Son como los sánguches de miga en las fiestas: nunca faltan. Pasan los años y los veteranos caciques peronistas Luis Barrionuevo y Eduardo Duhalde siguen arreglándoselas para manipular en su provecho las listas de candidatos en la provincia de Buenos Aires y en otros distritos del país. En este turno electoral, encontraron terreno fértil en la -valga la paradoja- arrasada tierra del PJ federal, el combo desintegrado que sostienen como pueden Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey.
El ex presidente provisional y el líder de los gastronómicos cobraron con espacios en las nóminas del ahora llamado Consenso Federal sus oficios como promotores de la candidatura presidencial del ex ministro de Economía. Y armaron un plan familiar para meterse ellos mismos o colar parientes directos en las tiras de postulantes.
Graciela Camaño tiene nombre propio y hasta suele renegar de las maniobras de su marido sindicalista. Sin embargo, la sociedad política funciona. Después de hacer gala de coherencia y negarse a seguir al rebaño que Sergio Massa arreó en su regreso al kirchnerismo, La Negra se quedó en el medio y anotó su nombre en el primer casillero de la lista de candidatos a diputados por la provincia de Buenos Aires. Banca asegurada por cuatro años más y destierro para Margarita Stolbizer, lavagnista de la primera hora que se quedó a la intemperie.
El propio Barrionuevo es candidato y también encabeza una lista. Es el primero de la nómina de postulantes a diputados nacionales por Catamarca, la provincia en la que supo quemar algunas urnas cuando peleó por la gobernación.
Si todo saliera bien, Barrionuevo y Camaño compartirían bloque en el turno 2019-2023 en la Cámara baja.
Veterana de mil batallas en la madre de todas ellas, Hilda González de Duhalde aspira a volver a viajar más o menos seguido a La Plata, como cuando controlaba la política social del gobierno bonaerense de su marido Eduardo. Chiche firmó como primera candidata a diputada por la Tercera sección electoral, el sur del conurbano donde queda Lomas de Zamora, el lugar en el mundo del bañero y la maestra.
Paradójicamente, el que más difícil la tiene es el mismísimo Lavagna, que está a un abismo de meterse siquiera en el ballotage. Su hijo, el economista Marco, fue más astuto: en lugar de lanzarse a la conquista de la Jefatura de Gobierno porteña, una pelea en la que el residuo de Alternativa Federal va a ser testigo lejano, se quedó con el primer puesto de la lista para la Cámara de Diputados, donde podría volver a juntarse con su compañera de bancada massista Camaño y con el sindicalista de las bandejas. Ni una puntada sin hilo.