Una vez superada la etapa del armado de alianzas, que se concretó este miércoles con la inscripción del Frente de Todos, el comando de campaña de Alberto Fernández empezó a delinear los pasos que el candidato presidencial dará en los próximos meses en el territorio, donde los gobernadores tendrán un rol central, y que comenzará a marcar, a su vez, un nuevo estilo en las relaciones entre el kirchnerismo y las provincias.
En las oficinas de San Telmo donde Fernández tiene su búnker, la mesa chica del Frente de Todos vislumbra una campaña con el candidato peronista apoyado en los gobernadores que salieron a dar rápidamente su respaldo a pocas horas de conocerse la nominación presidencial.
Esos gestos de entusiasmo inicial marcaron el regreso al redil peronista de los gobernadores que durante meses habían formado parte de la mesa de Alternativa Federal, para quienes la designación de Fernández ampliaba de manera contundente lo que hasta entonces había sido el universo kirchnerista. Las adhesiones de los gobernadores fueron cayendo como un dominó. El primero en celebrar la decisión públicamente fue el tucumano Juan Manzur. Con el correr de las horas, se fueron sumando sus pares Rosana Bertone (Tierra del Fuego), Gerardo Zamora (Santiago del Estero), Domingo Peppo (Chaco), Sergio Casas (La Rioja) y Gustavo Bordet (Entre Ríos). El último en pronunciarse fue Sergio Uñac(San Juan), que hasta entonces se había mantenido neutral en la división entre kirchneristas y federales.
Las adhesiones fueron el fruto del trabajo previo que Fernández, apoyado por otros dirigentes, como Felipe Solá, había hecho en las provincias para lograr la unidad en los frentes locales, y terminó generando vínculos entre el candidato presidencial y los gobernadores, que inicialmente habían tenido como objetivo el acercamiento de las provincias a Cristina Fernández de Kirchner. Fue Fernández, por ejemplo, el encargado de tender puentes entre la ex presidenta y Bertone, tras años de distanciamiento.
En el espacio ya contaban con aquellos mandatarios que nunca se fueron de la estructura del PJ: Lucía Corpacci (Catamarca), Gildo Insfrán (Formosa), Carlos Verna (La Pampa) y Alberto Rodríguez Saá (San Luis). A ellos se sumó, en las últimas horas, Mariano Arcioni (Chubut), el gobernador más cercano a Sergio Massa.
“Las provincias se ganan de la mano de los gobernadores” es la frase que se repite en el comando de campaña de Fernández, que ya empezó a tener reuniones con algunos mandatarios para delinear la estrategia. En los últimos días, el candidato del Frente de Todos recibió en Buenos Aires de manera oficial a tres jefes provinciales, ganadores contundentes en sus territorios: Uñac, Manzur y Bordet. El entrerriano y el sanjuanino, de mucho diálogo entre sí, son fieles exponentes del éxito del armado de unidad peronista en sus distritos.
El tucumano, en cambio, tiene por delante el desafío de resolver su interna con José Alperovich, a quien demolió en las urnas el domingo 9. Según pudo saber Letra P, las chances de recomponer las relaciones para poder lograrlo están sobre la mesa. Fernández y Cristina –más cercana a Alperovich a través de su esposa, Beatriz Rojkés, de quien es amiga personal– ya comenzaron la mediación entre los dos caciques peronistas para lograr que trabajen juntos para la elección nacional. El candidato presidencial habló de este tema con Manzur el martes 11, cuando se vieron en San Telmo antes de que el tucumano se sumara a la delegación peronista que llegó hasta las oficinas del Frente Renovador, donde se blanquearon las conversaciones entre el massismo y el peronismo que terminaron de formalizarse con la inscripción del frente Todos.
LAS LISTAS. Con cada uno de los gobernadores, Fernández habló de cuestiones que hacen a la campaña, los cambios en las históricas relaciones que el kirchnerismo mantuvo con las provincias y el cierre de listas nacionales, que tiene fecha el 22 de junio, y también de lo que sucedería en un eventual gobierno peronista.
