Máximo Kirchner mira desde afuera y espera, con impaciencia, que se resuelva la rosca entre la AFA, Turner (TNT) y Disney (ESPN-Fox) por la transmisión del torneo de Primera División del fútbol argentino. Hay otra rosca que sí la juega, con un alfil propio sentado en una mesa de tres patas, para que la TV Pública vuelva a tener en su pantalla algunos partidos. El esquema inicial es claro y no tan ambicioso: tres partidos, uno los viernes, otro los sábados y el último, los domingos, despegándose de cualquier idea de retorno del Fútbol para Todos. Negocian con un maletín con opciones importantes, tanto para los clubes como para las empresas, que tienen intereses que dependen de la firma del Gobierno, del Estado. Y esa mesa tripartita es exactamente eso, el Gobierno. El Estado.
A menos de una semana de la vuelta del fútbol argentino tras el parate por la pandemia, todavía no se sabe quién ni cómo transmitirá los partidos de la primera fecha de la Copa de la Liga Profesional, otro engendro de la AFA para poner partidos en la pantalla. Por mayoría, la casa grande del fútbol argentino decidió romper el contrato con Fox Sports porque cambió su composición accionaria, luego que Disney la adquiriera a través de una de sus tantas firmas, ESPN. En ese río revuelta busca pescar el líder de La Cámpora con su jugador en el día a día de la rosca futbolera, que no es Kirchner sino Santiago Carreras. El gerente de Asuntos Institucionales de YPF y jugador activo en la política de Boca es el representante del kirchnerismo en esa mesa de tres actores, que se completa con el ministro de Turismo y Deportes (y vicepresidente de San Lorenzo), Matías Lammens, y el secretario de Medios, Francisco Meritello.
Entre ellos tres hay un acuerdo. No forzar, como Gobierno, una definición en la guerra abierta entre la AFA, Turner (TNT) y Disney (ESPN-Fox). Mientras tanto, cuentan cuáles son sus activos para, una vez finalizada esa disputa de poder y negocios, alzar la mano y pedir que el fútbol argentino vuelva a tener pantalla en la TV Pública.
Su plan no implica ningún desembolso de fondos extra por parte del Estado. Por el contrario, quieren que se tenga en cuenta la cantidad de plata “invisible” que ya salen de las arcas públicas para que el fútbol funcione y los clubes recauden. Y no hablan solo de lo que sale de YPF como sponsor. Destacan cinco factores en los que los dos lados del mostrador de la guerra de la TV, la AFA y las empresas de televisación, pueden (y van a) necesitar de una pequeña ayuda de la política.
LOS ASES DEL MAZO. Los clubes vienen reclamando una nueva ley de seguridad deportiva con un corazón directamente financiero: que los operativos sean cubiertos por el Estado. Esto produciría un impacto muy fuerte en las finanzas: un operativo para un partido de un club grande, sin público visitante, oscila entre uno y dos millones de pesos por partido. Igualmente, será difícil conseguir que algo así pueda salir del Congreso, en las condiciones en que hoy se negocia con la oposición. Pero tal vez se pueda llegar a un punto que aligere ese gasto para las sociedades deportivas.
También quieren los clubes un decreto definitivo y acordado para fijar las retenciones que hoy sufren por el famoso decreto 1212, de origen duhaldista y que Mauricio Macri retocó durante su gestión, subiendo la alícuota del 6,5% al 6,75% de lo que ingresan por derechos de televisación y venta de jugadores, y un 7,25% por sponsoreo. Además, Macri extendió además su alcance a lo recaudado por la propia AFA. Conocedor del universo del fútbol por su paso como presidente de Boca, el expresidente operó con la espada del 1212 para tensionar internamente buscando apoyo al sueño de su vida para el fútbol: la entrada en juego de las Sociedades Anónimas. Se fue del gobierno en primera vuelta sin lograr avances en ese sentido.
El paquete legislativo que demandan los clubes y que depende de un acuerdo con la política se cierra con una nueva ley de ART para jugadores y árbitros.
Un cuarto as en la manga que puede activar recursos nuevos para los clubes es el juego online, que está en condiciones de ser ejecutado tanto en la Ciudad como en la provincia de Buenos Aires. Si la política se pone de acuerdo, esos clics pueden transformarse automáticamente en nuevos ingresos para las arcas del fútbol.
