"El mundo se confabula para hacer más difícil nuestra salida" de la crisis, dijo Alberto Fernández en una entrevista en Canal 9 después del lunes negro que inició una racha de derrumbes en los mercados financieros mundiales que se extendía este jueves. Si se tiene en cuenta que la pandemia de coronavirus es un verdadero “cisne negro”, es decir un hecho imprevisto y, más allá de las disposiciones sanitarias que se tomen, imposible de manejar desde el plano local en sus grandes efectos económicos, el Presidente tiene razón: lo que viene será más duro que lo esperado. Ahora bien, ¿cuáles son las vías de contagio económico?
El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que el Banco Central (BCRA) difunde cada mes arrojó en febrero último una previsión de que el producto bruto interno (PBI) caería este año 1,2%. Mientras, “el top-10 de los mejores pronosticadores del crecimiento económico sugiere que la reducción sería incluso más acotada, en torno a 0,5%”, añadió el informe, lo que se acercaba a las proyecciones que, en privado, manejaba el ministro de Economía Martín Guzmán. Sin embargo, la conversión de la epidemia que surgió en China en una pandemia, tal como lo declaró la Organización Mundial de la Salud, alteró todo el panorama. De acuerdo con proyecciones dadas a conocer por The Economist Intelligence Unit, dependiente de la influyente revista británica The Economist, la declinación de la economía argentina oscilaría debido a la emergencia entre el 2 y el 2,7%. ¿Grave? Depende de cómo sigan las cosas: de acuerdo con estadísticas recalculadas por el INDEC normalizado en 2016, la crisis de 2008, que los especialistas comparan con la que está en ciernes, generó al año siguiente en el país una recesión de casi el 6%.
1. HACIA UN FRENO GLOBAL BRUSCO. Medidas como la prohibición de la llegada de pasajeros y mercancía provenientes de Europa continental, aplicada por los Estados Unidos, suponen una detención en seco para buena parte del comercio internacional. En tanto, las medidas restrictivas que toman todos los países van congelando numerosas actividades, por lo que una recesión global está a la vuelta de la esquina, algo que repercutirá severamente en una Argentina.
2. LA SALIDA DE CAPITALES. La retirada de los fondos de inversión de los mercados emergentes alcanzó grandes proporciones el lunes y llegó a niveles de pánico este jueves, con la Bolsa de San Pablo perdiendo en una sola rueda cerca del 17% de su valor. La causa de esos movimientos hacia refugios como el oro o los Bonos del Tesoro de Estados Unidos provoca el derrumbe de acciones, títulos públicos y privados, además de monedas emergentes.
Esto pone en un cono de sombras el tramo decisivo de la negociación de la deuda. El problema que suponen los fuertes vencimientos que se acumulan a partir de abril no clausura, con todo, una extensión de la ventana temporal para las gestiones, dado que los bonos incluyen cláusulas que permiten demorar los pagos por 30 días sin que eso implique una caída en default.
3. ALERTA POR EL DÓLAR. El lunes negro,el BCRA vendió 100 millones de dólares y se esperaban este jueves noticias oficiales en torno a la cuestión. Sin embargo, monedas de socios comerciales como Brasil se han devaluado bruscamente, lo que le pone presión al peso y, en el mediano plazo, tiende a deteriorar los términos de intercambio del país. Este jueves, el Central del vecino salió a vender divisas cuando el dólar superó la barrera de los 5 reales, consumando una devaluación superior al 20% desde comienzos de año.
4. CHINA Y LA SOJA. La pandemia comenzó en China, el otro gran socio comercial del país, y, aunque allí la cantidad de nuevos brotes comienza a mostrar una declinación, el daño económico será fuerte.
El crecimiento chino, proyectado inicialmente en más del 6% para el año, podría resultar recortado a la mitad: esto es lo que explica el derrumbe de los precios de las materias primas, con el petróleo en primer lugar, pero también afectando a productos como la soja. Los precios de los alimentos suelen ser más resistentes que otros commodities y, de hecho, la soja caía este jueves en Chicago otro 1,2% y operaba ya por debajo de los 300 dólares por tonelada.
De persistir, esta tendencia limitará el ingreso de dólares al país durante la temporada alta de liquidaciones (entre abril y junio) y también la recaudación tributaria en concepto de retenciones.
Fuente: Yahoo Finance.
5. BRASIL EN EL TOBOGÁN. Antes de la pandemia, se esperaba que el socio regional creciera alrededor de 2,5% y que eso derramara en la Argentina, sumando al menos medio punto porcentual al PBI. Pero también eso cambia en el escenario actual.
El gobierno de Jair Bolsonaro revisó a la baja su proyección de crecimiento, de 2,4% a 2,1%, pero solo generó sorna entre los analistas, que acusan al presidente de minimizar el impacto sanitario y económico de la crisis. Una paradoja: por sus contactos con el secretario de Comunicación, Fabio Wajngarten, ya oficialmente contagiado, los médicos siguen ahora el estado de salud del mismo jefe de Estado que dijo que la pandemia “es una fantasía creada por los medios”.
6: EL FACTOR PETRÓLEO. El derrumbe del precio del crudo afecta también a la Argentina. Con precios de entre 30 y 32 dólares por barril no solo resulta inviable cualquier expectativa de inversión en la producción no convencional en Vaca Muerta, cuyos costos son muy superiores, sino también en materia de explotaciones convencionales. Otra dura opción para el Gobierno: si convalida una baja de los precios en los surtidores, el golpe para las empresas en general e YPF en particular sería enorme; si no lo hace, como todo indica, obligará a los consumidores a subsidiar a las empresas en un momento en el que el consumo, lejos de recuperarse, tenderá a resentirse más.
Imposibilitado de gastar más o de tomar deuda para estimular la economía en el corto plazo, de aumentar más los impuestos para paliar el desbalance que la crisis generará en la recaudación fiscal y de devaluar para mantener la competitividad de la economía, las opciones de Alberto Fernández oscilan entre lo escaso y lo nulo. Mientras, el tic tac del reloj que marca el paso de las negociaciones de la deuda sigue si marcha implacable.