No lo confirmó y guarda en extrema reserva sus movimientos, pero María Eugenia Bielsa se mueve como candidata a la gobernación de Santa Fe. Mantiene el bajo perfil, no concerta entrevistas, pero se reúne de manera sostenida y cada vez más intensa con dirigentes peronistas, sindicalistas y referentes de otros partidos.
"Antes de fin de mes o principios de octubre habría una oficialización de la candidatura", confía uno de sus cercanos e históricos. Bielsa tiene tomada la decisión de que, si compite, lo hará para suceder a Miguel Lifschitz en una PASO dentro del justicialismo, hoy versus el senador Omar Perotti y el diputado Marcos Cleri. Se especuló que podía jugar en la intendencia de Rosario, donde concentra un alto conocimiento, pero aspira por sobre todas las cosas al Ejecutivo provincial.
“Está muy activa, muy comprometida y con una estrategia”, reveló otro de sus allegados y afirmó, por otro lado, que ella no tiene apuro en lanzase. Observa cómo el Frente Progresista y Cambiemos no cobijan candidaturas formalizadas y se pregunta por qué motivo “debiera acortar los plazos”. En Santa Fe, incluso, no se conoce el calendario electoral, suma la fuente.
Bielsa y Cleri, en las elecciones 2015. El año próximo podrían ser rivales en una PASO.
Bielsa se reúne con dirigentes de varios partidos, pero su construcción parte del peronismo. Puede e impulsa una mirada frentista de la política, pero tiene un límite infranqueable: el progresismo provincial y, particularmente, el socialismo. “Son nuestros enemigos porque el narcotráfico entró a la provincia de la mano del socialismo”, castigó semanas atrás en un encuentro que retrató Rosario/12.
A través de un "Documento para la discusión y el encuentro en Santa Fe", que reparte en cada reunión a la que asiste, la arquitecta presenta sus bases conceptuales. Habla de “campo popular” y llama a incorporar sectores del peronismo, del radicalismo, los partidos de centro izquierda, partidos federales, organizaciones de la sociedad civil, sindicatos, gremiales empresarias, de derechos civiles, de consumidores. En el plano nacional, reclama "apertura y capacidad de autocrítica" para entender las razones de la derrota kirchnerista en las presidenciales de 2015.
La ex vicegobernadora intensificó las recorridas por diversos puntos de la provincia en las últimas semanas. Puso segunda y tercera. Estuvo en Armstrong, en el sur, y pronto, cuentan, irá a Rafaela, al terruño de su hipotético contrincante Perotti. “Hay una expectativa grande, cuando aparece en escena la domina”, se entusiasma uno de sus asistentes. “Demora más en irse que lo que duran las mismas reuniones”, se ilusiona otro.
A este momento lo llama de “consolidación de la candidatura”. Se dedica a armar equipos técnicos y escuchar, sobre todo, las penurias de los santafesinos castigados por el modelo económico macrista. Ya llegará el momento del lanzamiento, si se decide. Cree fervientemente que una interna con Perotti y Cleri acaparará la atención del electorado y, “muy probablemente”, el vencedor o la vencedora quede a escasos pasos de la Casa Gris en la final.
“Nunca me fui de la política”, repite. Pero sería su regreso a las candidaturas y cargos luego de que en febrero de 2013 renunciara a la banca de diputada provincial. En esa ocasión se peleó ferozmente con Agustín Rossi y lo acusó de trazar “alianzas espurias” con el socialismo y el ex gobernador Antonio Bonfatti. Ahora, en cambio, cree que es momento de evitar el internismo y valora la potencia de los candidatos del PJ. Por eso, aseguran a su lado, que no se enfrentará en la pública a Perotti pese a, por ejemplo, no coincidir con él en lo que respecta a la postura sobre la despenalización del aborto.
En las elecciones previas, en 2011, obtuvo unos 580 mil votos, una cantidad importante de sufragios. Como medida, cuatro años después, Lifschitz sacó 584 mil para convertirse en gobernador. No hubo otra medida de Bielsa, es la última. Pasaron siete años y no perdió demasiada vigencia en la política de Santa Fe.
“Por un lado hay un buen recuerdo, asociada a atributos positivos. Por el otro, los peronistas le recriminan que se borró”, aporta un consultor político santafesino, quien cree que en los menores de 30 años hay “recuerdos vagos” sobre ella. “Es lógico, hace años que desapareció de la escena pública. Como consecuencia, a un segmento de la opinión pública le cuesta identificarla con un partido político”.