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Uruguay aísla a Fernández y se acerca al plan de Bolsonaro del Mercosur mínimo

Si se confirma el triunfo de Lacalle Pou, ganarán peso en el bloque las ideas de apertura fuerte y hasta de su disolución como mercado común. Un dilema para la Argentina.

El ballotage uruguayo tuvo el último domingo un escrutinio de alto voltaje y, si bien habrá que esperar hasta el final de la semana para saber si el conteo oficial confirmará el estrecho triunfo del candidato del Partido Nacional (Blanco), Luis Lacalle Pou, el viento parece soplar en su favor. De ser así, el final de 15 años de hegemonía del Frente Amplio (FA) y la derrota de su postulante, Daniel Martínez, significarían dificultades extras para el gobierno aún nonato de Alberto Fernández, quien perderá un aliado potencial ante la creciente presión del brasileño Jair Bolsonaro, cuyo gobierno insistió este lunes en la amenaza de una fractura del Mercosur.

 


Fuente: diario El País de Uruguay.

 

 

Lacalle Pou lidera la llamada “coalición multicolor”, que va del centro-derecha tradicional de los partidos Nacional, Colorado, Independiente y De la Gente hasta el autoritarismo de mercado de Cabildo Abierto, que responde al exjefe del Ejército Guido Manini Ríos. Entre todas esas partes no hay fisuras respecto de la necesidad de flexibilizar las normas del Mercosur, impulsar acuerdos de libre comercio desde el bloque y también habilitando a sus países miembros a hacerlo de modo individual, así como a establecer una reducción del nivel de protección general de la unión aduanera. Bolsonarismo comercial puro.

 

Esas pretensiones chocan con la necesidad y las promesas de Alberto Fernández de reindustrializar la Argentina tras cuatro años de gobierno de Mauricio Macri que perjudicaron a ese sector más que a ningún otro. De confirmarse que Uruguay se suma a la ola regional de centro-derecha, el mandatario del Frente de Todos verá cómo se acentúa su aislamiento ideológico y político.

 

Hay que evitar las estilizaciones excesivas de los actores políticos. Por eso, cabe consignar que la idea de un Mercosur flexible y de acuerdos comerciales por fuera de él también ha sido defendida por gobiernos del Frente Amplio, en especial los del saliente Tabaré Vázquez. Sin embargo, voces internas discordantes con esa visión y la condición de Uruguay de socio con limitada influencia en el club le impidieron avanzar en ese sentido.

 

Por caso, en la campaña, Lacalle Pou señaló como un error de Vázquez el no haber ido a fondo con la idea de un sector del FA de que el bloque le permitiera negociar el libre comercio con Estados Unidos en 2007. Cabe suponer que si es confirmado presidente, él sí presionará en ese sentido. Otra vez, lo mismo que pretende Bolsonaro.

 

En su programa de campaña, Lacalle Pou plantea que “para reactivar la economía es indispensable desarrollar una política internacional proactiva, que supere nuestras actuales vulnerabilidades. Se promoverán acciones que apunten hacia la apertura comercial, ya sea logrando que el Mercosur logre un mejor funcionamiento y alcance nuevos acuerdos comerciales, como de forma bilateral con terceros países”.

 

 

La plataforma de Lacalle Pou menciona la conveniencia de un acuerdo comercial del Mercosur o del propio Uruguay con Estados Unidos también con China. Su postura debe sorprender menos que la del gobierno de Brasil, ya que es incomparablemente menor lo que Uruguay, un país de solo 3,5 millones de habitantes, tiene para perder en términos de industria.

 

 

“Durante el primer gobierno de Tabaré Vázquez, el gobierno de (José) Mujica y gran parte del tercer gobierno del Frente Amplio, la temática comercial del Mercosur perdió importancia en beneficio de una agenda política e ideológica”, sigue el programa “nacionalista” (blanco). Otra coincidencia discursiva notable con Bolsonaro.

 

El texto de la plataforma alude a los problemas de la relación con la Argentina, aunque sus autores se tomaron el cuidado de no mencionar a nuestro país. Así, la mencionada ideologización de las relaciones “condujo a un aislamiento del bloque. Lo peor es que la obediencia de los gobiernos frenteamplistas al nuevo rumbo que tomaba el Mercosur ni siquiera trajo tranquilidad. En estos años se experimentaron las mayores tensiones en muchas décadas con un país vecino, a propósito de la instalación de ‘las papeleras’. Por primera vez en su historia, el país fue objeto de una demanda en la Corte Internacional de Justicia”, sigue.

