CRISIS DEL TRANSPORTE

Javkin negocia facultades con el Concejo para rearmar el sistema de colectivos

Quiere emergencia por tres años y facultades para rediseñar sistema y contratos. Logra adhesiones pero le advierten: “No vamos a darle un cheque en blanco”.

El intendente de Rosario, Pablo Javkin, busca desarmar un complejo escenario de crisis en el Transporte Urbano de Pasajeros (TUP) que se ha vuelto inviable con la estrepitosa caída en la recaudación producto de la pandemia y la sábana corta de los subsidios nacionales y provinciales. Apuesta a una autorización del Concejo Municipal que le permita renegociar contratos con los concesionarios y rediseñar recorridos, líneas y frecuencias. Pero la oposición avisa que no le dará un “cheque en blanco”.

 

Por ahora, el tratamiento no tomó vuelo. La comisión de Servicios Públicos, de mayoría oficialista, hace dos lunes que no le da tratamiento y parece esperar a que el propio Javkin tome personalmente el contacto con los bloques para allanar el camino y lograr la autorización. Esta semana se encargaría de eso, primero con aliados, como para consolidar las adhesiones, y luego con la oposición del Frente de Todos y Juntos por el cambio. 

 

A principios de octubre, el Ejecutivo envió un mensaje solicitando la declaración de la emergencia del servicio de colectivos por 36 meses para reajustar el pliego actual que se aprobó hace apenas dos años, con el socialismo en el poder, y que rige hasta 2032. La oposición cree que es un período demasiado extenso. “¿Y si la pandemia se termina en un año? Le sobran dos años más con facultades”, razonaron. 

 

 

En el mensaje enviado se solicita que se “faculte al Ejecutivo Municipal, mientras dure el proceso de rediseño integral del sistema de transporte, a adoptar las medidas extraordinarias y urgentes que resulten conducentes a superar la situación de emergencia”. Esto significa otorgarle la potestad para rediseñar el sistema (líneas, frecuencias, recorridos) y renegociar con los concesionarios las condiciones con un sistema ajustado a la dinámica de la pandemia.
 

 

La reducción de circulación por pandemia generó una caída drástica de los pasajes diarios que pasó de 450 mil diarios a unos 65.000 en la actualidad con un piso de 30.000 en cuarentena estricta. Los ingresos por recaudación representan el 55% de la composición del sistema, el resto es con subsidios. 


Con esta herramienta contendría a las empresas actuales del sistema y evitaría conflictos, tanto con la concesionaria histórica y de peso, Rosario Bus, como la mendocina El cacique, que ya reveló sus ganas de partir. Según el mensaje, el rediseño no pasaría por el Concejo de manera directa, sino que acompañaría una comisión de seguimiento integrada por el Ente de la Movilidad, tres concejales, prestatarios y la UTA, sindicato que sufrió el retraso continuo de los salarios y lanzó 80 días de paro desde el inicio de la pandemia.

 

“En la comisión tiene que haber concejales y no puede ser testimonial. Tiene que ser de contralor porque son temas muy delicados, como la renegociación de contratos, tarifas y recorridos, para darle todo el poder al intendente”, pidió el concejal de Juntos por el cambio, Alejandro Rosselló, quien, en contacto con Letra P, advirtió: “No le vamos a dar un cheque en blanco”. 

 

 

 

Pero en el oficialismo señalan que no se busca una delegación total al intendente en las decisiones sino que se pretende consensuar con todo el arco político para el rediseño, algo de lo que no se fían en la oposición. “No será una delegación de potestades sino de una readecuación, que se hará con la participación de una comisión”, aclaró el intendente a La Capital

 

La decisión del intendente de ponerse al frente de la negociación con los distintos bloques responde al tamaño e implicancias de la autorización que solicita. Pero también puede interpretarse como una forma de quitarle presión directa a aliados por los cambios que se llevarán adelante. 

 

De fondo asoma el proyecto del concejal de Cambiemos y parte de la alianza del oficialismo Roy López Molina, quien propone modificar el sistema de recorridos y frecuencias nocturnas hacia un sistema a demanda. Los críticos dicen que es una modalidad puerta a puerta difícil de cumplir y que podría traer inconvenientes con el servicios de taxis. El oficialismo entiende que las frecuencias se pueden modificar, pero hay que ser cuidadosos con el alcance de las líneas.

 

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