Hay una persona en el mundo de los negocios que mantiene una relación personal con la vicepresidenta Cristina Fernández, que surfeó con perfil kirchnerista los problemas internacionales que generaron los alineamientos K con Estados Unidos y que, a la vez, elogió y le entregó a Mauricio Macri premios globales por su “liderazgo transformador”. Susan Segal, la titular del Consejo de las Américas, el club de lobby más poderoso del país del norte, volvió a acomodarse, ahora con el gobierno de Alberto Fernández, y jugó de armadora del primer evento de peso que tuvo el ministro de Economía, Martín Guzmán, en Nueva York.
Cultivó una amistad con CFK, que nació en el 2003.
Guzmán habló allí ante 50 empresarios, banqueros y fondos de inversión que lo escucharon por unos 80 minutos. La deuda y la macroeconomía fueron los ejes centrales. Uno de los que participó del encuentro en la sede del Upper East Side fue Eduardo Eurnekian, CEO de Corporación América y uno de los integrantes de peso en el Council.
Un rato antes de la llegada de Guzmán, Segal ya había introducido “la nueva Argentina” a los que escucharían al funcionario. Desde que asumió Fernández, volvió a ponerse a acercar posiciones entre el país y los capitales norteamericanos, una tarea que ha sido característica del Consejo, organismo que fundó el magnate David Rockefeller.
Ya a principios de octubre de 2019, Segal había recibido en una reunión privada al ahora presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, en una charla en la que conversaron sobre el apoyo empresario y el tiempo que había que darle a la gestión Fernández para mostrarse en la cancha.
Segal, que es accionista y directora en muchas empresas (Mercado Libre, Vista Oil y otras con participación americana), asumió al frente de la entidad en 2003, casi con la llegada de los Kirchner al poder en la Argentina. Venía de 30 años de desempeño en el sector privado, con un paso importante por el banco JP Morgan, uno de los que capitanea el Council que estuvo presente en la alocución de Guzmán.
Los que la conocen aseguraron a Letra P que “de entrada se llevó bien con Cristina”. Cultivó, en el trabajo diario y en los años de oro del kirchnerismo, una relación fluida que llegó a amistad. Todo, mientras Néstor Kirchner era el presidente. Cuando CFK asumió el poder en 2007, el enfoque internacional del país viró, salió del acercamiento con Estados Unidos y se abrió a otras potencias como Rusia y China. Esto obligó a Segal a hacer equilibrio para contener posiciones y hasta a dejar de atender el teléfono en pleno estallido del escándalo de la valija de dólares venezolanos de Antonini Wilson.
Segal con Solá, antes del triunfo de Fernández.
“Los cambios estructurales llevan tiempo”, dijo Segal en la reunión del Consejo de las Américas de 2018 en Buenos Aires. La escuchaban en el Hotel Alvear el propio Macri y la plana mayor de un Cambiemos que aún apostaba a quedarse ocho años en el poder. También aseveró, en otra reunión de la entidad, que, “desde que el presidente Macri y su equipo formaron gobierno, Argentina se ha convertido en un ejemplo de cómo las políticas consistentes pueden beneficiar a un país. Ya comenzamos a observar resultados de mayor crecimiento y una reducción de la inflación”.
Cerca de ella aseguran que “es oficialista de todos los gobiernos”. Que ese es el mandato que tiene en su rol de presentadora del lobby americano. Justo antes de que Fernández ganara las presidenciales, participó de un evento con el ahora canciller Felipe Solá. Un detalle: los lobbies de empresas americanas también rastrean e indagan la posición de los países en materia geopolítica. Al de Fernández, por ahora, lo ven lejos de los extremos.