-¿Cómo es gestionar una institución previsional en tiempos de economía tan inestable?
-Hay un poco de seguimiento día a día. Las Cajas reciben los aportes de sus afiliados que van a ser la jubilación futura de ellos. Nuestro deber y función es cuidar que el valor de esos aportes se mantenga en el tiempo. Es complicado, el mercado es turbulento, tenemos un país permanentemente en crisis, es como un subibaja. Vemos día a día el mercado, buscando las mejores alternativas para que los aportes mantengan el valor.
-¿Cómo se resguarda la institución de esas turbulencias?
-Buscando un mix entre la rentabilidad y la seguridad. Hay que actuar con prudencia. Las Cajas tienen un horizonte y vida muy larga, se va renovando permanentemente. Eso hace que uno tenga una mirada de largo plazo respecto de las inversiones. A veces no importa tanto la cotización actual sino el final de esa inversión para mantener el valor. En el medio puede haber cambios, si uno ve que una inversión no está dentro de los parámetros que uno entiende debe rendir, se vende y se cambia por otra. Ese es un poco el juego que hay que tener en cuenta para mantener el valor actual de los aportes.
“Son todas distintas. Esto es cíclico. Cada siete o diez años tenemos crisis y lamentablemente eso afecta, no solo a las Cajas y a las profesiones, sino a la economía en general.”
-Dado la especificidad de la Caja, ¿son consultados por los gobiernos de turno?
-Las Cajas no. Para eso están los Colegios o los Consejos, que son los que tienen por delegación el gobierno de la matrícula. El Consejo nuestro en particular participa en consejos de enlace tanto con la AFIP como con Rentas (ARBA), que eso tiene que ver más con la gestión diaria de los problemas con los que se encuentra el colega y, a veces, hay intercambio de información y se fijan posiciones ante determinadas cuestiones. Pero no es la función de la institución meterse en el diseño de las políticas de los gobierno de turno. Si hay consultas, por supuesto se contestan.
-¿La crisis económica actual es similar a otras?
-Son todas distintas. Esto es cíclico. Cada siete o diez años tenemos crisis y lamentablemente eso afecta, no solo a las Cajas y a las profesiones, sino a la economía en general. En algún punto, (las crisis) son comparables y en otro, no. Mucho depende no solo de los movimientos económicos sino también de la ideología de la política de turno. Esta crisis no se parece a la de 2001, muchos menos a la hiperinflación de la época de Alfonsín. Si bien tiene algunos puntos en común, esta es distinta, justamente por la evolución de la economía, que va incorporando actores e intereses que en algún momento estaban y en otros no. Hay que analizar la coyuntura local, los impactos internacionales. Lo que suceda en Estados Unidos, la pelea de ese país con China, repercute, les pega muy mal a los países emergentes. Después, depende de cómo cada gobierno asume esos impactos.
-¿Qué evaluación hace de la actual gestión de gobierno? ¿Qué tan bien maniobra?
-Está complicado. Hay una crisis de confianza muy grande. Se duda de cualquier acción que se tome. Debe ser el único país donde el resultado de unas PASO impacta como lo hizo. Es nuestra idiosincrasia, nuestra ideología. Y por eso son las crisis. Nunca lo que hizo el anterior está bien y así nos vamos manejando, es como empezar de nuevo, y eso impacta fuertemente. Paraguay, Perú, Bolivia o Chile han tenido políticas de Estado, se han puesto de acuerdo en cuatro o cinco cosas y las han respetado sin importar la ideología de turno. Tienen un mismo norte y eso hace que se traduzca en estabilidad, pueden planificar a largo plazo.
-¿Qué opina de Axel Kicillof?
-Tenemos un problema muy grande, por eso no quiero mezclar los temas políticos e ideológicos. Uno evalúa de acuerdo a lo que hizo, que muchas veces no es lo que dicen. Si hoy tengo que tener una mirada a futuro, realmente nadie, ni los que están y quieren seguir o los que posiblemente entren, dicen exactamente qué es lo que van a hacer. Todos, no importa la ideología, están de acuerdo en que se necesita producción, crear fuentes de trabajo, que no haya inversión especulativa. Pero ninguno dice cómo lograrlo. Mientras no se sepa hacia adónde vamos no sabremos cuál es el futuro. Puedo decir que (la de Kicillof) es una política ideológicamente distinta a la que tenemos hoy. Pero la pregunta es “hasta dónde”. Muchas veces, la ideología tiene que ver con los recursos. Y los recursos son escasos. Lamentablemente, esto es de largo plazo, mientras no se pongan todos de acuerdo en cuatro o cinco políticas, vamos a seguir en estos vaivenes.
