Una miniliga de intendentes del centro del país toma forma como resistencia a los históricos privilegios de la Ciudad y la provincia de Buenos Aires sobre el interior en materia de distribución de recursos, situación que en la pandemia se profundizó respecto a los subsidios al transporte.
Las ciudades más importantes del interior no tienen transporte público de pasajeros desde hace al menos diez días. Rosario, Córdoba, Santa Fe, Paraná, San Luis, Bariloche y Corrientes, entre otras, forman parte del selecto grupo.
La mínima recaudación de las empresas de transporte público producto de la cuarentena no alcanzó para cubrir los salarios de los choferes. La interminable medida de fuerza de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) fue el disparador para que los intendentes de Rosario, Córdoba, Santa Fe y Paraná le reclamasen a la Nación que compense el dinero faltante por la merma de los pasajes.
Este miércoles, cuatro intendentes, el rosarino Pablo Javkin, el santafesino Emilio Jatón, el cordobés Martín Llaryora y el paranaense Adán Bahl mantuvieron una reunión virtual y elevaron el reclamo formal a la Casa Rosada. El común denominador de los integrantes del grupo es que no responden a ningún cacique que pudiera diluir el reclamo y, a su vez, todos tienen proyección propia y camino por construir en sus provincias.
Javkin, el mentor de la jugada, tiene diálogo permanente con Jatón. Ambos integran el Frente Progresista, pero no son socialistas y el rosarino, principalmente, juega de líbero. Casualmente, fueron a sumar a dos que no forman parte del núcleo duro del Frente de Todos. Llaryora responde al gobernador Juan Schiaretti, de relación sinuosa con el presidente Alberto Fernández, y Bahl es ladero del mandatario Gustavo Bordet, un peronista de centro, segunda línea del eje que conforman el rafaelino Omar Perotti y el cordobés.
"El reclamo se plantea desde el federalismo o perdés contra allá", sostuvo una fuente de la intendencia de Rosario, al tanto de la reunión, como forma de definir el poderío de la triple alianza de Buenos Aires.
Más que celos, aclaran, se sienten discriminados. Mientras en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) siempre salieron bien parados en el reparto, en el interior hacen malabares, crean rebuscados fondos o suben la tarifa para sustentar al sistema. “Es imperioso que la Casa Rosada escuche al interior; no hay modo de que lo resuelvan los municipios”, afirmó Javkin.
En la capital santafesina, la situación es igual de extrema. “Corremos el riesgo de retroceder 20 años en el transporte”, alertó a Letra P un funcionario de la gestión Jatón. El marcado de boleto en Santa Fe bajó de 160 mil pasajes por día a 20 mil. No hay sistema que aguante si no aparece la Nación, entienden los cuatro mosqueteros del litoral.
Los municipios no están en condiciones de subsidiar el servicio. Los gobernadores miran para el costado y el foco está puesto en Balcarce 50. A las ciudades no deja de llamarles la atención que el Gobierno no se inmiscuya en el tema. “¿Aparecen soluciones para todo el planeta menos para esto?”, se preguntó, filoso, un santafesino. “¿Será que quieren un cambio de jugadores en el sector y no hay intención de resolverlo?”, añadió.
La idea de este primer acercamiento fue levantar el perfil porque, por el momento, no entran las balas en la Casa Rosada, más allá de que el Presidente emprendió este jueves una minigira por el norte argentino para mostrar atención.
La problemática del transporte no se termina en el envío de subsidios para completar los sueldos, sino que se mantendrá en el tiempo porque es un problema estructural. Por eso, los intendentes analizan mantener esta miniliga y hasta darle una funcionalidad para otros posicionamientos.