Cuestionado en medio de una aguda crisis productiva con epicentro en el sector pyme y sin poder de decisión en enclaves de peso de su propia cartera –como lo es el Astillero Río Santiago- hace tres meses el ministro de Producción bonaerense, Javier Tizado, jugó una carta tendiente a revitalizar su debilitada posición dentro del gabinete de María Eugenia Vidal: anunció la presentación del anteproyecto de creación del Consorcio de Gestión del Puerto San Nicolás, algo que fue rotulado como "el paso hídrico comercial de mayor importancia sobre el litoral del río Paraná". Sin embargo, con el correr de los días, esa promesa, atada también a una inyección de obras que dinamizarían la operatividad allí, lejos está de llegar a buen puerto.
De acuerdo a lo detallado a Letra P por diversas voces con injerencia en el entramado portuario nicoleño, la iniciativa de creación del Consorcio “nunca se movió”, algo que preocupa de sobre manera a varios actores que observan en la conformación de este esquema un paso central para desburocratizar la realización de múltiples trabajos de infraestructura vitales para el desarrollo del puerto y que, por estos tiempos, se encuentran congelados.
“En algún momento algo van a tener que hacer porque el puerto se está viniendo abajo y es importante para la zona, la actividad que genera”, alertaron para destacar: “Todos los puertos de la provincia fueron en distintos momentos transformándose en consorcios menos Dock Sud y San Nicolás. No tiene sentido seguir así porque no se le da participación a los actores tanto de la actividad como de la ciudad, los recursos no se reinvierten y entonces se viene abajo por la burocracia que no funciona tampoco”.
De los siete puertos bonaerenses, sólo dos permanecen bajo dependencia administrativa directa del Ejecutivo provincial (San Nicolás y Dock Sud). De concretarse la constitución del consorcio portuario nicoleño, la estructura deja de estar comandada por la Delegación designada por el Estado y pasará a ser una figura autárquica integrada por un miembro del Gobierno bonaerense, uno de la Municipalidad local, uno por empresas prestatarias y otro de concesionarios, además de representantes sindicales, de agencias marítimas, productores primarios y sectores que comercializan las mercaderías. De esta forma, los recursos que genera el puerto dejarían de destinarse a la Provincia y serían directamente administrados por el consorcio, aspecto que varios actores consideran clave para agilizar los procesos de inversión y obras en el lugar.
“Hay cierta paralización en el Ministerio, en lo que tiene que ver con puertos”, focalizó una de las fuentes consultadas, en tanto que otra voz conocedora en la materia, ahondó: “Hay un cortocircuito entre (el subsecretario de Actividades Portuarias, Rodrigo) Silvosa y Tizado”. Proveniente del área de Hidráulica del Ministerio de Infraestructura, Silvosa, hombre de confianza de Vidal, fue designado al frente del manejo de los puertos bonaerenses en un gesto de la mandataria que no fue tomado con agrado por parte de Tizado, quien pretendía poner en esa área a un funcionario de su riñón. Cerca de la cartera productiva, advierten que la tensión creciente entre el ministro y el funcionario injertado en esta subsecretaría clave, atentan de lleno contra el avance del proyecto que desde el minuto uno abrazo como propio el ex Techint.
El anuncio de creación del consorcio fue acompañado de promesas de compra de dos grúas, la modificación de líneas de baja tensión y reformas estructurales, además de la Licitación Pública Nacional e Internacional para la adjudicación de la concesión del elevador de granos por un plazo de 25 años. Pero, de todo esto, no hay novedades.
“El puerto está muy venido a menos, muy deteriorado en su estado. Se iban a licitar grúas, porque de las cinco que hay, funciona una sola. Se iban a hacer otras inversiones que tampoco se hicieron. Solamente se hizo un dragado de emergencia porque no ingresaban los buques al puerto, pero el dragado que estaba estipulado que todavía no se hizo”, describieron cerca del puerto.
Y añadió una voz gremial: “El puerto se viene salvando porque muchos de los barcos que entran tienen grúas propias dentro de los buques, entonces pueden seguir trabajando. Todo lo que es demora en los puertos es plata y al funcionar una sola grúa se saca mucho ritmo de trabajo. Son muchísimos los puestos de trabajo que se pierden por falta de actividad, de grúas, de elevador de granos”.
En julio pasado, una bajante del agua había dejado paralizado el puerto y con los jornaleros sin recibir su remuneración diaria al no ingresar barcos. Este episodio develó una falta de mantenimiento que se venía reclamando a la Provincia, a la cual también le reclamaron el atraso en los pagos a la empresa de vigilancia, que tuvo que suspender a trabajadores por 30 días a raíz de esta situación.
En cuanto al elevador de granos, advirtieron que la licitación que se había impulsado a principios de año se dio de baja por errores en el proceso: “Es un elevador de granos que tiene gente nombrada que no está cumpliendo ninguna función”, alertaron.
Bajo el escenario actual de obras incumplidas y licitaciones infructuosas, varias son las voces cerca del puerto nicoleño que ven en el consorcio una solución que revierta el alto grado de burocratización: “Lo más importante con el consorcio es que los recursos que genera el puerto se volcarían en el mismo puerto, en infraestructura, que hoy no pasa”, deslizó una de las fuentes para detallar que, en la actualidad, todo lo que se recauda va a la Provincia, a la cual hay que pedirle el giro de fondos para avanzar en obras.
“Todos esos fondos que se generan a partir del cobro de tasas y demás, con el consorcio se podrían volcar en infraestructura”, coincidió otra voz consultada para concluir, lapidaria: “Me guio por resultados y lo cierto es que el puerto está igual que hace 30 años”.