-¿Si tiene que aconsejar a ahorristas, qué sugiere: dólares, plazo fijos, mercado de valores, ladrillos?
-Mucho tiene que ver para el ahorrista común o las empresas cuál es su horizonte de disponibilidad. No es lo mismo tener un excedente para invertir a dos, tres años, que tener un fondo comprometido a 30, 60 y 90 días. Lamentablemente, en el país, el largo plazo está dominado por el dólar. No hay otro activo seguro para resguardarse en el largo plazo.
-¿Falta seguridad jurídica? ¿Por eso es difícil otro tipo de inversión?
-Entiendo que en nuestro país no hay seguridad jurídica. Se cambian permanentemente las reglas de juego y eso hace que la inversión productiva, que necesita largo plazo para recuperar y generar rentabilidad, siempre esté con la expectativa de ver qué pasa.
“Esto es de largo plazo. Mientras (los políticos) no se pongan todos de acuerdo en cuatro o cinco políticas, vamos a seguir en estos vaivenes.”
-¿Cómo se corrige?
-Si a los inversores de actividades productivas se les diera largo plazo para recuperar y garantías de que no van a tener restricciones para girar utilidades –o, en caso de tenerlas, fueran coherentes-, seguramente tendríamos inversión y sería el despegue. Pero hoy no están dadas las condiciones. Entonces, para el ahorrista, va a depender del tiempo. Si lo puede guardar, el resguardo es el dólar. Y si es el corto plazo, hoy con las tasas que tenemos será el plazo fijo. Hasta hace poco, los títulos eran buena opción. Ya no, todos están muy venidos abajo. Depende del tiempo de permanencia que pueda estar en el sistema y cuáles son sus necesidades de fondo.
-¿El reperfilamiento de la deuda es falta de seguridad jurídica?
-Como está planteado, el reperfilamiento simplemente es una extensión de plazos por una cuestión de disponibilidad de fondos. Se supone que lo único que sucede es que lo que tengo que cobrar hoy lo voy a cobrar dentro tres meses, seis meses, de acuerdo a lo que se reperfile. Pero el temor es que no sea así y que haya una quita. Ya tenemos historia. Hubo corralito, hubo quita. Y eso hace a la incertidumbre que tiene en inversor o el ciudadano común respecto al futuro. El reperfilamiento es una herramienta de corto plazo, lo dijo el mismo gobierno. Son medidas que nunca hubieran tomado pero necesarias para la coyuntura. Es muy difícil saber si había otra opción, pero justamente hace a la seguridad jurídica. Estamos hablando de un mercado financiero como el argentino que es muy chiquito. Distinto sería un país industrializado que se dedica a transformar la materia prima y exportar. Todos estos movimiento financieros importarían muy poco, no impactarían, ya que el ingreso de dólares sería el adecuado.
-¿Cuántos afiliados tienen en la provincia de Buenos Aires?
-Alrededor de 22 mil matriculados que abarca la profesión de Ciencias Económicas, que son contadores públicos, licenciados en administración, licenciados en economía, licenciados en turismo y algunas otras carreras que tienen que ver con la administración y los actuarios. Ese sería el universo profesional.
-¿A qué cantidad de beneficiarios alcanzan y cómo están compuestos sus haberes?
-Tenemos aproximadamente cinco mil, una relación de cuatro aportante por cada beneficiario, que es una relación normal dentro de los que son los estándares mundiales. Y con la perspectiva de que cada vez se achique más por dos razones: por el alargamiento de la vida, la expectativa no es la que dicen las tablas actuariales, es más. Eso impacta negativamente en las Cajas. Y, por otro lado, aquel que se recibe le cuesta insertarse en el mercado laboral que tiene su costo a través del pago de la matrícula profesional y el aporte. Esos factores conspiran. Nuestra Caja en particular está en los estándares normales y en un horizonte de mediano plazo no tendríamos inconveniente.
-¿Cuántos son los haberes que perciben?
