Plano corto | estilo Cafiero

Minimalismo zen

En el Senado, el jefe de Gabinete marcó diferencias con Peña y con su reciente yo más peleador. Comitiva small y femenina, austeridad gestual y crispación cero.

"No está en nuestra política pública avanzar con expropiaciones de empresas. Pueden quedarse tranquilos, senador y senadora, pero también tengamos en cuenta que cuando hablamos de Vicentin tenemos que hablar del rescate económico que se quiso hacer durante el gobierno anterior desde el Banco Nación", retrucó el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, para atajar, sin gritos ni gesticulaciones, las preguntas que le lanzaron la cordobesa Laura Rodriguez Machado y el entrerriano Alfredo De Angeli, dos de los ocho integrantes del bloque del PRO en la Cámara alta. 

 

Habían pasado casi dos horas del comienzo de un debut obligatorio para el ministro coordinador: brindar informes de gestión ante el Congreso. El Senado fue la primera escala de las comparecencias que deberá afrontar mientras se mantenga en ese cargo. "Yo sé que a algunos les molesta esto, pero eso fue hace ocho meses nada más", retrucó el funcionario para devolverle al bloque opositor otra mención a la herencia económica recibida de la administración de Mauricio Macri. Esas críticas fueron el guante que no les dejó pasar durante las cinco horas de sesión. 
 

 

Sentado ante un recinto semivacío y rodeado de senadoras y funcionarias, el ministro tomó nota de cada uno de los dardos que le dispararon a la gestión del presidente Alberto Fernandez. Buscó contenerlos con datos, pero sin perder la paciencia ni abandonar el tono pausado de su discurso. 

 

De hecho, las alusiones a la "pesada herencia" fueron una combinación de metáforas y datos que buscaron incomodar a los senadores de Juntos por el Cambio. "Nuestro país claramente ya estaba en pandemia", dijo  y aseguró que el "punto de partida" de Fernández fue una "deuda pública que pasó a representar el 90% del PBI", una pobreza del 35% que "alcanzó al 52% de los jóvenes, niños y niñas" y una inflación del 53,8%. 

 

A diferencia de su antecesor Marcos Peña y de su propia versión más combativa que mostró en una ráfaga de duras críticas al expresidente Mauricio Macri ("fue el peor presidente desde el retorno de la democracia y me quedo corto", le dijo la semana pasada a La Nación después de espcular con la "catástrofe" que hubiera sido la pandemia con Cambiemos en la Casa Rosada), Cafiero no se trenzó en duras polémicas con los opositores más críticos. En el Senado, esta vez no tuvieron que desalojar despachos y acomodar amplias salas para albergar y alimentar a los 40 o 50 colaboradores que Peña llevaba de la Casa Rosada y del edificio de la Jefatura de Gabinete para que le brindaran información, en tiempo real, que fuera útil para contestar las preguntas de la oposición. Por el contrario, llegó secundado por una comitiva reducida y contestó el mismo promedio de preguntas. Esta vez fueron 624 respuestas por escrito y la escasa dotación de colaboradores fue un anticipo del estilo que aplicó durante toda la tarde. 
 

 

 

 

Vistió traje azul, camisa blanca y corbata celeste. Mantuvo la mirada fija en la cámara que lo enfocaba para transmitir la sesión a los más de 65 senadores conectados desde sus provincias. El ministro no estrenó sus comparecencias ante un recinto poblado, sino en uno semivacío, pero con casi todos sus integrantes presentes de manera remota. Llevó un anotador marca "Congreso", una lapicera y sus apuntes, que le sirvieron para ordenar las intervenciones. Durante toda la sesión habló de memoria, sin leer y sólo tomó agua.

 

La reiteración de las críticas a la política económica de Macri dieron sus frutos e incomodaron a los opositores. Rodríguez Machado lo criticó por dedicar casi quince minutos a ese tema. La mendocina Pamela Verasay (UCR) buscó sacudirlo con una ironía: "Es una pena que venga sin haber presentado la ley de presupuesto", le dijo y su coterráneo Julio Cobos lo acusó de discrecionalidad para distribuir los Aportes del Tesoro Nacional. La bonaerense Gladys González hizo lo propio y le recordó que puede manejar el presupuesto a su gusto, a partir de la emergencia económica y la reasignación de partidas. 

