

El vicegobernador de Buenos Aires, Daniel Salvador, tuvo este miércoles sus 15 minutos de (mala) fama: fue el elegido por la gobernadora María Eugenia Vidal para dar la no noticia de que, a pesar de recomendaciones de funcionarios del Organismo de Control de Energía Eléctrica de la provincia (Oceba), la administración bonaerense no revisará el contrato del servicio eléctrico que le concede a la empresa Edelap después del mega apagón que sufrieron decenas de miles de usuarios residentes a diez minutos del despacho de la mandataria.
La escena sorprendió: el dirigente radical no es vocero del gobierno en temas relevantes de la gestión cuando la gobernadora está en funciones. Es decir, cuando no se encuentra en uso de licencia. No es tampoco, que se sepa, un experto en energía. Y no es el ministro de Infraestructura y Servicios Públicos, que se llama Roberto Gigante.
¿Por qué Salvador encabezó entonces este miércoles la conferencia de prensa en la que el gobierno bonaerense no anunció medidas de fondo sobre la concesión del servicio eléctrico en la región capital de la provincia?
En el palacio de gobierno de La Plata nadie sabe explicarlo y las fuentes que garabatean alguna fundamentación señalan que el vice es un activo protagonista de la gestión de gobierno, dato que representa, al menos, una novedad. Frente a este vacío argumental, resulta lícito, entonces, recoger hipótesis no oficiales:
1) Salvador está pagando la renovación de la confianza de la gobernadora, que volvió a elegirlo como compañero de fórmula y le dio, así, la chance de pasar otros cuatro años en el despacho principal del Senado bonaerense.
2) El ministro Gigante prefería no cuestinar el servicio que presta una empresa con la que tiene vínculos cercanos. Como informo Letra P, sus dos principales funcionarios con competencia en la materia compartieron la conducción de la empresa Edenor con el actual dueño de Edelap, Rogelio Pagano (ver detalles en "Silencio Gigante: las razones inconfesables...").
3) Ya lanzada a la campaña por su reelección, Vidal no quería ser la cara de la no noticia. O sea: no quería ser la que les dijera a las decenas de miles de platenses que estaban sin luz desde el sábado a la noche que no tomaría medidas de fondo contra la empresa prestataria de un servicio que el Estado que ella administra debe garantizarles a los usuarios.
4) Vidal no creía que le correspondiera hablar del tema -o, por lo menos, tenía dudas al respecto-, según dijeron a Letra P funcionarios cercanos a la mandataria. El hecho de que -otra vez- la gobernadora sea la jefa del Estado provincial, que es el concedente del servicio de energía eléctrica y, como tal, responsable primero y último de su debida prestación, no resultaría suficiente razón. Aunque sí para que se pronunciara el vicegobernador, que, en este mar de negaciones, dudas y prevenciones, terminó convirtiéndose en (anti) héroe.