-Nuestra Caja no posee jubilaciones mínimas. Tiene lo que llamamos beneficios básicos: todos cobran en base a la edad de ingreso al sistema y la cantidad de años de permanencia en el mismo. Es distinto lo que cobra alguien que ingresa a los 25 de alguien que ingresa a los 30 o a los 35 años. Tenemos lo que llamamos el caso testigo que es alguien que ingresa al sistema a los 30 años, se jubila a los 65 años, con 35 de aportes, y eso le da un haber básico que está medido en la moneda nuestra, el caduceo, de 159, que el valor de hoy son 18 mil pesos con un aporte promedio de 37 caduceos, que son alrededor de cuatro mil pesos. También estamos en una relación 4,5 a 1 que es el estándar mundial. A esto hay que agregarle la comunidad vinculada que es el aporte que hacen los comitentes a nuestra Caja. Eso le permite a la institución la distribución entre los afiliados que representa, normalmente cuatro haberes básicos más que, traducido en pesos, es de alrededor de $26 mil, una jubilación dentro del caso testigo, puede haber quien cobre más o menos, depende de la edad e ingreso y permanencia en el sistema.
-¿Cómo están conformadas las pensiones?
-Es el 75 por ciento del haber básico que tuvo el causante. Y alcanza al 100 por ciento cuando hay hijos menores o de hasta 25 años, edad en que estudian.
-¿Cómo está dividida la cartera de activos de la Caja?
-Tenemos títulos de la deuda nacional, títulos soberanos, moneda extranjera y un buen porcentaje de inversiones en la economía real, que son campos y forestación en Misiones. Esto último, obviamente tiene otro manejo. Como esto es a largo plazo, los campos los arrendamos, porque explotarlo implicaría tener una estructura de control que es muy difícil.
-¿Qué objetivos tiene la institución a corto plazo en relación al haber de los beneficiarios?
-La Asamblea es el órgano soberano y es donde se deciden los ajustes en los haberes jubilatorios y en los aportes. La asamblea se encarga de fijar el valor de nuestra moneda, el caduceo. Cuando aumenta el valor, aumentan tanto los aportes como los haberes. El aumenta del caduceo tiene un impacto distinto en el activo que en el pasivo. En el pasivo, le mejora el haber. En el activo, le genera más costo. En estos dos últimos años, a través del fondo que se crea de la comunidad vinculada hemos dado una especie de bonos que, de alguna manera, compensan la desactualización de ese valor del caduceo. Punto más, punto menos, acompañamos el índice inflacionario.
En el mes de febrero comenzamos a trabajar con el cierre de balance y los números reales. En marzo empezamos a definir para la asamblea de junio. El escenario que había en marzo de 2018, en abril, sin que nadie lo esperara, explotó. Logramos recomponer mediante los bonos. Pero con las PASO explotó el escenario. Son cuestiones que no se pueden prever, por eso tenemos este fondo para ir en auxilio del momento.
-¿Qué le recomendaría a un ministro de economía?
-Es muy difícil. En esta provincia el gasto es, normalmente, mayor a la recaudación. Por eso viene el endeudamiento. El déficit se financia con endeudamiento o emitiendo dinero, pero eso genera inflación. La tarea esencial de un ministro de Economía es recaudar. Y, a veces, no importa cómo. Definir qué pedirle a un ministro de Economía en la coyuntura es difícil. Hay que ir más allá y pedirle a los políticos que se sienten y acuerden cuáles son las políticas de Estado que debemos tener, qué seguridad jurídica le damos a los inversores productivos. Si se logra eso, no tengo dudas de que la gestión de cualquier ministro será exitosa porque va a tener los recursos. Tenemos una presión impositiva muy alta y el impacto es muy fuerte. Hay que encontrar el punto de equilibrio entre gastos e ingresos. La única manera de recaudar es que se exporte. Hoy, darle dinero al mercado local para el consumo implica buscar la fuente de financiación que normalmente es la emisión. Entonces, siempre estamos dando vueltas sobre lo mismo.
-¿La dolarización de la economía argentina es una solución para terminar con las crisis económicas?
-Ya tuvimos una experiencia y no funcionó, el 1 a 1. Desde mi punto de vista, dolarizar implica tener tres veces reservas respecto del dinero circulante que hay, que –entiendo- es donde falló el 1 a 1 en esa oportunidad, no había suficientes reservar y explotó. Hubo que endeudarse. Puede ser una propuesta técnicamente muy linda pero no la veo viable. Argentina se endeuda para gasto corriente, así nunca se va a avanzar.