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El doble filo y los límites del ultra papismo de Alberto Fernández

El Presidente gasta la prédica bergogliana en sus discursos. Ruido por su participación en la Pastoral porteña y silencio sobre la última encíclica.

La prédica social del papa Francisco se ha convertido en “palabra santa” para algunos mandatarios del mundo. El presidente argentino, Alberto Fernández, no es la excepción, pero el uso y abuso de la doctrina bergogliana en discursos oficiales puede jugarle una mala pasada. También, generar el enojo de parte de la propia tropa.

 

La intervención del jefe de Estado en un encuentro virtual organizado por la Pastoral Social porteña el pasado 30 de septiembre hizo mucho ruido en los despachos de Balcarce 50, donde las invocaciones religiosas no endulzan los oídos de colaboradores pragmáticos y para quienes Iglesia y Estado son asuntos separados.

 

Alberto Fernández dijo, en ese contexto eclesiástico, que su gobierno asumió la consigna papal “primero los últimos” al defender la política social de su gestión para llegar a los sectores más vulnerables en medio de la crisis del coronavirus y sin la cual, aseveró, los resultados de la pobreza serían “infinitamente más negativos”.

 

 

La Iglesia no hizo una evaluación del discurso presidencial ni dijo si estaba mal o bien citar al papa, pero tomó distancia de un evento donde el sacerdote Carlos Accaputo, responsables de Pastoral Social de Buenos Aires, convocó a referentes de diversos sectores a un consejo pospandemia con el idílico objetivo de construir “un país para todos”, una propuesta a la que el Presidente hizo un guiño, aunque sin comprometerse a fomentar.

 

La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) fue cuidadosa en hacer notar que no había obispos ni referentes de la Pastoral Social nacional en esa reunión virtual organizada por el cura porteño y que tuvo al Presidente como orador central.

 

Desde entonces, hubo un cambio de actitud discursiva en Fernández y lo religioso, lo papista, pasó a un segundo y tercer plano, seguramente por sugerencia de algún asesor. En esa línea, no sorprendió que el Presidente evitara hacer un comentario sobre la reciente encíclica Fratelli tutti ( Hermanos todos) de su compatriota el papa.

 

El secretario de Culto, Guillermo Oliveri, esquivó diplomáticamente la consulta de Letra P en este sentido, pero aseguró que el nuevo documento sobre la fraternidad humana y el diálogo social “cayó muy bien” en el Gobierno y valoró, a título personal, que el papa “toque todos los temas y no deje nada por analizar, con una visión tan clara, como pocas veces”.

 

Con su silencio, el Presidente también se diferenció de sus pares iberoamericanos, que sí hicieron consideraciones sobre la tercera encíclica de Bergoglio, cuyo título en italiano -una frase de las Admoniciones de san Francisco de Asís- se preserva en todas las traducciones tras objeciones por usar solo el género masculino.

 

 

El más papista de los porteños. Fernández, en reunión virtual con la Pastoral de Buenos Aires.

 

 

Uno que salió a aplaudir el texto papal fue el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, quien escribió en su cuenta de Twitter: “Gracias por alzar su voz en defensa de los más vulnerables y clamar contra los efectos del neoliberalismo y el populismo”. Fernández ha dicho en una oportunidad que comparte “visiones similares” con el líder del Partido Socialista español (PSOE).

 

En Fratelli tutti, Bergoglio afirma que el libre mercado no lo resuelve todo, condena nacionalismos y populismos, aboga por una reforma de la ONU e insiste en la necesidad de “rehabilitar la política” para afrontar la pospandemia, además de recordar que los derechos "no tienen fronteras".

 

ALÓ, FRANCISCO. Pese al cambio de paradigma discursivo, en el entorno presidencial reconocen que el mandatario argentino no reniega de su “cercanía” con Bergoglio, con quien -anticipan- espera mantener una conversación telefónica próxima. No sería la primera charla que tienen desde que Fernández llegó al poder. La última fue el 8 de agosto, duró 15 minutos y el mandatario le agradeció al papa su respaldo en la negociación por la deuda.

 

TODOS LOS CAMINOS… Desde su llegada al país a principios de septiembre, el nuncio apostólico, Miroslaw Adamczyk, dijo más de una vez que el papa “tiene deseos” de visitar su tierra natal, aunque sin establecer una fecha probable. “Uniría a los argentinos”, estimó el arzobispo polaco y diplomático vaticano. Hay versiones de que podría ser en julio de 2021, pero en el Gobierno aseguran que “no se activaron protocolos” en ese sentido. En el episcopado, en tanto, no es un tema de agenda próxima.

 

 

 

CON IMPRONTA BERGOGLIANA. Fernández es uno de los presidentes argentinos que más cita a Bergoglio. Su primera vez oficial fue ante la Asamblea Legislativa, donde habló del “querido papa” y de la cultura del descarte, parafraseó al pontífice al convocar a la unidad y a un nuevo pacto social y adelantó que el Ministerio de Ambiente se instrumentaría sobre la base de su encíclica Laudato si'.

 

Más recientemente, al hablar ante la ONU, el Presidente llamó a "recrear el multilateralismo basado en la solidaridad, globalizándola", siguiendo los mensajes del papa, para "salir mejores y no peores de esta crisis" y afirmó que desde la llegada de su gobierno el eje fue "el espíritu solidario".

 

Fernández también lo suma en sus posteos de Twitter. Tal como lo hizo el 29 de marzo, junto con un video entrevista al papa, en el que escribió: "Como dije en el G20, nadie se salva solo. Hay que ser solidario, ponerse en el lugar del otro y ayudarlo. Algunos miserables olvidan a quienes trabajan para ellos y en la crisis los despiden. A esos miserables les habló @Pontifex_es. Ahora les digo yo que no dejaré que lo hagan".

 

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