Daniel Pelegrina, el anfitrión, pide disculpas. “Hablamos después”, le dice a Letra P mientras aguarda al presidente Mauricio Macri. Es habitual que los jefes de la Sociedad Rural (SRA) no se pronuncien antes de dar su discurso de apertura de la feria palermitana. El de este sábado fue una demostración de amor material, de un campo que vota y es fiel a Cambiemos, pero que no olvida. En el palco se cuchicheó sobre las exigencias de Pelegrina al Gobierno: fin de las retenciones de forma urgente, regreso del crédito y mejores condiciones de infraestructura en rutas y caminos. Hacia el final, como se esperaba, suavizó al tomarle prestado el eslogan al oficialismo. “Esta semana los argentinos tenemos que preguntarnos: ¿Por qué apartarnos del camino cuando ya sabemos que el atajo no nos ha llevado a ninguna parte?”, parafraseó el dirigente la dicotomía pasado versus presente que sintetiza, según Macri, lo que se vota en las PASO del 11 de agosto.
Carteles de Greenpeace burlaron la seguridad.
El Presidente, acompañado por su esposa, Juliana Awada, devolvió elogios y les reclamó no volver atrás, citando en rodeo propio el recurso del combate a la corrupción. Fue la primera vez en mucho tiempo que no hubo anuncios para el sector. A mitad de semana, el Gobierno filtró que la Secretaría de Agro volvería a ser un ministerio. Retomó eso en La Rural, celebró la cosecha récord y echó mano a artificios electorales casi cerrando campaña entre animales campeones y maquinaria agrícola.
Algunos gestos del palco que hablan mejor que las palabras. Subió Macri de la mano de sus dos alfiles con mejor imagen, la gobernadora María Eugenia Vidal y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Prescindió de Miguel Pichetto, su candidato a vice, y el de jefe de Gabinete, Marcos Peña. “¡Fenómena!”, le gritó la gente a Vidal en el ingreso y el egreso al predio, mientras la dirigente se señalaba el corazón ante curiosos que esperaban a Macri. Ante el miedo a un nuevo ataque del veganismo, Presidencia reforzó el cerco de seguridad como nunca antes en la muestra. Un policía cada cuatro o cinco metros apostados sobre Santa Fe entre Plaza Italia y Oro y un equipo especial cuidando la entrada de la calle Juncal, por donde entró la camioneta que depositó al Presidente muy cerca del acceso al palco oficial. El operativo funcionó a la perfección y permitió sólo dos transgresiones: cuando salió Macri, un grupo de diez personas con pañuelos celestes cantó fuerte contra el aborto y les pidió a los legisladores que “resguarden las dos vidas”. Y, la más fuerte, mientras hablaba Pelegrina se desplegaron pancartas de Greenpeace que rezaban que "destruir bosques es un crimen".
Cerca de Macri en el palco se ubicaron el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne; el secretario de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere; el senador Esteban Bullrich y no mucho más de los altos rangos. Todos, en amable conversación con CEOs invitados, entre ellos el cafetero Martín Cabrales, el vice de la UIA y titular de Copal, Daniel Funes de Rioja; el presidente de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), Julio Crivelli; Juan Nápoli, del Banco de Valores; el italiano de la FIAT, Cristiano Rattazzi; el presidente de la UIA, Miguel Acevedo; el de Comercio, Jorge Di Fiori; el titular de la Bolsa, Adelmo Gabbi; Javier Goñi, de Ledesma; Enrique Cristofani, del Santander Río, y buena parte de los directivos de la Mesa de Enlace como Dardo Chiesa (CRA) y Carlos Achetoni (FAA). Chiesa, ante Letra P, confirmó que el campo “va a acompañar con el voto”, pero aclaró que la “la situación económica está complicada”. La única oveja negra de la oposición que emitió críticas similares fue "El “Vasco” José Ignacio De Mendiguren, que se abrazó con su colega Pablo Torello mientras contaban sobre la invitación que le hicieron a Axel Kicillof a un asado. “No es el único industrial que tiene campos, eh…”, lo chicaneó Torello mientras el diputado del Frente de Todos se iba a ver a su yegua campeona.
Entre chicas que repartían banderitas argentinas, se empezó a desconcentrar el palco y los CEOs, invitados y funcionarios con credencial especial pasaron a un ágape en el viejo Salón de las Ventas rurales, justo al lado de la oficina de Pelegrina. “Es modesto, unas empanaditas y unas bruschetas”, dijo un empresario hambriento y defraudado en su paladar. “Ahora sí me voy a comer”, avisó junto a un grupo de colegas mientras se brindaban a la charla amable y sin peros funcionarios de Macri y de Vidal.
Entre los bonaerenses, el secretario de Seguridad, Cristian Ritondo; el titular de Agricultura, Leonardo Sarquis; el presidente del Bapro, Juan Curutchet, entre otros. Unos minutos antes, Bullrich le dijo a este portal que “Mauricio gana en las PASO”. “Tenemos que trabajar más”, contrastó Ritondo y pidió el voto para Vidal. Fue notable la diferencia en la visión del hipotético resultado de las primarias entre funcionarios nacionales y bonaerenses. Los vidalistas militaron el voto a la gobernadora y algunos hasta mencionaron los problemas que traerá el corte de boleta. De números prefirió no hablar nadie, pero todos coincidieron en que después de la primaria y hasta octubre “vamos a tener que caminar mucho”