Miguel Ángel Pichetto teje desde su búnker porteño (hasta fin de año estaba en Recoleta, ahora en barrio Norte) el esquema opositor al gobierno de Alberto Fernández. Apunta y dispara contra las políticas sociales que el Frente de Todos despliega en sus primeros días de gestión. Recibe a dirigentes y plantea una línea crítica mientras en Río Negro, la provincia que lo catapultó al Congreso por varios años, la tropa que formó se reacomoda al nuevo ciclo. La mayoría fueron relegados del PJ. En algunos casos, terminaron en Juntos Somos Río Negro o ahora trabajan por una línea alternativa que intenta discutirle el liderazgo a los hermanos Soria. La amenaza inminente son las sanciones anunciadas por la máxima autoridad partidaria. Los grupos se pueden dividir en tres: los leales, los que se filtraron en el gobierno rionegrino y los que viraron moderadamente al sorismo cuando el ex intendente de General Roca se perfilaba como competitivo y ahora analizan disputarle poder acercándose al senador camporista Martín Doñate.
Pichetto recibe al macrismo en sus oficinas porteñas.
El más leal a Pichetto es un intendente. Ariel Rivero, quien llegara a presidente de la Legislatura en el proceso de transición originado por la muerte del “Gringo” Soria, conduce el municipio de Campo Grande. Al límite con San Patricio del Chañar (Neuquén) se abraza a los beneficios de la expansión de Vaca muerta. Ubicado a 50 kilómetros de Añelo -la capital del no convencional- volvió a su localidad en una elección particular que no tuvo rivales gracias al pacto de no agresión, y permanente colaboración, con el gobierno de Alberto Weretilneck.
Entre los beneficios del acuerdo se destaca la inyección de dinero por el Plan Castello para un proyecto de riego. Con Pichetto alejado del PJ rionegrino, siempre respaldó las propuestas del por entonces gobernador para marcar diferencia con Martín Soria. “La intención es seguir avanzando en política, ya llegará el momento de tomar definiciones. Trabajo en contacto permanente con dirigentes que están dentro del PJ o con aquellos que lograron que se vayan”, cuenta Rivero a Letra P. “Haré política en la provincia, para que los rionegrinos vean en Campo Grande un modelo de gestión y desarrollo”, insiste.
Diferente fue el destino de otros legisladores. Javier Iud, envuelto en un escándalo judicial, quedó fuera de carrera y se dedica a un emprendimiento gastronómico. Como jefe local de San Antonio Oeste, la localidad cabecera de Las Grutas y el puerto del Este, se mostró siempre junto a Pichetto. Hasta en los momentos más difíciles, tras su abrupta caída contra JSRN en junio de 2015, el hoy vocero nacional de Juntos por el Cambio lo ponía como uno de los potenciales a sucederlo. Al final, las denuncias lo alejaron de cualquier lista. La misma suerte corrió su sucesor en SAO, Luis Ojeda, involucrado en la causa. Al final, entre otros factores, la ciudad entró en la lógica del avance de Weretilneck con la llegada de JSRN al poder.
Alejandro Marinao, experimentado legislador de la región sur, es un orgánico del PJ. Siempre equilibrista para apaciguar tensiones mientras presidía el bloque con el formato del Frente para la Victoria (FpV), que parecía romperse cuando avanzaba el cronograma electoral 2019, fue perdiendo terreno. Si bien logró meterse como diputado, hoy no aparece como una figura cercana al riñón sorista. Hasta terminó desplazado de la jefatura de bloque por María Eugenia Martini, ex intendenta de San Carlos de Bariloche. Por estos días, según pudo saber Letra P, mantiene un acercamiento a Doñate: el camporista que busca manejar el PJ e intenta amenazar el poderío de Soria. A pesar de las consultas de este medio, Marinao mantiene silencio de radio y no otorga definiciones.
Rivero, Marinao y Iud. Un tridente que se conformó en el pichettismo.
CAPITAL. Viedma es el refugio de la mayoría de los pichettistas. Es la base central de lo que queda del grupo. Si bien aparecen algunos dirigentes de menor peso, o se camuflaron en el partido provincial o lograron filtrarse en la lista que el Frente de Todos armó para las elecciones municipales. En algunos casos, las segundas líneas alcanzaron lugares estratégicos de asesores.