En cuanto a las listas legislativas, Fernández y los gobernadores coinciden en que el armado se hará de manera “equilibrada” para atender los diferentes intereses, el nacional y el provincial, lo que ya marcaría una diferencia respecto de la forma en la que se armaron las nóminas mientras Cristina era presidenta. En algunas provincias, como es el caso de Entre Ríos, los lugares a renovar en Diputados son cuatro, que hoy están repartidos en partes iguales entre el peronismo y Cambiemos. La confección de la nueva lista será compartida y los dos sectores “tendrán poder de veto” sobre la propuesta ajena, según acordó el candidato presidencial con los mandatarios provinciales.
DOS DELEGADOS. En lo que atañe a la campaña, Fernández les pidió a los gobernadores que acompañen y empujen a los candidatos no solo en sus distritos sino en provincias vecinas. A Manzur lo puso a cargo de la región noroeste. A Bordet, le pidió apoyo en su región. Además de haber obtenido triunfos contundentes, los dos gobiernan provincias de peso en el mapa nacional. Tucumán y Entre Ríos son, respectivamente, el sexto y séptimo distrito electoral del país. Antes de juntarse con Fernández, el entrerriano ya había dado sus pasos: después de su triunfo aplastante en Entre Ríos, cruzó a Santa Fe para llevarle su apoyo al candidato peronista Omar Perotti, que intentará ganar en la elección del domingo 16. Los once partidos que formaron parte del frente Creer en Entre Ríos, con el que Bordet ganó las elecciones, ya adhirieron al Frente de Todos.
Otro que también puso manos a la obra es el santiagueño Gerardo Zamora, que este martes recibió en su provincia con bombos y platillos a Cristina para empezar a trabajar en la consolidación de los votos en las provincias donde la ex presidenta ya tiene un caudal importante. La candidata a vicepresidenta desembarcará en las próximas semanas en Tucumán, también con la excusa de la presentación de su libro.
El futuro también formó parte de las conversaciones con Fernández. Los gobernadores ya le plantearon que no quieren retroceder en logros ni perder los acuerdos sobre fondos que consiguieron con el gobierno de Mauricio Macri, como la cobertura del déficit de las cajas previsionales. “No queremos perder la autonomía que logramos en este tiempo”, le plantearon.
Otro tema que preocupa a los dirigentes provinciales es el eventual desembarco de funcionarios nacionales a las provincias en delegaciones provinciales de organismos nacionales, como la AFIP o la Anses, que terminan siendo “una especie de comando paralelo”. Algunos gobernadores lo sufrieron en el pasado con los enviados de La Cámpora a las provincias. El tema ya fue puesto sobre la mesa.
MEJOR ASÍ. Por último, en el comando de campaña de Fernández no se leyó de manera tan negativa la decisión de algunos gobernadores de ir a la elección con boleta corta de diputados nacionales, como se cree que sucederá en Misiones, Córdoba, Neuquén y Río Negro. “Los gobernadores de esas provincias nunca hubieran colgado su boleta de la nuestra. Es mejor que vayan con boleta corta y no que la cuelguen de Macri o de (Roberto) Lavagna”, explicó un miembro de la mesa chica albertista.
Según pudo saber Letra P, las mediciones en el comando de campaña del Frente de Todos le dan a la fórmula Fernández-Fernández 40 puntos en Misiones y entre 30 y 35 en Córdoba, donde, pese a la distancia que el gobernador Juan Schiaretti tiene con el kirchnerismo, muchos intendentes, entusiasmados con la posibilidad de un triunfo peronista, están dispuestos a trabajar para la unidad.
En territorio cordobés, además, será importante la relación que Massa tiene con el PJ, en particular con Natalia de la Sota, forjada a partir de la alianza que tuvo con su padre, el fallecido José Manuel de la Sota, para las elecciones de 2015.
Lo determinante, además del trabajo que pueden hacer durante la campaña en el territorio, es la fiscalización de la elección. Para eso es importante, creen en el Frente de Todos, que los dirigentes de base estén desligados de cualquier otro compromiso nacional.