 

Pero Cafiero no se ofuscó. Menos cuando Rodríguez Machado le recordó que sus coprovincianos respetan la propiedad privada y repudian “medidas comunistas” como la expropiación de una empresa. Con la misma vehemencia lo acusaron de perjudicar a los  jubilados, por la suspensión de la movilidad hasta fin de año. 
 

 

 

 

El ministro no pidió ayuda para contestar, solo se valió de los datos que tenía y del acompañamiento de su vice, Cecilia Todesca, que ocupó un lugar tan importante como la viceministra de Salud, Carla Vizzotti, sentada a su derecha. No fue azarozo: la decisión del Ejecutivo se concentró en exhibir a ambas funcionarias en la primera línea, para reflejar la importancia que tienen para el jefe de ministros. También estaban el secretario de Hacienda, Raúl Rigo y el de Relaciones Parlamentarias, Fernando Navarro.

 

El primer paso por el Senado también funcionó como entrenamiento para el próximo round en Diputados. Allí, el oficialismo no tiene mayoría propia. En ese contexto, la visita de este jueves encierra un papel determinante para el oficialismo. Aunque el Frente de Todos cuenta con mayoría en esa cámara, los movimientos que tenga de ahora en adelante serán clave en las negociaciones que ya comenzaron en Diputados, la próxima escala, donde podrían definirse puntos muy resistidos por la oposición como la expropiación de Vicentín y la creación de un impuesto extraordinario a las grandes riquezas.  Quizás como un preludio de las negociaciones que se avecinan, otro eje de los debates tuvo que ver con la distribución de los ATN a las provincias, como había planteado Cobos.

 

 

 

Ante las acusaciones de discrecionalidad, explicó que los fondos entregados durante la pandemia se reparten en pago de salarios por ATP, ingreso familiar de emergencia (IFE) y ATN. No ignoró los pedidos de auxilio y ratificó que su administración seguirá utilizando los mismos métodos. Esa billetera será estratégica para seducir voluntades en el Congreso.

 

Cuando habló de la agroexportadora fue puntilloso. Explicó que se trata de "rescatar a una empresa que estaba quebrada, que había dejado a miles de familias de productores sin pagarles, que no estaba operando y no tenía perspectiva de trabajar”.

 

En la Cámara alta la bancada oficialista se encargó de devolver las críticas a Cambiemos que Cafiero no les dedicó. Rodríguez Machado, la única macrista presente en el lugar, le pidió a la vicepresidenta que los senadores del FdT no le contestaran en nombre del ministro. CFK perdió la paciencia. "No entiendo cuál es el planteo. Lo único que faltaría es que un senador quiera imponerle a otro lo que tiene que decir", le dijo. Cafiero continuó imperturbable. 

 

 

 

Dos meses atrás, cuando el ministro supo que ya había una fecha para presentarse ante el Senado, analizó la situación con su equipo más cercano. ¿A dónde mirar?, se preguntaron. Eligieron la cámara de televisión como si estuviera protagonizando un mensaje en cadena, pero no hubo coucheos ni preparativos escénicos. Sólo "practicidad técnica para comunicar bien" ante una audiencia de legisladores que iban a estar mirando sus pantallas. 

 

Llegó al Senado dos horas antes del comienzo de la sesión, prevista para las 15, y repasó la cuarta pero última versión del discurso que pronunciaría. Luego de las 14, lo recibió CFK. Lo invitó a su despacho y le ofreció el cafecito de bienvenida, en el mismo lugar donde la semana pasada habló con el titular de la Cámara baja, Sergio Massa. Así como se desconocen los detalles de ese encuentro, la cita de este jueves fue mantenida bajo estricta reserva.

 

Stefanía Cora, diputada provincial por Entre Ríos. Es, también, quien podría reemplazar a Edgardo Kueider.
La CTA y los movimientos sociales, en la calle (NA)

También te puede interesar