MEMORIA & BALANCE

Los CEOs se devoraron a Saturno

La crisis inflacionaria y cambiaria fue apalancada por los que auparon a Macri al poder. El Presidente los acusa de traición. Remarcación, fuga y vendettas en la familia de la patria contratista.

Elisa Carrió es mística y, para muchos en Cambiemos, imprudente y descuidada. Otros le destacan haber acertado desde el inicio en que sería el poder económico el que terminaría atentando contra la estabilidad política de un gobierno de procedencia corporativa. En las últimas horas, la líder de la Coalición Cívica volvió a la carga contra “los traidores”. Le repitió a Mauricio Macri, en persona, que hay bancos internacionales que volvieron a apostar contra su gobierno, como aquella vez en la que acusó al JP Morgan por haber iniciado una corrida fuerte. Entre frases religiosas y apelaciones bíblicas vía Twitter, Lilita le recordó al Presidente que no es momento de aflojar en la contienda contra los CEOs impuros. Y lo advirtió, como ya hizo antes empresarios de la CAME, por los gestos desestabilizadores de industriales de la UIA. Naturalmente, el Gobierno padece la semana más dura en su historia en el poder y quedó entrampado en zancadillas masivas de un Círculo Rojo que aprovechó el cúmulo de errores políticos para jugar la propia. El mayor golpe, en paralelo a la corrida, se lo dieron las alimenticias, que subieron precios a niveles récord y que se ampararon en la devaluación para suspender los envíos de mercaderías a los supermercados: “No hay precio hoy, hay que esperar a que desensille el dólar”, admitieron desde las firmas.

 

Desde su desembarco mismo en Balcarce 50, Macri desconfió de los vendedores de alimentos y bebidas. Cuando el Ministerio de Hacienda estaba bajo el ala de Alfonso Prat Gay, se mimetizó con la línea del ex JP Morgan de que la culpa era de las grandes superficies comerciales. Con el tucumano por simpatía ya afuera del gobierno, otros ministros lo convencieron de que el problema era la formación del precio de la industria. Sin embargo, avisado de una traición futura, jugó la opuesta al mito de Saturno y perdonó a sus hijos, los CEOs, en vez de devorarlos antes de que le socavaran la autoridad y le alteraran la gobernabilidad. Pero los titanes no lo perdonaron y le dieron le espalda a la compasión.

 

 

El presidente en una recorrida reciente por una planta de Molinos. La firma jugó fuerte a los aumentos en plena devaluación del peso. 

 

 

“Lo están cagando los amigos del colegio, no lo está cagando cualquiera”, se sinceró uno ministro con despacho en la Casa Rosada, graficando una situación compleja. Otros de sus amigos de la infancia, Nicolás Caputo, le advirtió que había que modificar cuestiones de la política económica y que había sectores que, más que ser afectos a los golpes políticos, estaban padeciendo serios problemas. Fue Nicky quien señaló que la arrogancia inicial de pensar que los CEOs que apostaron por él lo apoyarían sin más era inocente.

 

“No te digo un Guillermo Moreno, pero algo tenemos que hacer con los alimentos”, comentaron entre dos secretarios técnicos, de esos que trabajan con empresarios y conocen su lógica. Recuerdan el acontecimiento en el que el ex secretario de Comercio K amenazó a las alimenticias con abrir los silobolsas.

 

 

 

La mayor bronca es como Molinos Río de la Plata. “No se puede permitir lo que hicieron”, se quejan en el Ministerio de la Producción. ¿Qué es lo que hizo la firma de los Pérez Companc? Luego de haber sido eximida, vía decreto presidencial, de pagar una deuda con AFIP de U$S70 millones por cargos a las exportaciones, la principal alimenticia del país subió los precios muy por sobre la inflación y fue la nave insignia, junto a Unilever y otros pares, del congelamiento de listas de precios y entregas de mercancías antes de saber dónde terminará la cotización del dólar. En los primeros tres meses del año aumentaron sus productos casi un 25%, con picos en las primeras corridas cambiarias. Amancio Oneto, el CEO de Molinos, se sentó en la mesa de la residencia de Olivos junto a Macri cuando el Presidente convocó a varios popes de empresas para pedirles un respaldo en la lucha contra la suba de precios. Hacía minutos que la alimenticia –que ya lleva dos balances seguidos en rojo- había remarcado precios, algo que Macri supo recién horas más tarde.

 

 

Macri visitó las oficinas de Mercado Libre en una reunión con CEOs del consumo. 

 

 

En esta última corrida, Molinos pasó en las últimas dos semanas un cronograma de aumentos del 17%. Hace 7 días, subió 10% en pastas, rebozadores, arroz, bizcochuelos, yerba y aceite. Esta semana avisó un 7% más en harinas y fideos. Lo llamativo de estos últimos aumentos es que, en general, los productos secos que venden no se produjeron con el dólar a $40, sino a $20 menos. La suba hubiese sido más justificada en el caso de productos textiles importados, electrónica o juguetes. No en alimentos, que tienen escaso componente importado.

 

La pregunta del millón que se hacen en el Gobierno y hasta en los sectores corporativos que apoyan a Macri a ultranza es por qué traicionan los que traicionan. ¿Porque desconfían del Gobierno? ¿Esperaban otra cosa o se dieron cuenta de que el modelo no funciona según sus exigencias?

 

La respuesta, según recolectó Letra P, es un poco de las tres. Existe en el Círculo Rojo casi un pacto de caballeros para sostener a la alianza Cambiemos más allá de los malestares. Pero eso no incluye soportar situaciones perjudiciales para la economía de compañías que ya atraviesan crisis. Hoy, el apoyo político de los empresarios está directamente relacionado a las posibilidades de Macri de ser reelecto, como única opción de supervivencia de un gobierno con las condiciones del actual, capaz de interactuar sin histrionismo con los sectores del poder económico.

 

Para el Gobierno, semejante consideración es poco, no para el momento, sino para un largo plazo que se vislumbra con más sombras que destellos. Macri, en tanto, parece estar meditando los pasos a seguir. A fines de esta semana se lo vio golpeado en un encuentro con empresarios del consumo en las oficinas de Mercado Libre. Dejó pocas definiciones claras sobre la coyuntura y no cayó bien. Otra complicación en un vínculo sinuoso. 

 

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