Pablo Javkin asumió formalmente la intendencia de Rosario y desde ahora encabezará un nuevo oficialismo después de 30 años en manos del socialismo. Le tocará enfrentar un inicio de gestión con números complicados que postergarán los lineamientos más estructurales con los que hizo campaña.
"Corazón y pasos cortos", dio como solución en la previa del juramento en el Concejo municipal. Para ello deberá construir gobernabilidad y sacar a relucir respaldos. Uno de ellos es el del gobernador Omar Perotti, quien se acercó al final de la asunción del intendente en una clara muestra de apoyo público.
Luego de las formalidades de asunción en el Concejo y previamente con la intendenta Mónica Fein con el traspaso de mandos, realizó un acto público en el Monumento a la Bandera. En un discurso con extensa retórica, buscó posicionarse como referente hacia un nuevo modo de convivir, reflotando el eje de proximidad con el vecino y el respeto, con el foco en la resolución de problemas simples y cotidianos.
“Rescato una palabra de Alberto Fernández en su discurso: la fraternidad. Fraternidad en hacer y aprender del otro. Es difícil porque el poder tiene algo omnipotente”, sostuvo en sus dos intervenciones.
Su estructura de poder la irá construyendo. Esto sucede principalmente por la carencia de un aparato político, más allá que terminó conservando gran cantidad de líneas operativas del socialismo. Sí hay algunas certezas de sus apalancamientos: la UNR y su rector Franco Bartolacci, el oficialismo bajo su ala en el Concejo y un acuerdo de gobernabilidad amplio con distintas fuerzas.
La debilidad puede entenderse en un escenario de urgencia financiera que no dará lugar a una extensa etapa de acomodamiento de su Gabinete. Justamente la incertidumbre es cómo el nuevo equipo de gobierno afrontará el impacto de una gestión empinada de arranque y cuál será el destino de las expectativas. “Algún día la escasez se terminará y ahí haremos los proyectos estructurales que nos propusimos”, sostuvo Javkin.
La carta en este sentido es la elección de Diego Gómez, un peronista con experiencia en la actividad pública por haber sido subsecretario de Finanzas durante el primer gobierno de Jorge Obeid.
Toda decisión económica tiene filtro político. Acá es cuando reluce el centro de gravedad de su gobierno: será el propio Javkin. En su Gabinete se rodeó de perfiles técnicos y de funcionarios que a partir de ahora deberán demostrar su capacidad para la gestión. No tiene allí peso político, sí leales. Por eso se esmeró en asegurarse a como dé lugar de la presidencia del Concejo municipal para su socia política María Eugenia Schmuck, el mayor cimiento político de su gestión.
“Tengo claro que me eligieron para que asuma un liderazgo político y lo voy a ejercer. Eso también implica entender que gobernar tiene una cuota de liderazgo y posicionamiento de los planteos políticos del propio líder o intendente”, sostuvo a Letra P en una reducida ronda de prensa gráfica, aunque se apuró en aclarar que lo hará sin llegar al “personalismo”.
Toda esta frase da cuenta de un objetivo claro más allá de gobernar la ciudad. Es la apuesta por liderar el Frente Progresista, restarle poder al histórico socialismo y convertirse en el jefe del espacio. La propia Schmuck en una entrevista con Letra P consideró que “Javkin ya es el líder del Frente Progresista”.
La premura por dejar firmes este tipo de definiciones políticas se entienden en no darle margen al socialismo para que se reponga de sus heridas por perder 30 años de gobierno a manos de Javkin. Esa es toda una particularidad: hasta ahora su rival fue el socio político, no la oposición. Recién por estas semanas el socialismo parece haber asimilado su derrota y bajó lo decibeles.
Perotti, presente. A la hora de diagramar un escenario de apoyos para el nuevo gobierno municipal, Omar Perotti aparece en el horizonte cercano. Las mencionadas buenas intenciones fueron un paso más allá cuando el gobernador asistió al Monumento a última hora cuando ya había finalizado el acto de Javkin, proveniente de la asunción de Alberto Fernández. La presencia demostró un gesto de respaldo claro.
“Esa es la política que pretende la gente, que la cercanía defina la nueva modalidad de política. La cercanía entre políticos, y de los que queremos el bien. Cuando aparece la rosca o las formas viejas, la gente siente que no se resuelven los problemas. Ojalá podamos estar trabajando juntos para que se sienta esta cercanía”, expresó Perotti a la prensa mientras Javkin asentía a su lado.
Este tipo de aproximaciones se explican como una contingencia y no como una plataforma permanente durante toda una gestión. El desafío en este sentido será el de mantener el vínculo.
Históricamente, los distintos signos políticos de las administraciones hacen endeble cualquier tipo de constitución política a largo plazo. Distinto hubiese sido la situación con el Frente Progresista en la gobernación como sucedió durante los últimos 12 años de coincidencia socialista en las administraciones. Así y todo, el buen vínculo entre los dirigentes está probado y los primeros meses de cooperación estarían asegurados.