Nuevo ciclo | Santa Fe

El polvorín santafesino, renovado con Lifschitz en cancha y Perotti con ley

Ni la pandemia aflojó la relación entre el PJ y el Frente Progresista. Perotti logró su antojadiza ley para darle vuelo a la gestión. Lifschitz salió del silencio. Nuevo campo de batalla.

El trajín de meses de confrontación al límite con el telón de fondo de la ley de emergencia -Necesidad Pública- que pretendía el gobernador Omar Perotti para lanzar su gestión, tuvo este miércoles, finalmente, un triunfo por puntos para el oficialismo. Sin embargo, fue un desgastante proceso de meses que dejó heridos y un nuevo campo político que no garantiza el fin de un nivel de discusión agresivo.

 

Al contrario, el sistema político binario santafesino parece consolidarse. La decisión de Miguel Lifschitz de bajar de su estrado de presidente de la Cámara de Diputados, ubicarse con sus legisladores del Frente Progresista y dar su discurso después de meses de silencio, fue un gesto que grafica este escenario. Esa jugada no se la había adelantado a sus socios radicales.

 

Minutos antes, las abstenciones del Frente Progresista terminaron habilitando la posibilidad de votar al PJ su ley de emergencia y endeudamiento por el coronavirus. Por eso, mínimamente no iba a dejar pasar la oportunidad de pasarle todas las facturas a Perotti y, a su vez, compartir la centralidad del escenario político como jefe de la oposición. El método fue justificar la resistencia del Frente Progresista a la ley del oficialismo y cargarle las culpas al gobierno por cómo llevó la discusión.

 

 

 

La realidad es que nunca hubo un proceso de distensión político en Santa Fe en épocas de coronavirus, como sí lo hubo a nivel nacional. La grieta entre macristas y kirchneristas siempre resultó ajena. Más bien hubo versiones criollas, por ejemplo, macrismo contra socialismo, pero era claramente coyuntural.

 

La cosa es distinta desde que ganó Perotti, en junio de 2019. Una transición espinosa que se prolongó hasta estos días promovida por una dilatada ley de emergencia oficialista rechazada en diciembre. En su segundo intento, pasó dos revisiones del Senado hasta que este martes el Frente Progresista se abstuvo y habilitó la aprobación en Diputados.

 

 

La ley de Necesidad Pública habilita al Ejecutivo a tomar deuda por hasta 39 mil millones de pesos (10 mil millones para municipios, 8.600 millones para obra pública y 6.000 millones para cancelar deuda flotante). Además, se aprobó un paquete de urgencia para la lucha contra el coronavirus por otros 15 mil millones.


“En otras circunstancias no hubiésemos habilitado esta ley. Es una ley mala”, dijo Lifschitz. Esto demostró que no había más margen para la obstinación, tanto a la hora de rechazarla como de impulsarla por parte del Ejecutivo, aunque éste tenga las prioridades en los mensajes. “Está lleno de proyectos de ley que no fueron tratados, o no obtuvieron mayorías. Así son las reglas de la democracia, así funcionan los equilibrios de poder”, reprendió Lifschitz.

 

¿Tiene lógica o razonabilidad el nivel de diálogo institucional que hemos exhibido? Tenemos que hacer una autocrítica: el Ejecutivo y los legisladores también.” (Julián Galdeano, diputado radical en Juntos por el Cambio)

LA GRIETA SANTAFESINA. “Es verdad que el clima político en la provincia no es el mejor y tal vez todos tengamos alguna responsabilidad”, reconoció, pero seguido castigó al gobernador: “Pero no hay ninguna duda de que siempre la mayor responsabilidad es el que tiene la mayor investidura”.

 

La atenuación del conflicto nacional fue de lo que se agarró el presidente de Diputados para fustigar a Perotti, comparándolo con quien pretende ser su espejo. “Todos celebramos que ese clima de confrontación y grieta se ha distendido (…) y tiene que ver con la actitud del presidente Alberto Fernández ”.

 

Y soltó lo que tenía atragantado: “Esas diferencias quedaron muy de manifiesto en el acto donde asumió el gobernador. La descalificación y agravio permanente hacia mi persona y el espacio político no ha amainado para nada”. Aquel día Fernández fue muy amistoso, mientras que Perotti habló de un “pacto directo o indirecto de gobernabilidad con el crimen”.

 

Eso fue lo que rompió el vínculo entre ambos, sostienen desde el socialismo cercano a Lifschitz. Por eso será decisivo el mensaje del gobernador en la apertura de sesiones en la Legislatura el próximo 1° de mayo, ya con la ley en el bolsillo.

 

Ahora bien, si ni siquiera una pandemia de semejante magnitud aflojó a las partes, por qué, entonces, debería cambiar todo a partir de la obtención del oficialismo de una ley que no hizo más que separar posiciones.

 

 

 

 

El diputado justicialista Luis Rubeo dio su consideración a Letra P sobre el futuro escenario político: “Hay que empezar a bajar los decibeles de la política. Hay marcadas diferencias, donde el Frente, usando la mayoría automática en Diputados, impone números por encima de la razón. Hay que ver cómo construimos para adelante, porque en el transcurso del año habrá otras leyes polémicas”.

 

Por su parte, el jefe socialista también se refirió a una presunta distensión de las partes que hasta ahora ni asomó, ni convidó a tender puentes. “No cuenten con nosotros para eso (grieta) porque no es nuestro estilo, es una guerra que no nos interesa, y no le vamos a dar el gusto a los que están tratando de incentivar una grieta ficticia”. “La pelota está de su lado, cuente conmigo”, soltó en el final.

 

 

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