SANTA FE

Jatón, Año I: que no se rompa el hechizo

El intendente de la capital completa un cuarto de mandato a caballo del orden que impuso el covid. El fin de la luna de miel con Perotti y los comicios 2021.

Signado por una pandemia, 2020 fue el año de los Ejecutivos. Una crisis sanitaria sin precedentes puso a las cabezas de las administraciones en el centro de la escena y les dio protagonismo obligado. Para el intendente de la ciudad de Santa Fe, el frentista Emilio Jatón, la pandemia terminó siendo la ordenadora de todas sus necesidades y le permitió despliegue político, pero, después de diez meses y con la curva de contagios en meseta, el desafío es quedarse en foco.

 

El periodista llegó al palacio de calle Salta subido en una tromba electoral que levantó todo lo que tenía a su alrededor. Esa popularidad que le dio la conducción del noticiero del mediodía y lo llevó a la jefatura de la ciudad se convirtió en su contrapeso: su imagen positiva es lo único que teme perder. 

 

En pocos meses, llegarán las elecciones intermedias y tendrá que plebiscitar su gestión. Su gran desafío es combatir su rol de presentador de noticias y solidificar su relato, para lo que ató su perfil a la contención social y convirtió la emergencia en su principal capital para el año próximo. La contingencia le jugó a favor porque, por sobre las diferencias partidarias, el gobierno provincial tuvo que articular medidas con la ciudad y hasta con la Nación logró abrir algunos canales de diálogo más allá de la emergencia.

 

Pero, para evitar el hervor, tuvo que aceptar roles y asumir alcances. A diferencia de Rosario, la ciudad de Santa Fe no tiene un sistema de salud propio, por lo que la administración local no pudo desplegar una estrategia sanitarista y delegó la atención de los contagios en la provincia. Para Jatón, meterse a combatir la pandemia era perder. A costo de estar fuera de escena durante los picos del virus, se enfocó en cuestiones de asistencia, organizó centros de aislamiento y colaboró en la logística de los programas Detectar.

 

En ese contexto y con poca plata para repartir, se reunió con los distintos sectores económicos, se mostró cercano, desplegó la carta de la construcción colectiva y disipó manifestaciones en la puerta de la Municipalidad. Nadie podía reprocharle que no escuchó. La estrategia de cercanía para recepcionar reclamos se replicó en los barrios, donde las redes institucionales atendieron problemas micro, pero transformadores para esa comunidad. “Yo no tomo las decisiones, nosotros las construimos”, repitió el intendente en cada uno de los encuentros.

 

¿El resultado? “Los vecinos se involucran, se sienten parte y ven una respuesta a algo que ellos estaban pidiendo”, dicen en la Municipalidad y adelantan que por ese camino van a continuar el año próximo, cuando el intendente se ponga al hombro las candidaturas de sus concejales. La tropa de ediles le garantizó conflicto cero al jefe comunal en términos legislativos y logró retener la presidencia del cuerpo, a pesar de que el peronismo acusa a Jatón de haber “apagado” la Municipalidad. 

 

“No mandó ni cinco mensajes al Concejo. Entendemos que estamos en pandemia y no queremos poner palos en la rueda como hace el Frente Progresista desde la Legislatura, pero este año el intendente mostró muy poco”, fustigó Juan José Saleme, integrante del bloque PJ, que el año próximo aspira a sumar por lo menos una banca más.

 

Todo concluye al fin

En el Ejecutivo local saben que la luna de miel entre el frentista y el gobernador Omar Perotti está por terminarse. El rafaelino tiene un interés particular en la capital provincial y un delfín propio para cumplirlo. El actual senador del distrito, Marcos Castellóestá transitando la misma ruta que Jatón: de la escena pública pasó al Concejo, de allí al Senado y a futuro un destino que muchos imaginan para él es la Municipalidad, pero el alcalde mantiene la prolijidad televisiva y no se inmuta. Con el gabinete alineado, declaraciones públicas medidas, con personalismo en las reuniones y alejado de la rosca por armados partidarios, no se despeina mientras espera la segunda ola. No la del virus: la de sus votantes fieles. 

 

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