 

“La agenda externa del bloque estuvo prácticamente paralizada y las negociaciones del Mercosur con la Unión Europea no pudieron avanzar. Son los cambios políticos en Argentina y Brasil los que posibilitaron que el Mercosur retomara su sentido económico comercial, y de esta forma avanzar y acordar con la Unión Europea”, continúa, rechazando, otra vez de modo elíptico, la política externa del kirchnerismo y elogiando la del macrismo.

 

Es un tanto curioso que en su programa de gobierno Lacalle Pou salude el acuerdo Mercosur-Unión Europea (UE) cuando no hace mucho lo cuestionaba. La necesidad de fidelizar el voto del interior agrícola del Uruguay lo llevó en junio a señalar que el mismo no era beneficioso para su país porque no daba ventajas suficientes a "sectores fundamentales" como la ganadería y la agricultura.

 

Pero, a la vez que menciona la conveniencia de un acuerdo comercial del Mercosur o del propio Uruguay con Estados Unidos, el programa blanco también alude en su punto 98 a hacerlo con China. En este caso, la postura debe sorprender menos que la del gobierno de Brasil, ya que es incomparablemente menor lo que Uruguay, un país de solo 3,5 millones de habitantes, tiene para perder en términos de industria.

 

Bolsonaro presiona por una apertura unilateral de Mercosur, por la posibilidad de que cada país pueda aplicar a diferentes velocidades acuerdos como el cerrado con la UE y, sobre todo, que nuevos tratados puedan ser gestionados de espaldas al bloque.

El camino que Fernández traza para la Argentina, se sabe, es otro. No se opone al tratado con la Unión Europea pero sí quiere aprovechar su actual fase de revisión para asegurarse de que no afecte a sectores industriales sensibles, a la vez que dé garantías mayores en lo que respecta a la exportación de materias primas y sus derivados.

 

Mientras, Bolsonaro presiona por un recorte fuerte del Arancel Externo Común del bloque (esto es una apertura unilateral), por la posibilidad de que cada país pueda aplicar a diferentes velocidades acuerdos como el cerrado con la UE y, sobre todo, que nuevos tratados puedan ser gestionados de espaldas al bloque. Todo eso equivaldría a una virtual ruptura del Mercosur tal como se lo conoce y su transformación del mercado común en una mera zona de libre comercio ya que, por caso, la Argentina sería para Brasil un socio más entre muchos otros, sin preferencias arancelarias ni reservas de mercado.

 

Lograr ese objetivo, con todo, no sería sencillo. Sería necesario derogar o reformar la decisión del Consejo del Mercado Común 32/2000, que establece en su artículo 1 “el compromiso de los Estados Partes del Mercosur de negociar en forma conjunta acuerdos de naturaleza comercial con terceros países o agrupaciones de países extrazona en los cuales se otorguen preferencias arancelarias”.

 

 

 

De confirmarse como presidente electo de Uruguay, Lacalle Pou pasaría a orbitar en torno a Bolsonaro.

 

¿Y si el Mercosur no está simplemente ante una ruptura virtual sino ante la posibilidad de una en toda la regla? Eso es lo que plantea, si Fernández no se allana al programa bolsonarista, el ala ideológica y de ultraderecha del gobierno brasileño, encarnada por los hijos del presidente, su canciller Ernesto Araújo y su asesor de política internacional Filipe Martins.

 

En declaraciones publicadas este lunes por el diario económico Valor Econômico, Araújo señaló que “dejar el Mercosur es una posibilidad”.

 

"Apostamos al Mercosur y eso tuvo éxito con Macri. No podemos decir que es un proyecto incuestionable, que va a durar para siempre. Si el proyecto es desvirtuado, necesita ser repensado", advirtió. "Estamos preparándonos para diversos escenarios", indicó ante la pregunta concreta por una posible salida de Brasil.

 

Ese escenario también es de compleja concreción, ya que el Tratado de Asunción debería ser denunciado por Brasil, lo que abriría un período de salvaguarda de dos años.

 

 

 

 

Así las cosas, el analista uruguayo Agustín Iturralde se preguntó en un artículo recientemente publicado por el diario El País de Montevideo “¿qué pasa si Brasil se va del Mercosur y nos ofrece irnos con ellos?”. “Es nuestro principal cliente en la región”, acotó. La respuesta puede imaginarse.

 

Marcelo Peretta
Armando Traferri y Rubén Pirola en el centro, referentes del bloque peronista del Senado santafesino. A su derecha, Osvaldo Sosa y Alcides Calvo.

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