El acuerdo que la UCR tejió con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en el Senado sumó ahora a la representación del PRO, que ayudó a aislar, en el conglomerado del interbloque de Juntos por el Cambio, al radical porteño Martin Lousteau en la disputa personal que mantiene con su ex jefa.
Los tironeos en el radicalismo sobre la relación con el oficialismo impactaron en la bancada amarilla, el socio menor de JxC en la Cámara alta. El macrismo tiene ocho bancas y está conducido por Humberto Schiavoni, quien resultó fortalecido con la disputa de liderazgo que protagonizan dos radicales: el formoseño Luis Naidenoff y Lousteau, que se resistió a que su bancada cerrara el acuerdo con la vicepresidenta para renovar y reformar el protocolo de sesiones remotas que habilitó el funcionamiento del Congreso.
El bloque de Schiavoni tiene seis escaños menos que los 14 que posee la UCR, pero su peso es gravitante en esa mesa de dos y lo hizo valer luego de las tensiones que protagonizó Lousteau hace dos semanas, cuando desconoció la negociación Naidenoff - CFK y se negó a votar porque sostenía que el protocolo había caducado. Esa vez lo hizo acompañado por cuatro voluntades adicionales: las macristas Gladys González y Guadalupe Tagliaferri, la neuquina Lucila Crexell y el catamarqueño Oscar Castillo. Una semana después, Lousteau no contó con ese cuarteto, aunque sigue en pie una impugnación ante el juez contencioso Pablo Cayssials que lleva la firma de Naidenoff.
En el conglomerado macrista justificaron que hubo dos factores que cambiaron la posición de González y Tagliaferri: la decisión común de no dejarse arrastrar por una interna del radicalismo y el rechazo que generó la movida de Lousteau, que le ofreció a CFK un canal informal para negociar que la vicepresidenta rechazó. La vice eligió a Naidenoff como interlocutor. "Cuando hicieron lo mismo que Lousteau fue por un tema particular, pero sólo esa vez. Ahora bajó la espuma y el espacio está unificado", justificó una alta fuente del PRO en la Cámara alta.
En el Senado, el tono de la relación entre oficialismo y oposición es formal y jerárquico. No siempre ha sido así, pero, desde el acuerdo de CFK con Naidenoff, el cuerpo retomó esa mecánica. En ese reordenamiento, Schiavoni sumó dividendos. Es uno de los senadores que más habla con el expresidente Mauricio Macri, por la relación de confianza que lo llevó a presidir el PRO durante ocho años. Cerca del misionero aclaran que su liderazgo nunca fue cuestionado, pero admiten que respaldó activamente el acuerdo de su par radical con la vicepresidenta. Lo mismo pasó con varios de sus pares, que no ocultan su rechazo al estilo de Lousteau.
Las prioridades no sólo pasan por la necesidad de "normalizar" el funcionamiento de la Cámara luego de una hiperactividad de seis meses que estuvo signada por durísimos contrapuntos con CFK. El foco está puesto en la agenda legislativa que se viene antes de la finalización del período de sesiones extraordinarias, que concluye el 30 de noviembre. En ese menú, asoma la posible llegada del Presupuesto 2021 a fines de la semana que viene, si prosperasen las negociaciones en la Cámara de Diputados, para que el texto cuente con un dictamen de mayoría este viernes y sea tratado en el recinto la semana próxima.
Cuando ingrese la ley de leyes al Senado, los gobiernos provinciales de todo pelaje ajustarán el vínculo con sus senadores. Para ese round, la táctica de desconectarse para impugnar las votaciones no generan réditos políticos ni al oficialismo, que hará valer su mayoría propia de 41 votos, ni para la oposición, que no quiere perder la oportunidad de plantear su eventual rechazo.