La plana mayor del empresariado no termina de comprender la alquimia electoral que podría dar luz a un presunto acuerdo entre Cambiemos y Sergio Massa en la provincia de Buenos Aires. La posibilidad de ver a María Eugenia Vidal como candidata a gobernadora tanto de Mauricio Macri como de un presidenciable de Alternativa Federal desorientó a los hombres de negocios que se encontraron en el Hotel Alvear para el almuerzo del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICyP), en el que el invitado de honor fue el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, quien dio un discurso centrado en la Ciudad y evitó cualquier pronunciamiento sobre un eventual acuerdo entre el oficialismo y el peronismo federal.
En rigor, el empresariado descree y mira con cierto desconcierto el cúmulo de operaciones y contraoperaciones sobre un presunto acuerdo en territorio bonaerense. Cuando empezaba el cocktail en el Salón Versailles del coqueto Alvear Palace, corrió como reguero de pólvora el tweet con el cual Massa negó rotundamente una reunión Vidal. Algunos de los presentes se mostraban mediante sus celulares la respuesta del líder del Frente Renovador al anuncio del diario Clarín donde se promocionaba un cónclave para la tarde de este martes. La confusión fue total, pero los funcionarios del PRO presentes -había larretistas, peñistas y hasta monzoístas- se apresuraban a jurar que “existen” conversaciones con el massismo y con el salteño Juan Manuel Urtubey para utilizar el método de boletas colectoras con Vidal como candidata a la gobernación.
Al igual que Massa, el gobernador también negó negociaciones. Los empresarios, ávidos de respuestas oficiales, se contentaban con explicaciones informales. A pesar del desconcierto, los popes que se encontraron en el Alvear coincidían en que la Casa Rosada envolvió al tigrense en una encrucijada al ubicarlo en el lugar más incómodo: tendiendo puentes con el oficialismo y al mismo tiempo, con la fórmula de los Fernández.
Por otra parte, mientras Rodríguez Larreta repasaba las obras ejecutadas y las proyectadas –para un eventual próximo mandato- para la Ciudad de Buenos Aires, los CEO's se entretenían haciendo futurología. “De acá al 22 de junio puede pasar cualquier cosa”, bramó un dirigente industrial ante Letra P, en alusión a la fecha tope para el cierre de listas. En las distintas ramas de la producción, a excepción de los banqueros, se huele un enojo con la gestión económica del Gobierno. Sin embargo, el sector mayoritario del establishment mantiene su respaldo a Macri y despotrica contra el armado post kirchnerista, al cual “no” ve “distinto” pese al corrimiento de CFK y la unción de Alberto Fernández, quien se muestra como un precandidato moderado y ajeno a los temores de los empresarios con el mundo K: cepo cambiario, control de precios y otras políticas que cortaron el vínculo con el anterior gobierno.
Entre los poroteos electorales, los empresarios también tienen dudas sobre Roberto Lavagna, a quien apoyaron silenciosamente cuando comenzó su aventura electoral. “Por cómo está todo hoy, Lavagna lo complica a Macri porque le saca votos. No ayuda su candidatura”, cuestionó un dirigente de la Unión Industrial Argentina (UIA), de las centrales empresarias más críticas del gobierno de Cambiemos. “No entiendo sus idas y vueltas. Comprobó que la avenida del medio no tiene gravitación”, refunfuñó ante este medio uno de los integrantes de la mesa principal del evento del CICyP.