La sanción de la Ley de Necesidad Pública abrió heridas en el Frente Progresista. El jefe radical de los senadores Felipe Michlig se distanció de su correligionario presidente del bloque en Diputados Maximiliano Pullaro. Y en el medio, en la víspera de la sesión preparatoria de la Cámara baja, asomó la trompa el intendente de Rosario, Pablo Javkin, y exploró el ruido interno para hacer tambalear, aunque sin suerte, la continuidad del socialista Miguel Lifschitz como presidente.
“Javkin es el único líder del Frente Progresista”, sacó pecho ante Letra P uno de los integrantes de la mesa chica del javkinismo. La tensión entre el intendente y el exgobernador ya no es un secreto a voces. Es vox populi en todo el arco político de la provincia. Desde ambos lados aseguran que la sangre no llegará al río, pero el vínculo tiene ruidos.
Javkin, a través de su diputado Ariel Bermúdez, les mandó más de un mensaje a Lifschitz y a su socio Pullaro. En el marco de las idas y vueltas por la Necesidad Pública, Bermúdez fue el único legislador que se abstuvo de las posturas progresistas. Se cortó solo. El resto, la gran mayoría del bloque, se movió unido.
Pero la sanción detonó un conflicto dentro del radicalismo. Michlig cuestionó la dura postura de los diputados frentistas. Le pareció que no era indicado y prefirió, junto a sus compañeros de bloque, jugar con otra estrategia, más pacifista para con los objetivos del gobernador Omar Perotti.
Otrora incondicionales, Michlig y Pullaro no tienen diálogo desde hace unos 20 días. El senador puso la mira en otros lares y el diputado mantiene férreo e inquebrantable su sociedad con Lifschitz. Ahí aparece en escena Javkin.
En su afán de ganar poder y peso hacia dentro del Frente, el intendente juega a lo Pac-Man, a comer todo lo que pueda en detrimento del armado que tiene Lifschitz con un sector de la UCR. Javkin aparecerá en escena cada vez que surja un ruido interno en el progresismo.
En ese camino, se acercó a Michlig. El senador es un cacique del Departamento San Cristóbal y recorre incansable los más de 300 kilómetros que separan su zona de la ciudad capital. Para ensanchar el cuerpo de su armado, Javkin necesita romper las fronteras de Rosario. Por ahí va la cosa.
Javkin le cuestiona a Pullaro en la cara su “lealtad” hacia Lifschitz. Por eso, ante la imposibilidad de romper ese eje, va tejiendo desde afuera. Michlig le puede garantizar uno o dos diputados. Aún está lejos, muy lejos, y por esa razón no peligra la continuidad de Lifschitz como presidente.
Uno de los mayores interesados en romper el eje Lifschitz – UCR es el gobernador Perotti. Desde el día que asumió, el mandatario les dice a sus laderos que los sectores son distintos y apuesta a quebrarlos. Comparte entonces objetivo político con Javkin y Michlig.
La sesión preparatoria se realizará este jueves con la dificultad de que, a raíz de las dimensiones del recinto, no se respeta el distanciamiento obligatorio, por lo que se decidió llevarla a cabo en el paraninfo de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).