La gira del presidente Alberto Fernández por Europa, las reuniones del ministro Martín Guzmán en Italia y las expresiones de apoyo de Donald Trump le dieron al Gobierno un fuerte espaldarazo en las negociaciones con los acreedores privados y con el Fondo Monetario Internacional. Nutrida de una fuerte dosis de optimismo, la Casa Rosada trabaja ahora en un menú de tres opciones para presentarle al FMI, con la aspiración de máxima de obtener un período de gracia sin pago de capital ni intereses al organismo multilateral y una quita por parte de los tenedores de bonos.
Fernández regresó al país este viernes a media mañana, entusiasmado por la recepción europea y por el efecto que cree que el respaldo de los líderes del viejo continente tendrá sobre el mayor accionista del Fondo, Estados Unidos. También, por la reunión que mantuvo este jueves el embajador designado en ese país, Jorge Argüello, con el jefe de la Casa Blanca.
En Balcarce 50 se animan a cuantificar el optimismo: estiman que las negociaciones con el organismo multilateral están avanzadas "en un 80%".
“Salió mucho mejor de lo planeado”, le dijeron en la Casa Rosada a Letra P sobre el resultado de la gira, en la que el Presidente no solo cosechó el respaldo de los países europeos a la renegociación con el Fondo, sino que consiguió dejar una imagen positiva del país. “Ven un gobierno estable y legitimado que propone diálogo” y puede ser una puerta de entrada para Europa en una América Latina convulsionada, explicaron las fuentes.
Sobre la base de ese “gran mensaje de apoyo europeo”, el Presidente buscará erguirse para negociar con el Fondos dos cuestiones centrales: que el organismo coincida con Argentina en que la deuda no es sostenible y, en función de eso, acordar cuál será la salida, si un plan de facilidades extendidas o un roll-over con stand by, es decir, un período de gracia.
El plan de facilidades extendidas supone las llamadas condicionalidades, como se conoce a las habituales exigencias del Fondo, como la reforma laboral y la reforma previsional. El Presidente ya le hizo saber a la directora ejecutiva del organismo, Kristalina Georgieva, que no está dispuesto a avanzar en esa vía. Fue a mediados de noviembre, en una conversación telefónica.
Lo mismo conversó con Georgieva en Italia el ministro de Economía, Guzmán, que le transmitió al Presidente este viernes los detalles del encuentro. “El trabajo con el Fondo en Italia fue buenísimo”, destacó a Letra P una fuente calificada del Gobierno.
EL MENÚ. En cuanto al roll-over que plantea Guzmán, las opciones frente al Fondo son tres: postergar el pago del capital y los intereses, postergar el pago del capital y aceptar la capitalización de los intereses o postergar el pago de capital pero ir pagando desde ahora los intereses.
El objetivo de máxima del Gobierno, como había adelantado Letra P, es lograr un período de gracia de pago tanto de capital como de los intereses y evitar, a su vez, la capitalización de los intereses: un mandato completo para Fernández sin pagos al Fondo.
EL CASO BONAERENSE: CON NOSOTROS, NO
En la Casa Rosada reina el malestar contra el fondo
Fidelity, que
trabó la renegociación de la deuda de la provincia de Buenos Aires al no aceptar la postergación del vencimiento de un bono hasta mayo, que pedía el gobernador Axel Kicillof. “Si hacen eso de nuevo con nosotros, van a perder”, fue el mensaje lapidario que el Presidente y el ministro Guzmán decidieron enviarle al fondo de inversión, que integra el grupo de acreedores con los que el Gobierno deberá sentarse a negociar. “Hubo mala fe, la provincia tenía voluntad de pago”, dijeron en Balcarce 50. En el equipo presidencial aseguran que Fernández respaldó la decisión de pago del gobernador y que “no hubiese estado bien no pagar” mientras el primer mandatario hablaba de la deuda con los mandatarios europeos. “Se quiso actuar de buena fe”, remarcó un funcionario de primera línea del Gobierno. La próxima negociación, auguran, será en términos duros y el Presidente no tiene previsto ceder. “Se actuó así en esta coyuntura. Pero no va a ser así la regla”, definieron en un despacho del primer piso de la Casa Rosada.
El Presidente confía en las gestiones de Guzmán y, además, vio este viernes con buenos ojos la salida del número dos del FMI, David Lipton, el principal impulsor del megapréstamo del organismo a la Argentina, que Europa rechazaba.
Fernández les hizo saber a sus colaboradores que las conversaciones están avanzadas “en un 80%” con el FMI y “en un 50 o 60%” con los acreedores privados. La propuesta global, explicaron en la Casa Rosada, debería estar “encaminada” para abril, tanto con el Fondo como con los tenedores de bonos. El éxito de las negociaciones depende, en gran medida, de que el FMI coincida con el Gobierno en que la deuda “no es sostenible”. Esta admisión empujaría finalmente a los acreedores privados a aceptar una quita de capital. Para llegar a esa instancia será determinando la actitud que tome Estados Unidos. El Presidente espera que el respaldo europeo resulte un "condicionante positivo" para que Trump adopte la misma actitud.
La propuesta de pago del Gobierno está acompañada por el plan económico “de crecimiento”, que el Fondo ya conoce. El plan, que el Presidente evita revelar públicamente, incluye disciplina fiscal, políticas activas de producción y consumo, créditos para la inversión y el aumento de exportaciones para atraer divisas.