La mayoría peronista que dominará el Senado a partir del 10 de diciembre espera instrucciones de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner para terminar de definir cómo será la organización del Frente de Todos en esa cámara y quiénes ocuparán los lugares de mayor relevancia, la presidencia provisional y la titularidad del interbloque, que hasta el momento se sabe que funcionará con dos espacios divididos: un bloque que responderá a los gobernadores y otro netamente cristinista, que por ahora es mayoría.
Hasta este martes por la tarde, los principales referentes del bloque Justicialista, alineado con los gobernadores, y del Frente para la Victoria (FpV), que responde a Cristina esperaban noticias sobre la reunión que mantuvieron el lunes por la noche el presidente electo y su vice en el departamento de la ex presidenta, en Recoleta, en la que trazaron el mapa de funcionamiento de la coalición parlamentaria. Del encuentro también participaron los diputados Máximo Kirchner y Eduardo “Wado” de Pedro, que suena como posible ministro del Interior.
“Tenemos que armar un interbloque y no perder la mayoría. Eso es lo más importante. Ahora hay que ver qué quiere hacer Cristina, porque el Senado va a ser su territorio. Se definirá en la discusión entre Cristina y Alberto”, dijo a Letra P un senador peronista que forma parte del Bloque Justicialista, que conduce el cordobés Carlos Caserio.
A la espera de las definiciones de Fernández, que lo ungió como su representante ante el bloque que responde a los gobernadores, Caserio confirmó este martes que el Frente de Todos no unificará sus bloques en diciembre y se mantendrá dividido al menos en dos. “Somos todos parte del mismo proyecto. Somos dos bloques, tenemos que ver cuáles son las coincidencias para funcionar en el Senado. Son dos bloques que van a apoyar lo que mande el gobierno nacional; estamos todos en el mismo barco”, confirmó el presidente del bloque Justicialista, en diálogo con El Destape.
El recambio del 10 de diciembre dejará al Frente de Todos con 41 senadores en la Cámara alta, de los cuales, formalmente, hasta ahora 16 se anotaban para formar parte del bloque del Frente para la Victoria-PJ, mientras que el bloque Justicialista contaba con 12 y los demás se repartían en pequeños bloques provinciales. La integración de todos en un mismo bloque nunca formó parte del abanico de posibilidades. En el peronismo entienden que los dos espacios mayoritarios funcionan con dos lógicas completamente diferentes. “Ellos responden al liderazgo de Cristina y hacen lo que ella dicen. En nuestro bloque tenemos más debate, la discusión es horizontal y pesa la opinión de los gobernadores”, define un senador de la bancada justicialista.
Para lograr que el espacio que responde a los gobernadores tuviera mayoría hacia adentro del interbloque, Caserio empezó a trabajar para integrar a los bloques pequeños a su espacio. Pero el cristinismo también hizo lo suyo. Este martes, el senador de Tucumán José Alperovich anunció en diálogo con Clarín que él y su compañera de banca, Beatriz Mirkin, se unirán al bloque de Cristina, que ya suma 18 senadores y gana en fortaleza. Entre los senadores que se referencian con la ex presidenta hay que sumar, también, al misionero Maurice Closs, que hasta ahora forma parte del bloque Misiones junto a Magdalena Solari Quintana.
Así las cosas, el espacio que responde a Cristina quedaría casi en condiciones de reclamar para sí la presidencia del interbloque del Senado. Pero la negociación supone un paquete más grande, que incluye la presidencia provisional de la Cámara y, también, la presidencia del bloque del Frente de Todos en Diputados, donde suena Máximo Kirchner como posible conductor. La figura del fundador de La Cámpora e hijo de la ex presidenta podría ser el contrapeso kirchnerista para la conducción del cuerpo, que estará a cargo de Sergio Massa, pero todavía genera cierta resistencia en los gobernadores.
En el Senado, en tanto, la mendocina Anabel Fernández Sagasti, que llegará este martes a Buenos Aires para seguir de cerca las definiciones, es candidata a ocupar tres lugares: la presidencia provisional, la presidencia del interbloque o la del bloque, dependiendo de cómo marchen las negociaciones entre Cristina, Alberto y los gobernadores, que pondrán su voto a través de sus senadores.
La presidencia provisional no sería, en principio, un problema. “Si le cedimos ese lugar a Cambiemos, cuando no tenía mayoría, ¿cómo no se lo vamos a dar a Cristina?”, apuntó un senador peronista. La gran incógnita es si, habiendo conseguido ese lugar, el cristinismo accederá a no reclamar, también, la presidencia del interbloque, cuando los números indican que, hacia adentro del espacio, tendrá mayoría.