De un tiempo a esta parte, el ex ministro de Economía Axel Kicillof parece estar mirando la política un poco más allá de las pasiones y las disputas. El martes por la noche, minutos después de que el intendente de Lomas, Martín Insaurralde posteara la foto de la consagración de la fórmula Kicillof- Verónica Magario para la provincia, se apagaron todos los celulares de los voceros y laderos del preferido de Cristina Fernández.
Se abrieron más de una hora más tarde con una idea clara que difería del entusiasmo que generó en la militancia el tándem para la gobernación: que Kicillof no es candidato y que esa candidatura es un mensaje a los intendentes del PJ para distender la pelea silenciosa por un lugar en la carrera al sillón platense. Por otro lado, también fue un guiño aún más ambicioso al “amigo que falta y que estamos esperando”. En el post kirchnerismo, que nació con la decisión de CFK de abrirse postulando a Alberto Fernández a la presidencia, las horas se ocupan pensando en un armado “a la uruguaya”: una especie de Frente Amplio, moderado, abierto y tolerante, que espera al “amigo” indeciso, el tigrense Sergio Massa.
Letra P contó hace quince días que el propio Kicillof había puesto su candidatura a disposición de una negociación aperturista con otros espacios. Anoche, la propia Cristina lo llamó y le pidió que no entrara en el juego de las confirmaciones. “Normalidad, caminar la provincia como lo veníamos haciendo”, le sugirió la líder del espacio. El ex ministro ya venía trabajando en la construcción de un armado amplio en reuniones con CEOs otrora enemigos y con el campo. En Washington, dejó claro que el kirchnerismo duro está demodé y que, luego de años de confrontar y mirar la economía macro y micro, pasó a discutir la política con cabeza política, de edificación de espacios.
Massa, el "amigo" del que esperan definiciones. La gobernación está abierta.
La arquitectura del post kirchnerismo parece, por momentos, caótica y mutante en una fuerza que acostumbró a los analistas a jugar por las bandas, al filo y sin medias tintas. Lo que expresa hoy Kicillof es la más sincera manifestación de lo que ve la ex presidenta. Incluso, más que los dichos del propio Alberto F. Por eso, se enorgullecen en su entorno de ser “los más orgánicos” y los que harán “lo que pide la Jefa”. Saben que el experimento de ampliar puede fallar y, en el caso de que eso ocurriese, saldrían a ponerle el pecho a la fórmula.
Mientras Alberto F y Máximo Kirchner, los que hablan directamente con Massa, apuran el plan ablande y aguardan definiciones en el congreso del Frente Renovador que se realizará este jueves en Parque Norte. Kicillof evangeliza la provincia caminando por los barrios tal y como lo venía haciendo.Pero lo primero, en el post kirchnerismo o en el kirchnerismo a la uruguaya, es la negociación como herramienta.
CFK les aclaró a los de su espacio que hoy hay una única prioridad: que el próximo gobierno no vuelva a ser uno con Mauricio Macri en la Casa de Gobierno. Hacia ese polo de atracción corren todos los dirigentes luego de la puesta en escena tuitera que se pautó con CFK, Alberto F. y los intendentes K y filo K. Un detalle: la mesura de Magario, que evitó definiciones sobre la fórmula en las redes.
En los flyers que usa para comunicar la gira reciente del ex ministro, no se lo promociona como pre candidato a nada. El jueves 30 al mediodía estará en Ranchos, luego hablará con vecinos en el Sindicato de Luz y Fuerza de Dolores y por la tarde estará en Pilar. El 31 de mayo estará en Lezama, en una charla con vecinos que dará en el Sindicato de Aceiteros. Por la tarde, hará lo propio en Chascomús. Todo con el hashtag #RecorriendoBuenosAires. Nada de panfletos de candidatura, todavía, avisan.