“Tenemos que ganar más legisladores si queremos reforma”, gritó el gobernador Miguel Lifschitz en un acto que se realizó este martes por la noche entre funcionarios, legisladores y militantes del Frente Progresista. Así, adelantó y reconoció a la vez que el oficialismo santafesino la tiene muy difícil en la mañana de este miércoles, en la que la Legislatura provincial decidirá si habilita o no la reforma constitucional que, entre otros cambios, habilitaría la reelección del mandatario socialista.
Lifschitz exhortó a, si se cae la revisión de la Carta Magna, redoblar los esfuerzos “para que en el año 2020” el progresismo pueda conseguirlo. “Lo seguiremos haciendo hasta lograr el objetivo”, bramó el gobernador, rodeado de socialistas, radicales y otros partidos de la coalición santafesina.
En rigor, el Frente Progresista nunca logró superar los 25 votos que ostentó desde el primer momento en el cual Lifschitz lanzó su andanada reformista (y reeleccionista). Quedó siempre un poco lejos de los 34, los dos tercios de votos necesarios para sacar en Santa Fe un proyecto de esta envergadura. Ojo, “nunca se había llegado tan lejos”, recordó una legisladora. Porque lo intentaron gobernadores anteriores, tanto del peronismo como del socialismo, pero nunca superó el umbral del deseo, nunca se formalizó con el tratamiento en Diputados, como ocurrirá este miércoles.
“Con el futuro al Frente”, fue el slogan, el sello del colmado acto que se realizó en el centro cultural provincial Paco Urondo. Cuando el salón desbordaba, Lifschitz hizo su ingresó, solo con la compañía de su antecesor y actual presidente de la Cámara de Diputados Antonio Bonfatti, quien tiene ahora todos los números para sucederlo en la candidatura a la gobernación dentro del oficialismo.
De vínculo tirante, ambos saben que la única chance electoral para el progresismo es que se muestren unidos, sin diferencias. Lifschitz cosechó una imagen positiva no menor y un Bonfatti candidato lo necesitará a su lado. Por fortaleza propia, pero también para una batalla electoral 2019 que se presume muy ríspida en Santa Fe, con actores lanzados como Omar Perotti y no lanzados, pero casi, como María Eugenia Bielsa, José Corral y Federico Angelini.
“Estamos unidos, en un buen momento político”, se entusiasmó el gobernador. Mandó mensaje interno contenedor y luego se dedicó a rememorar que el peronismo de Santa Fe tuvo “muy buenos alumnos en los 90” y, sin nombrarlo, habló del senador Perotti y le recordó que fue parte de la “privatización escandalosa del Banco Santa Fe, hecho que permanece en tinieblas”.
“Estamos marcando la agenda política de la provincia”, celebró Lifschitz. Es que la “frutilla del postre”, como definió a la reforma dentro de los once años gobiernos del Frente en Santa Fe, le dio centralidad al gobernador y lo que intenta el progresismo es que continúe en esa senda, pero de la mano de otros actores.
Previamente, en el escenario, se manifestaron seis legisladores de los diversos partidos del Frente, entre los que sobresalió el radical y presidente de los ucerreístas en la provincia, Julián Galdeano. El diputado juega en Cambiemos a nivel nacional, pero trazó un encarnizada defensa del intento reformista del progresismo. “Acá son todos 'reformistas, pero', dan excusas de lo más ocurrente”, dijo el radical y ahondó en un duro mensaje hacia la oposición, el PJ, el PRO y la izquierda. “Rediscútanse para qué están. No he visto tema en la Legislatura que lleve tanto tiempo, no les interesa la reforma, tienen miedo al cambio, a cualquier cambio, tienen temor a perder una elección”, pegó Galdeano.
Lifschitz tiene este miércoles su Día D. Si no llega a los 34 votos, se le cerrará la puerta grande de la gobernación. Sabe que no los tiene y tendrá que poner la mira en otro objetivo. Se quedará con una espina grande, pero pretende mantener su centralidad en beneficio del progresismo. ¿En qué rol? Ahora comenzará a resolverlo.