Como sucedió en Entre Ríos, la Rosada miraba con especial detenimiento la provincia de Santa Fe, ya que en la zona centro del país se concentra gran parte del padrón nacional. Esa región fue clave para catapultar al presidente Macri a la Rosada en 2015 y para darle un fuerte espaldarazo a su Gobierno en 2017. En Santa Fe, la fórmula Macri-Gabriela Michetti obtuvo el 55,72% de los votos en el ballotage. En primera vuelta había cosechado el 35,29%. Dos años más tarde, Cambiemos obtuvo el 37,80% de los votos en la elección para diputados nacionales y se quedó con el primer puesto.
Con esos números en la mano, el desempeño electoral de Cambiemos marca un claro retroceso. Corral fue el primero de los candidatos en salir a contender a la tropa. “No nos vamos a resignar, vamos que juntos se puede”, arengó el intendente de la capital provincial, en el búnker del hotel Río Grande, donde no hubo ningún enviado del Gobierno nacional, pese a que durante la campaña varios dirigentes de primera línea habían desembarcado en la provincia para respaldar a su candidato, desde Elisa Carrió, Marcos Peña y Horacio Rodríguez Larreta hasta el propio Macri.
En la Rosada, los números no fueron una sorpresa. En la semana, fuentes del oficialismo habían admitido a Letra P que esperaban números por debajo de los 20 puntos, aunque se ilusionaban con superar esa marca.
Las palabras de Corral se escucharon en vivo en la sede del PJ provincial, donde Perotti se contenía para no salir a anunciar una victoria de manera tan anticipada. En el edificio ubicado en la calle Gobernador Freyre, el senador manejaba datos que indicaban que se imponía con claridad frente a Bielsa y que el frente Juntos superaba al Frente Progresista en toda la provincia.
El rafaelino esperó primero la llegada de la diputada nacional Silvina Frana, representante del sector de Bielsa, para negociar el contenido del discurso conjunto que dieron Frana y el presidente del partido, Ricardo Olivera. “La unidad del peronismo dio sus frutos, la diferencia es de casi diez puntos”, anunció Olivera. Una hora después, pasadas las 23, fue el propio Perotti el que ratificó los números, con énfasis en la unidad.
“No hay ganadores ni perdedores. Los santafesinos han ordenado nuestras listas. Ahora hay que ganar en junio todos juntos”, dijo Perotti, tras haber conversado por teléfono con Bielsa, que más tarde felicitó a su rival en la interna vía Twitter. El diálogo entre los dos dirigentes entusiasmó a la tropa peronista, que entiende que el triunfo del senador en junio depende, en gran medida, de qué porcentaje del voto de Bielsa será capaz de contener.
“Transitamos la primera fase de la campaña, que tuvo que ver con la interna, pero ahora tenemos que abrazar a los compañeros que integraron la lista de Bielsa y trabajar en el diálogo y la reflexión. Tenemos que empezar a pensar en lo que se viene”, le dijo a Letra P la candidata a vicegobernadora Alejandra Rodenas. La diputada nacional destacó, además, que “las PASO fueron una herramienta muy virtuosa para el peronismo en 2017 y ahora también” y que “el objetivo es la unidad completa”. “No hay margen para que no haya unidad, se juega la gobernación de la provincia”, apuntó la ex jueza.
Para el peronismo, la elección de Santa Fe es la oportunidad de mostrar que el armado de un frente amplio puede llevar al partido a recuperar la tercera provincia más grande del país, que el socialismo gobierna desde 2007. En ese mensaje coinciden tanto Bielsa como Perotti y es lo que destacan, en mayor medida, los dirigentes kirchneristas de la provincia, con mucho peso en el frente Juntos. “Que el kirchnerismo tenga tanta presencia en el acuerdo y hayan sacado tan buenos resultados es muy positivo, porque garantiza que las bases van a salir a militar la candidatura de Omar”, le dijo a Letra P un dirigente cristinista de la provincia.
No obstante, Perotti se encargó de sellar el triunfo de Juntos en un fenómeno santafesino. “Nosotros planteamos claramente que esta es una elección provincial. Se equivocan algunos medios nacionales cuando tratan de entender Santa Fe en clave nacional. El acuerdo que se hizo aquí es profundamente santafesino, con dirigentes con distintas preferencias a nivel nacional”, le dijo el rafaelino a este portal.
