Fin del misterio. Máximo Kirchner se encamina a convertirse en el presidente del PJ bonaerense: en el arranque del año se terminarían de cerrar los acuerdos para que el titular del bloque oficialista en la Cámara de Diputados de la Nación tome, entre febrero y marzo, el mando de la estructura partidaria más fuerte que tiene la alianza del Frente de Todos en el territorio de mayor peso electoral. Los intendentes peronistas que resistían el desembarco del líder de La Cámpora se replegaron y, en días calurosos, pasaron la discusión a cuarteles de invierno. En el medio, la permanencia en algunos cargos y la ley que prohíbe las reelecciones indefinidas se meten en al conversación. Ahora, solo resta acordar cómo será el traspaso.
Cuando pasada la mitad de este año pandémico le iban insinuando a Kirchner que debía ser el conductor del partido en vistas de las elecciones 2021, el líder de La Cámpora escuchaba sin dar mayores certezas. Pero cuando el pedido de dirigentes (no tan territoriales como lo es el núcleo de los intendentes) se acrecentó y sí le sumaron algunos jefes comunales, el diputado no lo desechó. El diputado pidió que se trabajara en los acuerdos necesarios para evitar heridos de gravedad; siempre buscó que la unidad sea el horizonte primero, último y totalizador. Lo dijo claramente el miércoles de la semana pasada durante un asado con intendentes y dirigentes oficialistas en Lomas de Zamora, luego de un acto que encabezaron el presidente Alberto Fernández y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof. Este lunes parece haberse desarticulado esa resistencia off populi.
Fue el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, quien blanqueó la discusión subterránea que se daba en reuniones de rosca y chats cruzados entre dirigentes del PJ. Lo hizo al reclamar que Máximo Kirchner sea el presidente del partido. A la voluntad del intendente del distrito de la Tercera sección electoral se le sumó, en público, Nicolás Mantegazza, de San Vicente, y el presidente de la Cámara de Diputados bonaerense y consejero del PJ, Federico Otermín. Dirigentes referenciados en el lomense.
Y luego de la declaración del intendente de Lomas, el espacio que resistía la llegada de Máximo optó por el silencio. Sabían que Insaurralde era el jefe comunal más poderoso que tenía como aliado pleno el líder de La Cámpora. Semanas atrás sospechaban, incluso, que su par era el principal activista para ungir a Kirchner, aunque no creían que fuera a jugar tanto. Pragmático, el intendente de Lomas movió.
Al pedido de Insaurralde le precedió el aval que dio el presidente Alberto Fernández este domingo cuando remarcó, en declaraciones a Radio 10, que Kirchner “es un hombre preparado, un gran dirigente, con capacidad de diálogo” y que “tiene todas las virtudes para ocupar un cargo (presidencia del PJ) de esa naturaleza”. Tras ello, al intendentismo de la resistencia no le quedó mucho margen. Días atrás también, el diputado provincial Juan Manuel Gómez Parodi, que responde al intendente de Malvinas Argentinas, Leonardo Nardini, también dijo en declaraciones a Letra P que Kirchner debía ser el presidente del PJ. En silencio, se sentarán en la mesa a negociar. Allí estarán Gustavo Menéndez (Merlo) y Fernando Gray (Esteban Echevarría) a la cabeza. También Alberto Descalzo (Ituzaingó) y Mario Ishii (José C.Paz). Todos, son parte del grupo de la resistencia que prefirió no hace público su descontento.
Con todos, todas y leyes por revisar
La condición que puso Kirchner para asumir en la presidencia del PJ incluye que los intendentes que no lo quieran a él sigan dentro de la estructura partidaria; ellos mismos o gente de su entorno, en el consejo partidario. “Máximo no viene con la idea de entrar a las patadas, habla con todos y fue uno de los artífices de Unidad Ciudadana en 2017 y el Frente de Todos. No es su estilo excluir”, le describe a Letra P una fuente que trabaja con el diputado nacional.
Menéndez preside hoy el Partido y debiera pasarle el mando a Gray para que cumpla su último año de mandato. Vence en diciembre de 2021. Pero la salida anticipada, se supone, no será gratuita. El tándem deberá ser compensado. Si bien cerca de Máximo K afirman que no hay prenda de negociación ni mayores condicionantes, reconocen que aún restan cerrar algunas heridas y en eso se está trabajando.
Uno de los caminos para llegar a este objetivo sería una avanzada para dejar sin efecto la ley que limita las reelecciones indefinidas para intendentes y otros cargos en la provincia de Buenos Aires. “Eso no es problema para nosotros. Votamos en contra de esa la ley. Si a los intendentes los eligen y los sacan los votos… No se necesita una ley para eso”, dicen cerca del líder de La Cámpora. Sucede que los jefes comunales del oficialismo que proponen revisar la ley para poder ir por otro mandato piden el mayor apoyo político público posible y buscan, también, el de la organización que lidera Máximo K, a la que cual, justamente, el cumplimiento de la norma le abriría caminos en 2023. También podría entrar en esa discusión terminar con las elecciones Primarias Simultáneas y Obligatorias (PASO).
Lo que sucedió sobre fines del 2017 en el Partido Justicialista provincial vuelve a repetirse. Solo cambiaron algunos actores. En aquel entonces, quien buscó resistir en la conducción del PJ fue el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza. La avanzada de los intendentes reunidos en el disuelto Grupo Esmeralda, con Gray a la cabeza e Insaurralde empujando desde atrás, corrió al poderío de La Matanza. A Espinoza le dieron el congreso del Partido y la representación en el consejo de la mujer y de la Tercera sección electoral.