LA OTRA FUSIÓN. El quinto ítem sí está directamente vinculado con la crisis desatada por los derechos de transmisión. La AFA usó como excusa la fusión ESPN para romper el contrato con Fox pero, en el fondo, a Claudio “Chiqui” Tapia y los popes de la casa que supo ser el reino privado de Julio Humberto Grondona mucho no les importa qué canal transmite los partidos. Lo importante no es si Lanús-Racing va por Fox Sports 2 o si Patronato-Unión lo televisa ESPN Extra, ESPN 2 o ESPN 3. “Lo que está haciendo la AFA es volver a poner en discusión cuánto cuesta el fútbol argentino”, reconoció el dirigente de un club de primera división.
El negocio actual es de 30 millones de dólares, que pagan por mitades TNT y Fox. Con la anulación del contrato con Fox, Turner (por contrato) queda con la prioridad de adquirir la mitad sin dueño. El director de TNT, Julián Mansilla, y el productor ejecutivo de la señal, Christian Imparato, ya acercaron una propuesta informal que casi duplica los 15 millones que ponía Fox. Los dos son lobbystas muy valorados en el universo del fútbol. “Están muy encima de los dirigentes”, cuenta un hombre que participa de las negociaciones. La misma fuente sostiene que ni el presidente de Disney Latam, Diego Lerner, ni el manager de Media Networks regional, Guillermo Tabanera, son tan asiduos al franeleo. “Da la sensación de que no tienen tanto interés”, cierra la fuente consultada.
Para poder jugar el partido, al menos en las condiciones que planteó la AFA, Disney necesita que el gobierno de Alberto Fernández le autorice la fusión ESPN-Fox. Otra vez el Estado como jugador clave y como la mano invisible (o no tanto) que regula el negocio en el que, dice, prefiere no intervenir.
ESPN está dispuesto a ofrecer cosas para conseguir esa autorización. Por ejemplo, hizo llegar a oídos importantes que está dispuesto a desprenderse de algunas de las señales de su, ahora, imperio en la grilla de TV paga: solo de canales deportivos, cuenta ocho. ¿Por qué tanta predisposición a llegar a un arreglo? Por un escenario muy beneficioso por el tipo de cambio, Disney eligió a la Argentina por sobre Uruguay y Colombia y se instaló en Pilar, bien al norte del conurbano bonaerense, con un mega edificio de producción televisiva, donde dicen pagar más de dos mil salarios mensuales. Tener un pie en la transmisión del fútbol del país donde tiene su centro de operaciones es, para este monstruo de los contenidos audiovisuales, casi una obsesión.
LA TV PÚBLICA QUE QUIEREN. Con todas esas cartas en su manga, la mesa que integran Meritello, Lammens y Carreras (como delegado de Kirchner) pretende conseguir que la TV Pública vuelva a tener fútbol argentino en su pantalla. Igualmente, desde la señal pública ponen algunas condiciones. La primera, es que el diagrama de transmisiones sea fijo y no variable, fecha a fecha. Un funcionario del área de Medios del Gobierno menciona el caos para la programación que significó la proto experiencia del Fútbol para Todos cuando, antes de la abrupta ruptura con la AFA y la estatización de las transmisiones, Torneos y Competencias (por entonces dueña de los derechos) le cedió algunos partidos. “Nos daban los dos peores partidos y siempre con horario cambiado”, recordó. La idea es tener un partido fijo por día (viernes, sábados y domingos) y siempre a la misma hora, incorporando esto a la programación del canal y no injertando los partidos en su grilla, como un Tetris a presión.
La idea también es que al menos uno de esos tres partidos sea el de un equipo grande, posiblemente el de los sábados, y enfrentando a un equipo de alguna ciudad por fuera del Área Metropolitana. Racing-Newells, San Lorenzo-Talleres, River-Patronato, por citar ejemplos al voleo.
Un tercer deseo es que la cesión no llegue con imposiciones con respecto a quiénes transmiten los partidos. La idea de quienes están a cargo de la TV Pública, que conduce Rosario Lufrano, es afianzar la dupla que integran Pablo Giralt y Ángela Lerena, que debutó en la primera fecha de las Eliminatorias transmitiendo a la Selección Argentina. No solo por la decisión política de sostener firme a la primera mujer comentarista en la historia del país –un trabajo además muy celebrado por la audiencia y por el propio canal-, sino porque es un equipo al que quieren darle rodaje para un plan que proyectan a dos años: el Mundial de Qatar 2022.
¿La fantasía? Que la AFA se tome el tiempo de resolver con las empresas la transmisión y que el fútbol argentino llegue a la TV Pública recién en 2021. “No queremos quedar enchastrados con ese negocio, del que además no participamos”, explican. ¿La realidad? Como conocen los manejos de la dirigencia del fútbol, ya están preparando todo por si ya les toca transmitir desde el próximo fin de semana.