Más allá de la provincia, la diferencia que el frente Juntos obtuvo en las PASO le generó un problema al Frente Progresista en el plano nacional. Si bien Bonfatti fue el candidato más votado de las primarias y se acercó incluso al 32% al que aspiraban, el socialista quedó a una distancia mucho menor de la esperada, tanto del peronismo como del propio Perotti, a quien le sacó apenas tres puntos de diferencia. La gran elección del rafaelino, que dobló en la interna a Bielsa, fue clave en esa diferencia. En ese contexto, el socialismo verá caer sus acciones en la discusión nacional, donde el gobernador Miguel Lifschitz apuesta todo a la candidatura presidencial de Lavagna.
La insistencia de Lavagna para darle un lugar de privilegio al socialismo en la discusión nacional no encuentra demasiado entusiasmo en el peronismo federal y un desempeño más flojo de lo esperado en Santa Fe reduce su poder de fuego, pese a la buena performance personal de Lifschitz, que obtuvo más de medio millón de votos como candidato a diputado provincial. Los tiempos apremian. El cierre de alianzas nacionales será el 12 de junio y la inscripción de candidaturas vence el 22. En el medio, Santa Fe definirá el nombre de su próximo gobernador, el domingo 16. El socialismo se verá ante la necesidad de captar votos de todas las tribus si quiere mantenerse en el poder: el sector antiperonista de Cambiemos que quiera evitar un triunfo del PJ y el progresismo de Bielsa que no pueda inclinarse por Perotti.
La diferencia de 11 puntos que el peronismo le sacó al Frente Progresista indicaría que la elección está casi definida en favor de Perotti pero los antecedentes históricos invitan a interpretar los resultados con prudencia, más aún considerando que la participación del electorado no llegó al 70% del padrón. Santa Fe suele dar sorpresas entre las primarias y las generales. Es por eso que los candidatos siguieron hasta tarde con tanta atención los resultados, para intentar descifrar si las distancias entre las agrupaciones son irreversibles o tienen chances de darse vuelta en las generales de junio.
En 2007, el Frente para la Victoria, con la interna que protagonizaron Rafael Bielsa y Agustín Rossi, obtuvo el 46,47% de los votos en las primarias, frente a 44,96% del Frente Progresista. Después, Hermes Binner ganó la elección general, con el 52,67% de los votos y le sacó 11 puntos al kirchnerismo.
Cuatro años después se repitió la historia. El peronista Frente Santa Fe para Todos ganó las primarias con el 42,63% de los votos, frente al 40,98% del Frente Progresista y 14,88% del PRO. El resultado se dio vuelta en las elecciones generales, cuando el Frente Progresista, con Bonfatti como candidato, ganó la elección provincial, con el 39,68% de los votos, seguido por el Miguel del Sel (PRO), con el 36,08% y Rossi, por el peronismo, con el 22,76%.
En 2015, Del Sel volvió a quedar cerca pero el socialismo se impuso. Unión PRO ganó las primarias con el 32,07% de los votos, frente al 31,87% del Frente Progresista. Dos meses después, en junio, el socialismo ganaba la elección con Lifschitz, con el 31,74% de lo votos, frente al 31,65% del PRO.
A esos números apelaron tanto en el Frente Progresista como en Cambiemos para bajarle el tono a las tendencias desfavorables. En el entorno de Corral recordaban cómo el 14,88% que obtuvo Del Sel en las PASO de 2011 se transformó en las generales en 36,08%, además de cómo el propio Perotti pasó del 21,83% de las primarias 2015 al 30,35% en las generales.
“No nos podemos confiar porque acá después las cosas se dan vuelta”, decía una dirigente del peronismo santafesino el domingo por la noche, mientras Perotti anunciaba una diferencia de diez puntos del frente Juntos por sobre el Frente Progresista. Más optimista, Rodenas señalaba que en la provincia se vive “un fin de ciclo del socialismo”, que empujará al PJ a la victoria.
En el plano nacional, el peronismo apunta al mismo proceso, aunque con un ciclo mucho más corto, el de los cuatro años del gobierno de Macri. Con el impulso de Santa Fe, el ala kirchnerista intentará que la balanza nacional se incline hacia un acuerdo de todos los sectores, que incluya a Cristina Fernández de Kirchner. La presencia clara del cristinismo en las listas ganadoras de distintas categorías en Santa Fe -como la de diputado provincial, en la que triunfó Leandro Busatto, que responde a Rossi- animan a la dirigencia que muestra la unidad en las provincias como llave para el triunfo nacional, a dos meses del cierre de listas.