciudad. Clausuró sin reproches las jornadas de actividad física y comercios para no incrementar el malestar con su vecino político. Una cesión que lo dejó en una posición incómoda con los comerciantes del distrito que el PRO gobierna desde 2007.
Presionado y urgido por la drástica situación económica en la Ciudad, Rodríguez Larreta movió y le ofrecerá a los comercios no esenciales la eximición de ABL como resarcimiento. Es un pedido que la Federación de Comercio de la Ciudad de Buenos Aires (Fecoba) negocia desde el minuto uno de la pandemia y que el jefe de Gobierno, ante las marchas y contramarchas en torno a permisos para comerciantes porteños, accedió en las últimas horas. Según FECOBA, 24 mil comercios de la Ciudad –18% del total– dejaron de funcionar de manera definitiva.