El intendente electo de Rosario, Pablo Javkin, logró su primer triunfo político al obtener la presidencia del Concejo para su ladera María Eugenia Schmuck. Para conseguirlo selló un acuerdo con parte del bloque de Juntos por el cambio, La Cámpora y la centroizquierda. La agitada jornada en el Palacio Vasallo detonó los bloques macrista y peronista y abrió un nuevo escenario de alianzas en el legislativo.
La elección dejó en claro que el primer desafío de Javkin como líder del oficialismo fue exitoso y sin grietas. Al menos hacia adentro de su quinta, ya que logró encolumnar a todo el Frente Progresista detrás de su candidata. Incluso al socialismo, que se limitó a su papel de socio secundario sin críticas. Bastó con juntar a los concejales del interbloque y señalar a Schmuck.
El aporte de Roy López Molina con cuatro concejales (Renata Ghilotti, Agapito Blanco y Marcelo Megna) terminó siendo clave. Es por eso que el oficialismo pagó caro el apoyo del macrista, quien se quedó con la vicepresidencia primera, la secretaría parlamentaria, presencia en comisiones relevantes y la Oficina de Defensa al Consumidor.
Recién cuando el poroteo en el Frente Progresista no cerraba, entró en acción López Molina para darle el toque final a un determinante y ecléctico acuerdo en una jornada tensa hasta último momento. Se lo pudo ver conversando minutos de la sesión final con el decano de la Universidad de Rosario (UNR), Franco Bartolacci, marido de Schmuck y de un vínculo estrecho con el intendente. Las negociaciones por el trono del Concejo confirmaron que el sector del radicalismo universitario tiene influencia directa en el gobierno local.
La jugada del golden boy macrista le dio la estocada final al tenso vínculo en Juntos por el Cambio que tiene futuro de fragmentación. El actual presidente del cuerpo, Alejandro Rosselló, no pudo hacer pie en la interna entre López Molina y Federico Angelini y terminó reducido por los intereses políticos de los sectores. Juntó cinco votos, Schmuck 20 de 28. “Roy López Molina traicionó a Juntos por el cambio para negociar puestos con La Cámpora”, dispararon sus enemistados compañeros macristas.
La Cámpora también tuvo ganancias al acompañar la postulación oficialista: se corrió del interbloque del PJ, apostó por Schmuck y logró la vicepresidencia segunda para Marina Magnani. También acompañaron la peronista Fernanda Gigliani y Ariel Cozzoni, quien ingresó por el espacio provida y se arrimó al PJ antes de asumir.
Por estas decisiones el peronismo sorpresivamente crujió. Si un valor había logrado hasta ahora era el de la unidad, pero se terminó más rápido de lo esperado. Eduardo Toniolli, Roberto Sukerman y Norma López, se abstuvieron de votar la presidencia y sólo presentaron candidatura al cargo de vicepresidente primero, con críticas a López Molina.
Este sector, que antes de la sesión anunció bloque propio, apostó al criterio por el cual el ganador queda con la presidencia y la fuerza que haya salido segunda en las elecciones a intendente ocupa la vicepresidencia. “Entendemos una agresión al peronismo”, sostuvo Toniolli del Movimiento Evita.
Los cuatro votos de la fuerza de centroizquierda, Ciudad Futura, a un acuerdo en que el PRO es protagonista hicieron ruido. “Seamos sinceros, el esquema al que íbamos era que gobernara Cambiemos de nuevo el Concejo, aun perdiendo en las elecciones nacionales. Construimos una propuesta, no venimos por un cargo, queremos pluralidad de fuerzas que nos permita transformar”, dijo la concejala Caren Tepp para fundamentar el apoyo. La legisladora logró impulsar y presidir la comisión de Feminismos.
La jornada tendrá, como nunca, varias implicancias en las alianzas políticas. Cuando se cría un Concejo de tres tercios, se abre la puerta a un cuerpo atomizado. La incógnita es saber cómo quedarán conformadas las fuerzas y, lo más importante: cómo será la construcción de gobernabilidad que pueda lograr el oficialismo con los heridos derramados.