Raúl Martínez, dirigente de la UOCRA y legislador hasta diciembre, quedó relegado en la banca por Pablo Barreno, flamante diputado con proyección en el PJ que responde a Soria. De notable llegada a varios sectores del partido, Martínez mantuvo presencia por la inclusión que hizo Evelyn Rousiot en su campaña a intendenta. En su nómina, Rousiot contuvo al dirigente de la construcción anotando de segunda concejala a Zulma Romero, su esposa.
La última aparición de Martínez fue esta semana cuando se fotografió con Pedro Pesatti, actual intendente de la capital.
Martínez, un pichettista tradicional, visitó al intendente Pedro Pesatti.
Para entender cómo se contuvo al justicialismo disidente hay que observar el caso del candidato a concejal Ricardo Agüero. De conformar la lista del FdT, pasó a trabajar como asesor de bloque de JSRN en la Legislatura. Su pertenencia le sirvió de trampolín a un lugar codiciado en la política viedmense. Antes se había desempeñado como asesor en el FpV.
Un caso particular es el del hijo de Pichetto, Juan Manuel, quien tomó distancia luego de que su padre aceptara la vicepresidencia de Macri. Aunque formó un partido vecinal, se aisló para observar el desplome del justicialismo. Como premio, Pesatti incluyó en su lista a la concejala Silvana Cullumilla: otro salto del viejo FpV a JSRN. Dedicado a su actividad privada, tras un paso como asesor de bloque de Ariel Rivero, analiza estudiar derecho en la UBA.
Jorge Cejas y el gastronómico Roberto Vargas son dos exponentes más del pichettismo. Ambos, con apariciones esporádicas, pero con mucha resonancia en los medios capitalinos, recuerdan cada tanto su acercamiento.
Destacable es como se vive el cambio de era en la Universidad de Río Negro. Toda la estructura que funciona en la institución fue instalada por Pichetto. Juan Carlos del Bello, rector de la UNRN, salió del pichettismo más duro. Fuentes ligadas al ex senador reafirman que actualmente no le atiende el teléfono. El máximo de los recuerdos entre Pichetto y la UNRN se dio en 2015, en la sede Alto Valle, cuando Cristina Fernández de Kirchner lo bendijo como “el futuro gobernador”. Días después, se comía una paliza electoral en manos de un incipiente espacio provincialista.
TRES CIUDADES. En Bariloche y General Roca también existe el pichettismo. Por la primera, un caso paradigmático. Silvina García Larraburu, de los máximos exponentes del peronismo, saltó a la bancada de Cristina Fernández de Kirchner. En la región andina, la senadora se caracterizó por ser una leal. Por este tiempo, busca construir una legión propia para dar pelea en la provincia.
En Roca, el territorio hostil, sobrevivió en el Club del Progreso César Domínguez, actual Defensor del Pueblo adjunto. Desde esa institución logró llegar al Estado mediante un nuevo acuerdo entre Weretilneck y su referente. Uno de las máximas de Domínguez en su ciudad fue colocar un cartel gigante de Daniel Scioli para su campaña presidencial en el centro comercial.
El candidato a volver a manejar UDAI Roca de Anses, Luciano Delgado Sempe, mantenía un diálogo fluido con Pichetto. Aunque este tiempo se acercó a Soria, logró avanzar gracias a un contacto con la hoy figura de la derecha nacional.
Por Villa Regina, el quinto municipio en importancia, se vive una situación especial. Tanto Luis Albrieu y Carlos Vazzana, ambos ex intendentes, se acercaron en su momento a Pichetto. Albrieu, cerró un pacto con los Soria y abandonó filas. Vazzana mantuvo hasta el año pasado comunicaciones con el ex senador, que aumentaron por la destitución de su antecesor Daniel Fioretti; el acercamiento a Soria clausuró cualquier llamado.
Solo queda el leal Jorge Franco (hijo del ex gobernador peronista Mario Franco) un hombre que transitó por la ex SIDE y siempre estuvo cerca.
CAMBIO. En el macrismo de Río Negro confían que Pichetto regresará a la provincia en campaña a favor del cambio. Ya estuvo hace poco en Bariloche con el diputado Juan Martín.