“¿Qué vas hacer?." Corto y conciso, el mensaje flotaba dentro de la conversación de WhatsApp entre Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta. Los dos se hicieron la misma pregunta el sábado por la noche, mientras el vídeo grabado de Alberto Fernández continuaba reproduciéndose en todos los canales de aire y el permiso de esparcimiento generaba más dudas que certezas. A la misma hora, sus pares Juan Schiaretti (Córdoba) y Omar Perotti (Santa Fe) se preguntaban lo propio. Tras unas horas de llamados y mensajes cruzados, los cuatro acordaron que sea el bonaerense el encargado de comunicarle al Presidente que sus jurisdicciones no adherirían al permiso de circulación de 500 metros como tentativa para empezar a flexibilizar la cuarentena administrada.
Tras el mensaje presidencial, Rodríguez Larreta convocó a una reunión de urgencia con su gabinete de crisis. Hubo un llamado virtual y sus ministros Fernán González Quirós (Salud) y Diego Santilli (Justicia y Seguridad) le dijeron al unísono que la medida era “impracticable” y marcaron dos argumentos: la cantidad de casos positivos de coronavirus experimenta una curva ascendente y también se registró un aumento de circulación de personas en la Ciudad, producto de la incorporación de nuevas actividades al rubro de exceptuados del aislamiento obligatorio.
Durante el anuncio de Fernández, el jefe de Gobierno porteño ya se había escrito con Kicillof y prometieron llamarse. Con la información de sus gabinetes sobre la mesa, tuvieron una conversación telefónica en la que acordaron rechazar las salidas de esparcimiento en el Área Metropolitana (AMBA).
El gobernador bonaerense también había consultado a intendentes. El conurbano acompañó el “no” rotundo, mientras que en algunos distritos del interior se resolvió habilitar la circulación peatonal acotada. Ya en la tarde del sábado, Kicillof había intercambiado mensajes con el Presidente para ver cómo serían los alcances del decreto.
En La Plata sabían que la salida recreativa no se iba a aplicar en el grueso de la zona metropolitana, pero reconocieron que la percepción social que dejó el anuncio presidencial dio a entender que sí habría salidas a 500 metros del domicilio. A diferencia del bonaerense, Rodríguez Larreta le dijo a su equipo íntimo que se enteró de la medida mientras escuchaba a Fernández en televisión.
Cerrado el acuerdo entre los gobernantes de la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, el domingo buscaron aval en sus pares de Santa Fe y Córdoba, que ya habían tanteado posiciones similares y estudiaban avanzar en conjunto. Bajo esa lógica, bastó una serie de mensajes y llamados cruzados para que el pacto del centro se concretara, bajo el convenio de remarcar que la aplicabilidad de la medida correspondía a los gobernadores e intendentes y no se trata de una desautorización a Fernández.
Perotti tuvo el rápido OK de los intendentes Pablo Javkin (Rosario) y Emilio Jatón (Santa Fe), después de un intercambio con el equipo del ministro de Salud, Ginés González García, adelantando la imposibilidad de controlar las caminatas de esparcimiento en las grandes ciudades. Desde temprano, el rafaelino le había marcado a su equipo que mantendría el aislamiento estricto en el Gran Rosario y el Gran Santa Fe.
Después de una mañana de análisis, el gobernador peronista mantuvo un diálogo telefónico con Rodríguez Larreta y lo anotició acerca de que su vecino Schiaretti opinaba lo mismo. Horas después, el porteño le escribió por mensaje al cordobés y los equipos de comunicación de los cuatro gobiernos empezaron a redactar el documento conjunto.
Según supo Letra P, Kicillof también habló con sus pares de Córdoba y Santa Fe. Horas antes de que salga el comunicado, Schiaretti, Perotti y Rodríguez Larreta habían coincidido en que el bonaerense debía ser quien le comunicara la decisión a Fernández para "ahorrar especulaciones". El bonaerense tomó la posta habló con el Presidente, quien leyó y aprobó el comunicado de siete párrafos desde su oficina de Olivos.